Chávez: Un discurso anticapitalista que choca con la realidad
CARACAS.- Es el grito de batalla del presidente Hugo Chávez en el campo económico, y lo proclama con mayor intensidad mientras Venezuela sufre una recesión: "¡Vamos a enterrar el capitalismo venezolano!".
Sin embargo, crear una economía socialista ha sido uno de los objetivos más esquivos de Chávez, un claro ejemplo de la desconexión entre la retórica del gobernante y la realidad sobre el terreno. De hecho, el sector privado todavía controla dos tercios de la economía de Venezuela, una proporción semejante a la que había cuando Chávez fue elegido en 1998.
Las razones son tanto políticas como prácticas: Chávez sabe que la mayoría de los venezolanos desaprueba un control estatal al estilo cubano y su gobierno está lejos de ser capaz de administrar una mayor parte de la economía.
Chávez "básicamente reconoce que en los tiempos que corren y en una economía global… el completo control del Estado acaba por condenar al país", dijo Michael Shifter, analista de Diálogo Interamericano, con sede en Washington. Por ello, lo que ha hecho es nacionalizar empresas selectivamente, crear supermercados estatales y promover empresas administradas por los trabajadores, mientras trata de convencer a los venezolanos de las bondades de su difuso "socialismo del siglo XXI". Pero es difícil venderle tal idea a un país adicto al consumismo. Los centros comerciales están llenos de venezolanos que contemplan camisas Lacoste, pantalones Guess y bolígrafos Mont Blanc. Las ventas han disminuido por la recesión, pero casi todo el mundo parece tener un BlackBerry, y el whisky escocés fluye en restaurantes de lujo por el equivalente de 110 dólares la botella o más.
Y mientras Chávez intensifica sus diatribas anticapitalistas, ha tenido que defenderse ante uno de los mayores escándalos de su gestión: una distribuidora estatal de alimentos, Pdval, dejó que más de 2700 contenedores de arroz, harina de maíz, leche, pollo, carne y otros alimentos caducaran o se descompusieran en los puertos. Un ex presidente de Pdval y otros dos gerentes han sido detenidos. Es el clásico ejemplo de los problemas que aquejan a una economía estatista.
En una revisión de cerca de 15 empresas estatales, Richard Obuchi, economista del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), en Caracas, encontró que todas "estaban produciendo muy por debajo de las metas o de su capacidad de producción". La gran mayoría de las empresas estatizadas ahora dependen de subsidios del gobierno, dijo.
Los trabajadores de Puerto Cabello, donde se encontró gran parte de la comida en mal estado, afirman que seis de las ocho grúas del mayor puerto comercial del país están fuera de servicio y que el ritmo de descarga de mercaderías ha disminuido desde que el gobierno tomó el control de las instalaciones a comienzo de 2009. Las importaciones de alimentos han aumentado a medida que el gobierno se ha apoderado de tierras agrícolas, y la escasez periódica de productos como la leche, la carne y el azúcar han surgido en los últimos años.
"Ellos no tienen capacidad para gerenciar ninguna empresa", dijo Rafael Dávila Guaricuco, un operador de grúa. "Están destruyendo todo."
Chávez elogia los precios bajos de los subsidiados supermercados estatales, que son parte de sus intentos para contrarrestar la inflación de 31 por ciento. Desde 2007, el presidente venezolano ha nacionalizado y expropiado empresas de sectores que considera estratégicos: petróleo, cemento, telecomunicaciones, electricidad, acero y alimentos.
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