La promesa de un Yuan «libre» es sólo eso: una promesa
En vísperas de la reunión del G20, y cuando el enemigo número 1 de los Estados Unidos ha pasado a ser British Petroleum, el gobierno de Hu Jintao ha cedido, en parte, a las presiones globales –cuyo principal interesado sigue siendo la Casa Blanca– para que el gigante asiático aprecie su moneda o, al menos, la deje fluctuar libremente. A partir de ahora, China hará más flexible al yuan de forma gradual, si bien los analistas no toman demasiado en serio que esta promesa tome cuerpo de inmediato. Al menos esta fue la lectura que hizo el mundo del anuncio de Pekín: si bien está listo para terminar con el tipo de cambio fijo frente al dólar que ya lleva 23 meses, de todas formas el cambio no será radical.
A priori, el anuncio bien podría ser sólo eso: ya en julio de 2005, el banco central chino había emitido una declaración similar al revisar los reglamentos básicos de su sistema de tipo de cambio luego de revaluar al yuan, o renminbi, en un 2,1 por ciento frente al dólar. En aquél entonces, la presión de Estados Unidos para reducir su déficit comercial provocado por el bajo valor de las exportaciones chinas y el nulo impacto comercial de las compras del gigante asiático en la economía estadounidense se mantenían en terreno baldío.
Posteriormente, y como consecuencia de gestiones europeas, el país asiático informó que había cambiado a un tipo de cambio flotante controlado basado en el mercado de suministro y demanda con referencia a una canasta de divisas, a fin de reemplazar el sistema único de tipo de cambio, mientras que el banco central anunció una valoración diaria del yuan.
Sin embargo, y ante la amenaza de una recesión global ocasionada por la potente crisis financiera de Estados Unidos, Pekín suspendió el sistema flotante regulado en el 2008, fijando nuevamente la moneda frente al dólar, en un intento por proteger su economía. Por aquél entonces el dólar se apreció primero (como reacción a la volatilidad general de los activos) y posteriormente se depreció frente al euro hasta llegar a un nivel de u$s 1,50 por euro. Sin embargo, a pesar de los pedidos de EE.UU., los funcionarios chinos, incluyendo al presidente Hu Jintao, maquinaron promesas de que continuarían con las reformas al yuan iniciadas en el 2005. Nada de todo esto pasó hasta ahora.
Hoy al yuan se le permite fluctuar libremente en un 0,5 por ciento por día frente al dólar a partir de un punto de referencia basado en los mercados y establecido por el banco central. En la cotización real, el yuan casi siempre ha sido mantenido dentro de un 0,15 por ciento del promedio del dólar. A la vez, la banda de cotización diaria del yuan frente a otras divisas importantes es establecida a más o menos el 3 por ciento de la base de referencia diaria. En la entidad monetaria han señalado que el dólar, el euro, el yen y el won surcoreano son las principales monedas en su canasta, si bien hasta ahora esto no ha provocado grandes cambios.
Julián Guarino es subeditor de Finanzas & Mercados.
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