Protestando de los que protestan
Por Cal Thomas
“Ya estoy cansada de la gente que dice que si uno debate y no está de acuerdo con esta administración, uno no es patriótico, y debemos ponernos en pie y decir, ‘Somos estadounidenses y tenemos el derecho a debatir y a disentir de cualquier administración’”.
¿Dijo esto un protestador de los “tea party” buscando arengar a los blancos e incitarlos a la violencia? No, eso lo dijo Hillary Clinton en el 2003. La administración que ella estaba criticando era la de George W. Bush.
Ella tenía razón. Una protesta puede ser patriótica y nadie debe considerarse menos estadounidense porque esa persona se oponga a las políticas de una administración en particular.
Pero ahora que el zapato está en el otro pie, no oímos decir que protestar sea patriótico. En cambio lo que oímos de parte de la izquierda es que es peligroso y que podría llevarnos a otro Timothy McVeigh dinamitando un edificio federal o tratando de asesinar a un presidente.
La izquierda inventó el moderno movimiento de protesta. Yo recuerdo haber cubierto algunas de las demostraciones contra la Guerra de Viet Nam a fines de la década de 1960 y principio de la de 1970. Los conservadores estaban de parte de los soldados estadounidenses en Viet Nam. Ellos criticaban a los críticos de los presidentes Johnson y Nixon. Los conservadores opinaban que no era patriótico criticar a un presidente que luchaba contra los comunistas. Muchos conservadores apoyaron a Nixon casi hasta el final en el escándalo de Watergate. Algunos dijeron que no era patriótico despreciar al presidente de los Estados Unidos y que los medios informativos y los enemigos de Nixon estaban conspirando para “acabar con él”. Esto suena como las acusaciones de “conspiración de la derecha” que la izquierda moderna está haciendo contra los conservadores.
En aquella oportunidad nadie sugirió que los que protestaban alentaban mentes enfermas que pudiera llevar a un atentado contra la vida de un presidente.
Gente como William Ayers, Tom Hayden, Eldridge Cleaver, Sam Brown y Jane Fonda, y grupos como el SNCC, eran visto por los medios informativos importantes y por los comentaristas de cultura liberal como individuos que estaban practicando la libertad de expresión y de reunión, aunque a veces esa reunión se hiciera violenta. El viaje de Fonda a Hanoi fue tratado por algunos de la izquierda como una protesta legítima.
Muchos de la izquierda explicaban que las protestas –aun cuando se hicieran violentas– eran el resultado de emociones reprimidas causadas por una guerra “ilegítima” sobre la cual los manifestantes no podían hacer algo y por eso tenían que protestar a veces en formas extremas. Ahora, cuando la derecha se irrita por algo que ve como el sistemático desmantelamiento del país mediante impuestos más altos, desperdicio de fondos (por ambos partidos) y sordera, se supone que está preparando el escenario para el próximo Timothy McVeigh y es de alguna forma algo ilegítimo y fuera de las normas constitucionales.
Si a usted no le gusta la política del Presidente Obama, entonces usted es un racista que está preparándolo para ser asesinado por un neo-Nazi que está esperando a la derecha para tener suficiente inspiración. Usted debería estar tranquilo y aceptando todo porque lo que Obama quiere es lo mejor para todos los estadounidenses.
Si a usted no le gusta lo que están haciendo las cortes –legitimando comportamiento que antes se llamaba pecado antes de que la palabra cayera en desgracia– usted es un loco fundamentalista que quiere imponer su religión en el país.
Si usted cree que los Fundadores querían restringir el poder del gobierno federal y que los impuestos a su trabajo e iniciativa son muy altos, usted es una persona avariciosa, indiferente, que no piensa en los pobres y necesitados. Si usted cree que muchos de los pobres y necesitados hicieron decisiones equivocadas en sus vidas que contribuyeron a su pobreza, y que haciendo las decisiones apropiadas ellos podrían mejorar sus circunstancias, esto demuestra que usted es insensible, crítico y un fanático religioso.
Con estas ideas, todo lo que hace el gobierno cuando está dirigido por izquierdistas (no por conservadores) es noble, correcto y bueno. Si usted está en desacuerdo con algo, usted se opone a Dios, aunque, claro está, para la izquierda Dios no es real. El gobierno es Dios.
La izquierda muy convenientemente se olvida de gente como el apóstol del poder negro de la década de 1960 H. Rap Brown, que dijo, “La violencia es tan norteamericana como el pastel de cerezas”. No, no lo es, pero la protesta pacífica sí lo es.
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