Cuando la ignorancia tiene poder
El año pasado, el presidente de Bolivia, Evo Morales estremeció a la opinión pública y “enmudeció” al círculo académico cuando manifestó, luego de un viaje por Europa, que sus antepasados bolivianos habían luchado contra el imperio inglés, y más ambiciosamente, contra el imperio romano, y que esto había permitido la decadencia de aquellas sociedades.
Sin embargo, hace algunos días, en la “cumbre” climática de los pueblos en el departamento de Chocabamba, el gobernante nuevamente deslumbró con su ignorancia supina y vergonzante, al manifestar que los transgénicos son los responsables de la homosexualidad y de la calvicie. Según Evo, las hormonas femeninas, injertadas en las aves comercializadas, causan “desviaciones en los hombres”.
Esto desató una ola de críticas local y externa desfavorable, calificando al ex dirigente cocalero de homofóbico y dogmático. Lo principal de la exposición, pero que quedó como agregado, fue la referencia al sistema capitalista, del cual señaló que trajo “inanición y desigualdad en todo el mundo”, olvidando que el capitalismo fue el mejor sistema político-económico que permitió un gran despliegue de la capacidad humana para el desarrollo de las sociedades.
El capitalismo erradicó la pobreza y el hambre en varias partes del mundo y dio lugar a la extinción de las desigualdades, permitiendo que la competencia se impusiera y desatara mayores progresos materiales.
Pero la ignorancia del presidente socialista no termina allí, embarrando más su “prestigio”, aseguró que la bebida Coca-Cola servía para “destapar tuberías en la limpieza de inodoros”, porque aquella poseía un químico, causante, además, de malestares en el ser humano.
Agregando más embrollo a su discurso, expresó también que los “medicamentos occidentales” curan algunos males, pero provocan otros.
Sin embargo, lo más impactante, y que pasó un poco desapercibido, fue que Evo aseguró que los derechos de la “madre Tierra” son más importantes, incluso, que los propios derechos humanos, relegando así los inalienables derechos fundamentales del individuo por los de su creencia, en la “Pachamama”. “Ahora es más importante defender los derechos de la madre Tierra que defender los derechos humanos, defendiendo los derechos de la madre Tierra, defendemos los derechos humanos”, expresó. A esta nueva teoría se adhirió el escritor xenófobo y revanchista uruguayo Eduardo Galeano.
Hasta el momento, no existe una sola demostración empírica que vincule homosexualidad con “transgénicos”; no hay pruebas concluyentes sobre el cambio climático producido por el hombre; tampoco se descubrió (y esto desde que nació en la década 80 del siglo XIX) que la Coca-Cola tuviera un químico que pudiera “destapar tuberías” y que causara intoxicaciones o enfermedades en los seres humanos.
La carga de prueba recae sobre aquellos que afirman tener la verdad sobre las cosas. Es Evo Morales quien tiene que presentar argumentos a favor de todo su discurso, que además estuvo saturado de una alta dosis de racismo y verticalismo.
Lo más terrible es que toda esa ignorancia del gobernante se ve reflejada en su gobierno. La administración ejecutiva del Partido del Movimiento al Socialismo (MAS), con el fin de imponer un sistema estatista, casi totalitario, persigue a la oposición, que tampoco es muy buena, nacionaliza empresas y cambia el marco jurídico para beneficiar al poder, antes que a los ciudadanos.
Lo lamentable no recae precisamente en la estrechez intelectual de Morales ni en su defensa a la Pachamama, sino en su accionar belicoso, unilateral y enfermizo que impone.
Cuando la ignorancia está en el poder, el caos reina y se establece el miedo; se puede perseguir a la prensa, se puede acallar a la oposición, se puede descuartizar las libertades individuales y se puede elevar a la “tierra” a los cielos celestiales, relegando nuevamente al individuo.
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