La libertad necesita algo más que tecnología
Esta primavera se cumplen 21 años de que cientos de miles de estudiantes inundaran las calles de Pekín, Shanghai y otras ciudades chinas para protestar por la represión comunista y reclamar una mayor libertad y reformas democráticas. Las impresionantes manifestaciones despertaron un acusado interés global – interés que el régimen trató de calmar bloqueando las transmisiones de las cadenas de televisión internacionales, ordenando a las redes occidentales detener la cobertura, y arrestando a varios periodistas.
Pero el gobierno pasó por alto las tecnologías entonces relativamente novedosas de comunicación de la telefonía móvil y el fax. En palabras de Sharon Shahid en una retrospectiva organizada por el Newseum el año pasado, "Los reporteros evitaron la censura informando por el teléfono móvil. Los estudiantes del movimiento prodemocracia de China mantuvieron el flujo informativo gracias a los faxes y las conexiones del correo electrónico. La tecnología logró abrir la represión china al mundo, a pesar de la censura del gobierno". La misma tecnología permitió al mundo responder, dando a los manifestantes el inestimable apoyo moral.
A raíz del levantamiento chino y la caída del telón de acero más adelante ese mismo año, muchas voces exaltaban el poder de la tecnología – y de la globalización impulsada por la tecnología – a la hora de extender la libertad y minar a los regímenes autoritarios. Dos décadas después, muchos siguen elogiando la capacidad de las tecnologías de la información de alumbrar una mayor libertad – sólo que las innovaciones técnicas que se celebran ahora son las de internet, los mensajes sms y las aplicaciones de redes sociales como Twitter o Facebook. Los comentarios en Twiter de miles alimentaron la "Revolución Verde" desencadenada a tenor de las elecciones celebradas el año pasado en Irán, y activistas pro-democracia de Vietnam a Venezuela están utilizando internet para denunciar la represión, denunciar la corrupción del gobierno y defender los derechos humanos." Internet es el regalo de Dios a China", decía exultante el disidente Liu Xiaobo hace un año."Es la mejor herramienta del pueblo chino en su proyecto de zafarse de la esclavitud y luchar por la libertad".
En los agitados días posteriores a las elecciones de Irán en 2009, los manifestantes utilizaron Twitter para eludir la censura oficial y difundir información en tiempo real
Ojala fuera verdad. Ojala los milagros de la comunicación tecnológica fueran de verdad la panacea contra la dictadura y la brutalidad del gobierno. Pero los faxes no impidieron que los dictadores de China enviaran los tanques para aplastar el movimiento democrático de 1989 en la Plaza de Tiananmen, y Twitter no ha debilitado el poder de los mulás en Irán. En cuanto a Liu Xiaobo, fue declarado culpable de "subversión" en diciembre y condenado a 11 años de cárcel.
A pesar de todas las maravillas que posibilita, las tecnologías de la información son sólo una herramienta, y como todos los instrumentos se pueden utilizar para promover la causa de la libertad, o para oponerse a ella. Este fue el tema aleccionador de una conferencia sobre ciber-disidentes organizada en Dallas la semana pasada por el Instituto George W. Bush en colaboración con la Freedom House, la conocida organización de derechos humanos. La conferencia reunió disidentes online procedentes de un surtido de países autoritarios o no libres – China, Siria, Venezuela, Rusia, Cuba e Irán -, así como expertos en estrategia en la red, resistencia no violenta o relaciones internacionales.
Siempre es estimulante encontrarse con personas que ponen en peligro su seguridad y libertad para hablar claro al poder, y los disidentes reunidos en el campus de la Universidad Metodista del Sur no fueron una excepción. Ahed al-Hendi , un joven activista anti-gobierno secuestrado por el Mujabarat sirio – la policía secreta – mientras blogueaba desde un cibercafé, pasó 34 días en una celda de 3×5 pies. El disidente ruso Oleg Kozlovsky (que fue trasladado a Europa y se conectó a la conferencia a través de Skype), ha sido repetidamente detenido y llegó a ser llamado a filas por el ejército ruso en 2007 con el fin de frustrar sus actividades en favor de la democracia. En palabras del ex Presidente Bush en la apertura de la conferencia, "son personas que se niegan a aceptar la ausencia de libertades".
Los disidentes y los demás oradores intercambiaron historias de guerra y discutieron las formas en que se puede usar la cibertecnología para movilizar apoyos y compartir información, pero recorrer el programa entero producía la impresión Dickensiana de que los disidentes viven hoy en los mejores tiempos y en los peores: la proliferación de las redes sociales facilita más que nunca que los defensores de la libertad organicen la oposición y reciban información del mundo exterior, pero esa misma tecnología virtual dota a los gobiernos represores de nuevos métodos de censura, vigilancia y desinformación.
Lejos de provocar el advenimiento de una edad de oro de la democracia liberal, comentaba James K. Glassman, antiguo Subsecretario de Estado para diplomacia pública en representación del Instituto Bush, la era de internet ha coincidido con "una recesión de las libertades". Las aplicaciones de la web 2.0 han catalizado la llegada de un "Autoritarismo 2.0".
Internet, en suma, no va a liberar a hombres y mujeres. Es, más bien, sólo el último escenario en el que aquellos que anhelan la libertad deben luchar por ella – y en el que el resultado nunca está garantizado.
- 3 de julio, 2025
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