Argentina: Un feriado señalado con rojo

Tanto costó a los Padres de la Patria formar por medio de una constitución de ideas avanzadas para la época, la República que pudiera lograr su camino para afianzar la democracia.

País donde inmigrantes de distintas latitudes fueron conformando una identidad nacional cuyo principal mérito fue la integración de las distintas raíces culturales que marcaron los rasgos distintivos de los argentinos, fijando una dirección encuadrada en el legado de los mayores.

La tradición hizo que la cultura del trabajo, la educación, los valores y la moral formaran hombres y mujeres de bien, que transfirieron esas mismas conductas a su descendencia.

El patriotismo, el orgullo por los símbolos patrios, la emoción que provocaba entonar las estrofas del himno y la veneración a los próceres, se encontraban marcados a fuego en los habitantes de la Nación, aún en los que no habían nacido en ella formaban a sus hijos dentro de estos conceptos.

A pesar de las distintas vicisitudes de la historia, el ser argentino fue preponderante, las fechas patrias alcanzaron en el calendario un lugar de privilegio, se embanderaban edificios y los desfiles militares llenaban de gozo y sentimiento los corazones, la Patria era agasajada.

Los uniformados, dentro de la disciplina del deber hacían sentir a la sociedad protegida de toda agresión, la participación masiva de las familias compartía en esos días el honor de las fuerzas y sus instituciones.

Pero el devenir de una clase política que se fue desafectando de sus reales obligaciones, dio un vuelco en las condiciones que permitieron la grandeza de esta Nación. A esta decadencia se incorporó junto con un un presidente que se instaló en el 2003 munido de una no muy clara legitimidad ocupó el poder y de ahí en más se perdió la República, así como los valores y el respeto por la Patria.

En un territorio nacional sin orden, solamente agraciado por las bellezas naturales del Creador, se fue desintegrando la identidad nacional, anulando la democracia, censurando y discriminando la honestidad ciudadana.

Y esta Argentina sufrió una devastación cultural y los cambios alteraron la forma de vida, corroyendo el tejido social, substituyendo el honor por la deshonestidad.

Desde un gobierno compuesto por personajes que responden a resabios subversivos de una guerra sucia llevada a cabo en los 70 no puede esperarse que exista el ejercicio de la democracia, aun cuando la sucesora. presidencial reafirme lo contrario maquillando la arenga, resulta difícil de ocultar la despótica forma de gobernar asumida por un Estado terrorista, dispuesto a borrar la memoria de quienes no compartan, ni hayan compartido las ideologías perniciosas de esa guerrilla que asoló el territorio argentino el las décadas de los 60, 70 y 80.

Prepotencia y autoritarismo son los métodos empleados para acallar a los que se debaten exigiendo sus derechos, los que son menospreciados por el discurso lacerante que divide a partir de odios y revanchas concentradas durante estos 34 largos años .

Las turbulencias de una próxima elección han desencadenado aún más los malos humores de un ex presidente, ampliando sobremanera la perversión política por medio de un maltrato verbal y público, que ha alcanzado niveles escandalosos.

Irrumpiendo en forma despiadada en la vida privada de los individuos se conspira contra el derecho de libre expresión, descargando el peso de una ley argumentada sobre los que defiendan sus libertades y avanzando en procesos desde la inconstitucionalidad, cargando acciones y delitos a los que osen ejercer el derecho de honrar a sus muertos, muertos que han sido masacrados por esos mismos terroristas que comparten el poder con el dueto presidencial y hoy los vuelven a mancillar y son esos los mismos elementos que cruelmente los asesinaron durante gobiernos democráticos. Esos que desde la impunidad se proclaman, víctimas, cuando fueron y serán los salvajes victimarios que pretendieron tomar el poder por las armas para instaurar una revolución foránea emanada de la dictadura castrista.

Pero no todos reciben igual tratamiento en esta Argentina real como le gusta llamarla a la Presidente. Este 24 de Marzo la madre putativa del Señor y la Señora Kirchner, cara de la guerrilla revolucionaria, Hebe de Bonafini, organizó un acto homenaje en Plaza de Mayo para rendir culto a todos aquellos que a partir de sus métodos fueran los iniciadores de una guerra que enlutó todo el territorio argentino. Cultores del secuestro extorsivo, el asesinato y los atentados con explosivos por medio de los cuales los miembros de esos ejércitos terroristas aniquilaron a miles de inocentes y hoy son estos mismos los acogidos como héroes dentro de una historia denigrada, favorable a estos sanguinarios subversivos que han sido rebautizados con el lírico nombre de “jóvenes idealistas”

Y es la Presidente quien honrará a los terroristas desde el predio de la ESMA convertido en santuario de victimarios.