Guatemala: Divorcio y liderazgo moral
El Periódico, Guatemala
La importancia de la familia como base de la sociedad es algo reconocido por todos. En el preámbulo de nuestra Constitución se reconoce a “la familia como génesis primario y fundamental de los valores espirituales y morales de la sociedad”. Es en la familia en donde el ser humano se forma como persona y aprende los principios y valores que luego pondrá en práctica en la sociedad. A lo largo de la historia y de las culturas, las familias han sido el medio a través del cual se transmiten valores como el respeto a la vida, justicia, responsabilidad, honestidad, etcétera. ¿Qué tiene que ver el divorcio de la pareja presidencial con todo esto? Según ellos, nada. Doña Sandra se divorcia por su amor por Guatemala.
El presidente Colom lo acepta por el amor a su futura ex esposa. Si el objetivo del divorcio es proteger a los programas sociales que buscan recuperar o robustecer la capacidad de las familias como eje del desarrollo social, que Torres y Colom pongan a su familia en segundo plano descalifica la intención que dicen tener. En el caso de Torres, dicho divorcio hace dudar de su verdadera preocupación por las familias. ¿Qué puede esperarse de un líder político que pone a su familia en lugar secundario frente a otros intereses?
Por más que justifiquen su decisión en función del amor que dicen tener por Guatemala, resulta difícil creerles. Por más que justifiquen su decisión en función de los programas sociales que apoyan a las familias, resulta difícil creerles. Muchos de los problemas que preocupan a la ex pareja presidencial tienen una raíz profunda en circunstancias de la vida familiar:
desintegración del hogar, maltrato infantil, abuso de los hijos, violencia doméstica, etcétera. Cuestión de la cual no puede desentenderse ninguna persona que pretenda ser líder de un país. Anteponer cualquier valor por encima de la propia familia es razón suficiente para dudar del compromiso con la familia de quien haga tal cosa. Más allá del discurso y de los programas de apoyo monetario a la familia están los fundamentos morales de una sociedad. Un verdadero líder debe estar dispuesto a realizar cualquier esfuerzo para defender a la familia. Empezando, por supuesto, con su propia familia.
Por más que se diga que lo hace por “amor a todos los guatemaltecos”, la familia siempre es lo primero. Como dice Robert Coles, ganador del Premio Pulitzer, las lecciones morales de un verdadero líder son “apropiadas por los demás, afirmadas, sentidas y aceptadas como parte rutinaria de la vida en comunidad”. Lo que atestiguamos hoy en Guatemala, a lo mejor, llega a liderazgo político. De liderazgo moral no tiene muy poco.
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