Los gobiernos encarecen los alimentos
Irónicamente, el Banco Mundial (BM) y el FMI, durante su reunión conjunta de primavera del fin de semana pasado, se mostraron muy preocupados por el aumento en el precio de los alimentos cuando ellos, como entidades gubernamentales internacionales, son bien parte del problema.
Los precios de los alimentos aumentaron 36% en promedio en un año. El maíz (74%), el trigo (69%) y la soja (36%), mientras que el arroz se mantiene estable. Por esto, desde junio de 2010, se sumaron 44 millones a las 1.200 millones de personas que ya vivían bajo el umbral de la pobreza, que viven con menos de 1,25 dólares diarios y, si se encarecen 10% más, otras 10 millones podrían sufrir la misma suerte, asegura el BM, según el cual los niveles ya rozan los de la crisis de 2008.
"La mayor amenaza para los pobres son los altos precios", aseguró el presidente del BM, quién recibe un suculento sueldo pagado con los impuestos de estos hambrientos. Para el BM, algunas de las causas son el aumento en el costo del petróleo debido a las revueltas en el mundo árabe, las malas cosechas en Rusia y Australia, las limitaciones a las exportaciones de los países productores, el mayor aumento de la producción de biocombustibles y menores reservas. Y propone "programas de ayuda", levantar las limitaciones a las exportaciones y regulaciones menos estrictas para el uso de biocombustibles, a la vez que pide más inversiones en el sector agrario.
No cabe duda de que los gobiernos son los principales responsables. Por ejemplo, muchos subsidian a los biocombustibles provocando un aumento en la demanda de los granos necesarios para producirlos. Además, las muy bajas tasas de interés que sostienen los bancos centrales, de buena parte de los gobiernos occidentales, provoca que los inversores especulativos se vuelquen a los commodities aumentando su demanda.
Como acciones directas, lo gobiernos provocan una suba en el precio de los alimentos al imponerles trabas a la exportación e impuestos que sirven para solventar, entre otras cosas, obras públicas, políticas "sociales" (pura demagogia), organismos internacionales como el BM y el FMI y, nada menos que armas.
La crisis económica frenó la carrera armamentista global, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz (Sipri, en inglés), con un aumento de 1,3% respecto a 2009, cuando desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el crecimiento rondaba el 5%. El mundo gastó la friolera de US$ 1,63 billones, en 2010.
Los más pobres, más aumentaron, África 5,2% y América del Sur, con un total de US$ 63.600 millones, fue donde más creció, 5,8%, el gasto militar. Brasil, en su afán de ser potencia global, aumentó sus erogaciones 9,3% hasta llegar a los US$ 33.500 millones. En Perú creció 16%, mientras que Argentina incrementó sus gastos militares 6,6%, siendo Venezuela el contra caso ya que, debido a la fuerte crisis económica, redujo su gasto militar en 27,3%, según Sipri, aun cuando durante los últimos cuatro años compró armas rusas por US$ 11.000 millones.
EEUU, que desde 2001 aumentó 81% su gasto militar, con US$ 698.000 millones, continúa a la cabeza con el 43% del total mundial, aunque las compras aumentaron menos en 2010, 2,8%. Los erogaciones militares también se redujeron en Europa, 2,8% y en Asia, 1,4%, a pesar de que China, el segundo gastador global, con un total de USS 119.000 millones en 2010, los aumentó 3,8%.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
- 10 de junio, 2015
- 3 de julio, 2015
- 6 de mayo, 2013
- 14 de septiembre, 2015
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