Premio Nobel de la Libertad 2010
La semana pasada se entregaron varios premios Nobel en Estocolmo, Suecia. Además de los premios científicos y técnicos, también se entregó el Premio Nobel de Literatura, el cual correspondió al famoso escritor peruano-español Mario Vargas Llosa.
Mario Vargas Llosa ha sido, y sigue siendo, un prolífico escritor, cuyas obras han sido leídas por millones de personas tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo. Sus clásicos La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965), Conversación en La Catedral (1969) y Pantaleón y las visitadoras (1973), son acompañados por obras más recientes como La Fiesta del Chivo (2000) y El sueño del celta (2010). Su aporte al realismo social y la literatura hispanoamericana además abarca hoy obras de trascendencia universal.
Su hermoso discurso para el Premio Nobel ha sido por sí mismo una obra literaria titulada "Elogio de la lectura y la ficción", donde Vargas Llosa recorre su vida desde su nacimiento en Arequipa, su educación precoz en Cochabamba, sus diversos aprendizajes en varias partes de Perú, sus viajes a París y Barcelona, y su transformación en un "ciudadano del mundo" después de haber vivido y trabajado en países tan diversos como Alemania, Brasil, EEUU, Inglaterra y la República Dominicana.
En su "Elogio de la lectura y la ficción", Vargas Llosa también hace un recorrido por la evolución de su propio pensamiento político, comenzando con sus ideas marxistas juveniles que abandonó finalmente después de saber más sobre las tragedias reales en Cuba, China comunista y las antiguas Checoslovaquia y Unión Soviética. Desde entonces, él se define como demócrata y liberal, y denuncia valientemente la plaga de los nacionalismos y las dictaduras, tanto de derecha como de izquierda. Su visión a largo plazo le permite ver una mejora importante en la situación de Latinoamérica, y piensa que hoy "padecemos menos dictaduras que antaño, solo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua".
Por otro lado y en otro lado (Oslo, Noruega), se celebró el Premio Nobel de la Paz en ausencia del galardonado Liu Xiaobo, quien permanece preso en China por 11 años, en su cuarto encarcelamiento por la defensa de los derechos humanos. Su silla permaneció vacía, lo cual no había ocurrido desde 1935 cuando Hitler también impidió que un pacifista alemán recibiera dicho galardón. Todo esto debería ser una gran vergüenza para China, pues Liu Xiaobo es el primer chino, residente en su país aunque encarcelado, que ha recibido un Premio Nobel. Mayor vergüenza todavía es la comparación con el totalitarismo de la Alemania de Hitler, así que todas las noticas sobre el primer Premio Nobel chino han sido censuradas rigurosamente por Pekín.
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