Revolución en los EE.UU.: Los 10 pasos al poder absoluto

Revista Electrónica Guaracabuya
1- La cuantía de deuda en la que está incurriendo nuestro gobierno nos llevará inevitablemente a la bancarrota, la insolvencia y conducirá a la destrucción de nuestro sistema capitalista de empresa privada. La administración y la mayoría en Congreso saben esto muy bien.
2 – Esto por supuesto provocará una convulsión social, caos, violencia, restricciones a la portación de armas y la represión de parte del gobierno. Aquellos que critiquen las acciones gubernamentales serán tildados de racistas, elitistas, extremistas y fanáticos peligrosos.
3 – Al final, los ciudadanos del este país estarán en cuanto a su trabajo y recursos en general a merced de un gobierno federal todopoderoso. Y como buen marxista, la repuesta pre-elaborada del Presidente a los fracasos y dificultades actuales y futuras-que en realidad tanto para él como para sus allegados y afines son éxitos-será la de que estos fracasos derivan exclusivamente de los errores cometidos antes de su llegada al poder, que son cuestiones fuera de su control, o que sencillamente son la culpa de otro.
4 – Al Presidente no le importa quién pudiera recibir el crédito por los logros o éxitos, dado que el plan, la teoría a implementar es el socialismo, el comunismo, el fracaso. Para implementar el socialismo se tiene que producir el fracaso de las instituciones existentes. En una sociedad próspera los ciudadanos tienen la oportunidad de luchar contra la injusticia. Cuando los marxistas llegan al poder el objetivo es hacer fracasar y destruir a las instituciones que aseguran las libertades y el bienestar de la población. Los marxistas saben que para resistir los ciudadanos necesitan recursos. Los desempleados, los pobres y los hambrientos son una oposición fácil y débil, especialmente si están controlados por fuerzas de choque comunitarias que se encuentran ingentemente financiadas por el gobierno federal, siendo en realidad frentes para proteger y asegurar la revolución marxista. Yo escuché al candidato Obama en un discurso en Colorado en julio de 2008 cuando propuso una “National Civilian Security Force”, o sea una Fuerza Civil para la Seguridad Nacional, donde proponía que esta fuerza fuese más poderosa y estuviese mejor financiada que todas las fuerzas militares de los EE.UU.. Yo sabía exactamente qué mensaje estaba transmitiendo.
5 – Cuando la empresa privada y las instituciones financieras se derrumben, el gobierno federal controlará todos los aspectos de nuestra economía y por ende de nuestras vidas cotidianas. Por lo tanto, el gobierno decidirá cuáles serán los salarios apropiados, los beneficios y las posiciones de poder de los ciudadanos. Adicionalmente, con el pretexto de recortar costos, el gobierno fijará los precios de los productos y servicios que estime son “esenciales”. Nuestro sistema de libre mercado, crucial para garantizar nuestras libertades más básicas, dejará de existir.
6 – La libertad de prensa y la libertad de expresión son fáciles de controlar. Como ya la empresa privada se habrá llevado al fracaso a las estaciones de radio y televisión y los periódicos tendrían que ser subsidiados por el Estado, éste empleará y subsidiará a personas y organizaciones leales a la postura oficialista. No se precisará sancionar la renovación de la “Fairness Doctrine” porque ya a estas alturas existirá un solo punto de vista en la prensa nacional.
7 – La revolución marxista está así casi asegurada. Solo harán falta tres cosas para implementar el poder absoluto, a saber: controlar la Corta Suprema de Justicia, los derechos de los estados y el control de las Fuerzas Armadas.
8 – Controlar la Corte Suprema de Justicia no sería tan difícil. En las sociedades marxistas, los ciudadanos muchas veces enferman misteriosamente o se vuelven increíblemente adinerados al tiempo que simultáneamente “cambian” de posición política. Si por alguna razón, uno o dos de los Jueces indicados se retirasen voluntariamente o “involuntariamente”, la base legal para la tiranía sería una realidad.
9 – Con respecto a los derechos de los estados, la asunción más lógica es pensar que siendo los estados entidades independientes del gobierno federal, al observar que se aproxima la tiranía, decidan desligarse de la Unión Americana, en especial aquellos estados que votaron en contra del actual presidente Obama en las elecciones del pasado año. Si yo pensase como un marxista, compararía esta movida con la del movimiento de los derechos civiles llevado a cabo por los estadounidenses negros en los 60's, cuando el presidente era John Kennedy y el fiscal general de la república era su hermano Robert Kennedy. Argumentaría que los gobernadores y los ciudadanos de estos estados son racistas, burgueses y elitistas adinerados que no aceptan la nueva “realidad social” del país y que al separarse de la Unión están actuando de manera egoísta y anti-estadounidense (“Un-American”). De nuevo, pensando como un marxista, enviaría tropas federales o nacionalizaría las fuerzas policíacas del estado que desee separarse de la Unión. Estaría preparándome y estudiando el proceso de junio de 1963 cuando Alabama se enfrentó al presidente Kennedy y a la Unión Americana. La violencia va a llegar a su mayor punto cuando los estados se enfrenten al gobierno federal.
10 – La jugada final sería la de controlar a las Fuerzas Armadas más poderosas del mundo, las de los EE.UU.. Legalmente, el Presidente de los EE.UU. es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, por lo cual sería relativamente fácil para él remover de sus mandos a ciertos oficiales, retirar a otros y hacer movidas tácticas que dificulten que se produjese un levantamiento, tal como la creación de un ejército centralizado con una sola cadena de mando que controlaría a todas las fuerzas que hoy se encuentran descentralizadas. El Congreso sancionaría leyes que exigirían que los ejércitos y fuerzas policiales, tanto estatales como federales, tuviesen que realizar nuevos cursos sobre sus nuevas responsabilidades en la defensa de la naciente “revolución social”. Se crearía una escuela de adoctrinamiento para las entidades armadas donde estos efectivos serían concientizados respecto de la nueva “realidad social”. Cuando se llegue a este punto, entonces todas las armas y municiones serían controladas por el gobierno federal.
Los ciudadanos de este país han gozado de sus derechos y libertades individuales por más de 200 años. Muchos han combatido en tierras extranjeras y han muerto para proteger esas libertades, y muchos harán lo posible e imposible para que esos sacrificios no sean en vano. Los EE.UU. saldrán adelante y los buenos ciudadanos de este país preservarán su grandeza y su modo de vida para ellos y para las futuras generaciones.
Elias Seife es Co-editor, co-fundador y webmaster de la Revista Electrónica Guaracabuya (www.guaracabuya.org), órgano oficial de la Sociedad Económica de Amigos del País.
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