Indocumentada y sin miedo
La Opinión, Los Angeles
Isabel Castillo tenía solo seis años cuando sus padres inmigraron de México a los Estados Unidos y se la trajeron con ellos. Veinte años más tarde Isabel, al igual que tantos otros, sigue indocumentada esperando una reforma migratoria que nunca llega.
A diferencia de muchos que prefieren esconderse o mentir, Isabel optó por hacer su situación pública, admitir abiertamente su situación de indocumentada y salir a las calles a manifestarse con la esperanza de encontrar una solución, no solo para ella, sino también para los miles de estudiantes extranjeros residentes en los Estados Unidos que están marginalizados por el sistema de educación universitaria.
Si bien nació y vivió los primeros seis años de su vida en Michoacán, México, Isabel dice que su hogar, su país, "el único que conozco", es Estados Unidos.
"En el estado de Virginia pasé mis últimos 20 años y aquí fue toda mi educación desde el primer grado de elementary school (escuela primaria)". Pero llegando al décimo grado de su educación, Isabel se dio cuenta de que algo la distanciaba del resto de sus compañeros. Mientras ellos empezaban a completar solicitudes para su educación universitaria, Isabel se daba cuenta de "lo complicado que iba a ser ir a la universidad siendo indocumentada".
"Yo sabía que era indocumentada desde siempre, mis padres me lo habían dicho, pero no sabía las implicaciones", explica Isabel a El Mensajero. Sus padres, de clase trabajadora, siempre le habían inculcado el estudiar, y la impulsaban a superarse para llegar a ser una profesional "porque no querían que acabe trabajando duro como ellos". Una estudiante ejemplar, Isabel se graduó de la preparatoria con un promedio de 4.0 y se encontró con la triste realidad de que "había muchas becas para las que yo clasificaba, pero todas pedían seguro social y yo no tengo", explicó.
Lejos de los libros
Abatida por esta realidad, Isabel pasó el siguiente año alejada de los libros, "durante un año trabajé como mesera, siete días a la semana, de 9 de la mañana a 10 de la noche", dijo. Hasta que descubrió que la universidad privada Menonita de su área no requería "papeles" para estudiar. Con una media beca de la universidad, más sus ahorros de toda la vida y la ayuda de muchas personas solidarias de su comunidad, Isabel pudo cumplir su sueño de estudiar en la universidad. En tres años y medio se graduó de una carrera de cuatro con un título de licenciatura (bachelor) en trabajo social.
"Después que me gradué de la universidad me encontré con la misma situación, como cuando me gradué de la high school(preparatoria). ¿Qué hago para conseguir trabajo?". Era el año 2009 y estaba en debate público el proyecto de ley conocido como Dream Act. De haberse aprobado ya, le habría dado la oportunidad de legalizarse tanto a Isabel como a otros estudiantes que llegaron al país traídos por sus padres antes de cumplir 16 años de edad. Fue entonces cuando, inspirada por las marchas de estudiantes en apoyo al Dream Act, Isabel decidió sumarse a la lucha, hacer pública su historia, admitir abiertamente su estado de indocumentada y reclamar por una reforma justa que le permitiese a ella y a otros en su misma situación salir adelante y cumplir sus metas profesionales.
Si yo no lo hago, nadie más lo va a hacer La motivación inicial para salir a pronunciarse públicamente por la causa "fue por mi vida, si yo no lo hago por mi vida, nadie más lo va a hacer", $Isabel. "Ahora es realmente por el movimiento y por los miles de jóvenes que todavía tienen miedo de salir de las sombras y decir soy indocumentado. Solo los criminales se esconden, nosotros no somos criminales, es hora de salir a las calles, es hora de manifestarnos y decir somos indocumentados y sin miedo", expresó.
Al ver la historia de Isabel relatada en las páginas de New York Times, Steve A. Privett el presidente de la Universidad de San Francisco (una institución privada, fundada por la orden de los jesuitas) decidió otorgarle a Isabel un título honorario de doctorado por su destacada labor como activista pro inmigrante. El viernes 20 de mayo, Isabel recibió dicho título en el campus de esta universidad en San Francisco. "Yo ya no tengo miedo de luchar", expresó Isabel. "Nuestras vidas como inmigrantes indocumentados están siempre en riesgo de todos modos".
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