La caída de un tirano
Seis meses después de que se involucrara en Libia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tomando control aéreo de determinadas zonas –"no fly zones"–, para evitar que Khadafy masacrara a sus opositores, llegó a su fin el régimen del tirano. Los rebeldes, con menor resistencia de la prevista por la fuerzas leales al régimen, lograron llegar a Trípoli, al cuartel general del "líder" –un verdadero búnker– y a la Plaza Verde, lugar de las concentraciones en apoyo a su despótico régimen. La OTAN apoyó, incluso con participación desde los puestos de mando de generales británicos y franceses, pero fueron los libios quienes tras cuarenta y dos años, lograron sacarlo del poder.
Lejos estuvieron, como vaticinó uno de los hijos de Khadafy hace unos meses, de llegar a una guerra civil; tampoco hubo una "situación de empate prolongado" como en particular hacían sentir voces críticas al rol que venían desarrollando las fuerzas de la OTAN. Si bien quedan focos de resistencia en Trípoli y en algunas zonas de esa vasta nación que sólo de costa en el Mediterráneo, donde quedan sus principales ciudades –Trípoli y Bengazi entre ellas–, tiene 1770 kilómetros, lo que a ciencia cierta puede decirse a este momento es que el régimen de Mohammar el Khadafy ha llegado a su fin.
Un nuevo momentum para la "primavera árabe", donde las nuevas generaciones, tecnología en mano, claman por libertad, por justicia, por el fin del autoritarismo bajo el cual vivieron su vida entera. Egipto, Túnez, ahora Libia, a ver qué sucederá en Siria. Narra "The Economist" que el final de la revuelta de seis meses no fue únicamente televisado vía satélite en Libia sino también informado vía mensajes de texto, ya que en cuanto los rebeldes tomaron control de la compañía estatal de telecomunicaciones en Trípoli, enviaron un texto a los millones de usuarios de celulares que decía: "Larga vida a la liberada Libia". A su vez, restablecieron de inmediato el Internet.
Cuando se inició la "primavera árabe" cité en una columna como esta a un analista que comparaba lo que empezaba a darse en esta importante región del mundo, con lo sucedido en Europa del Este dos décadas atrás con la Caída del Muro de Berlín. Así de dramáticos los cambios que este analista de asuntos internacionales veía venir. Y mencioné, entre otros que lo hicieron, que era la "Revolución Facebook" la que tumbó al pro occidental presidente egipcio, Hosni Mubarak. Jóvenes de la cultura digital con mentalidad global, con legítimas aspiraciones de superación y de progreso, empobrecidos bajo corruptos regímenes autoritarios.
"Persona que abusa del poder político y gobierna de manera despótica, sin límites legales y, generalmente, de forma corrupta y cruel", fue la definición que de la palabra tirano me dio ayer el diccionario en Google. El mensaje para los demás tiranos en el planeta, de larga o de corta data, es que el mundo cambió, que vivimos en la aldea global y que los satélites, el Internet, las redes sociales forman ciudadanos de Primer Mundo, con legítimas aspiraciones de trascender, en un mundo cada vez más intercomunicado e interrelacionado. Difícil de acá en adelante, pretender tener a los pueblos, durante mucho tiempo, confinados al ostracismo.
Tiempos no amigables para tiranos.
El autor esDirector Editorial de El Diario de Hoy.
- 31 de octubre, 2006
- 23 de enero, 2009
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- 13 de diciembre, 2011
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