Cada vez más lejos del liberalismo: Estados Unidos gastó más de un billón de dólares en sus guerras

Desde Platón y Tucídides, pasando por Cicerón, San Agustín y Sun Tzu, llegando a Hobbes, Maquiavelo y Kant para terminar en Clausewitz y Morgenthau. Los más lúcidos filósofos, sociólogos y politólogos del mundo han teorizado sobre el uso (y abuso) de la guerra. Pero hasta ahora nadie la había cuantificado. Fue el Congreso de Estados Unidos el que elaboró un extenso documento titulado “Costos de las más grandes guerras estadounidenses”, donde se le ponen números a la tragedia militar.
El riguroso estudio, al que accedió PERFIL en exclusiva, fue confeccionado el 29 de junio y allí se informa los gastos que Estados Unidos tuvo desde la Guerra de Independencia hasta las incursiones militares post 11-S. En el trabajo se indica que la Guerra al Terrorismo –incluye las invasiones a Afganistán e Irak– les demandó a los norteamericanos un total de 1,147 billón de dólares, superando a la Guerra de Vietnam, que tuvo un costo de 738 mil millones de dólares.
El multimillonario derroche militar norteamericano en la lucha inaugurada por George Bush equivale al 1,5 billón de dólares que todo el mundo gastó en armamento el año pasado, pero sigue estando muy lejos de lo que Estados Unidos tuvo que “invertir” en la Segunda Guerra Mundial. La confrontación más grande del siglo pasado fue la Segunda Guerra Mundial, en la que Estados Unidos gastó más de 4 billones de dólares.
Se trata, no obstante, de una cifra que tuvo su “retorno”, según explicó el siempre alerta Eric Hobsbawm en su Historia del Siglo XX, donde el historiador británico advierte que Estados Unidos disfrutó de una posición dominante desde que emergió triunfador tras la caída del nazismo, y pudo articular la economía internacional a su propia imagen y semejanza.
Es que si la justificación de la guerra abrió siempre un profundo debate, mucho más ardua es la discusión cuando se le agregan los dólares usados para matar. Porque como alertó Alex Bellamy en Guerras justas, desde Cicerón a Irak, los estados siempre estuvieron dispuestos a invertir en la guerra.
Eso ocurrió desde la paradoja del cristianismo, que se había opuesto a las guerras hasta formar parte del Estado romano; la complejidad que planteó el advenimiento del feudalismo por la multiplicación de soberanos que declaran guerras; y la aparición de las reglas de la caballería y el devenir de las cruzadas, mucho antes de que Occidente atribuyera al Islam el monopolio de las “guerras santas”.
Pero la discusión actual es mucho mayor cuando se escucha a Barack Obama caer en la contradicción de aceptar el Premio Nobel de la Paz jurando que “a veces” las guerras son necesarias.
Se trata del mismo presidente que llegó prometiendo cambio pero que permitió que, con 661 mil millones de dólares gastados sólo el año pasado, Washington siga siendo el principal inversor mundial, gastando uno de cada tres dólares que todo el planeta destina a gastos militares. Es necesario sumar a varios países para alcanzar la cifra que gasta uno sólo: Estados Unidos.
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