Argentina: El default virtual del país real
Hace casi tres meses que la Argentina política y económica está enfrascada en una discusión absurda en torno al pago de compromisos de deuda pública utilizando reservas del Banco Central. Absurda, porque en estos tres meses se pudo haber citado a sesiones extraordinarias para que, como corresponde, el Congreso revisara íntegramente el Presupuesto 2010, incluyendo el eventual uso de reservas internacionales para cubrir vencimientos de deuda. Si se hubiera procedido de esa manera, es altamente probable que hoy el tema hubiera estado resuelto.
Sin embargo, el empecinamiento del Gobierno por violar la ley, usurpando atribuciones del Congreso de la Nación y amenazando con desconocer, inclusive, fallos judiciales, en lugar de solucionar el problema de los pagos del año, nos ha llevado a un problema mucho más grave aún, el de una crisis institucional cuyo desenlace, a estas alturas, ignoramos.
Es cierto que una discusión abierta y transparente del Presupuesto hubiera puesto al descubierto la irresponsabilidad fiscal del kirchnerismo y sus aliados. Y hubiera habido que dar demasiadas explicaciones acerca de cómo, mientras se habla de superávit fiscal y récords de recaudación, mientras se expropiaron recursos de los futuros jubilados y no se liquidan correctamente las jubilaciones actuales, mientras se recibieron fondos extraordinarios del FMI (por su ampliación de capital), mientras se hizo un “exitoso” canje de deuda en el 2005, etc., etc., ahora resulta que la plata no alcanza y, como en el 2001, según la Presidenta estamos, otra vez, al borde del default, a menos que la Justicia y/o la oposición en el Congreso le permitan violar la ley.
Todo suena más grotesco cuando se hacen los números. El Fondo de Desendeudamiento que crea el nuevo DNU es, a los efectos prácticos, de US$ 4.300 millones, dado que el resto es para pagar a organismos multilaterales que, en general, renuevan los desembolsos con nuevos fondos. Ese monto, US$ 4.300 millones, equivale a sólo el 5% de los ingresos fiscales presupuestados. ¡Es decir que el Gobierno argentino amenaza con el default por no poder “ahorrar” 5% de sus ingresos!
Y eso me lleva al tema central. La Argentina vuelve a amenazar con el default, a pesar de la doble reducción de la deuda (primero por la quita del canje del 2005 y luego por la expropiación de los fondos de pensión que “transfirió” una parte de la deuda a la ANSES, es decir al propio sector público), porque el país no tiene hoy acceso al mercado voluntario de crédito.
En otras palabras, si mis ingresos son 100 y mis gastos, incluyendo intereses, son de 120, y mis vencimientos de capital son de 150, sólo puedo cancelar deuda si consigo colocar deuda nueva por 170 (150 para renovar capital y 20 para financiar el déficit). Por lo tanto, mi “solución”, sin ajustar mis gastos, o lograr nuevos ingresos, es conseguir que alguien me preste los 170.
Ese es el problema del Gobierno argentino. Tiene que recurrir a las reservas, que son inflación pasada, y a la emisión lisa y llana del Banco Central, que es inflación presente y futura, porque no tiene acceso a nueva deuda, en los montos que necesita, a ninguna tasa. Es falso que tendríamos que pagar el 15% anual o algo así para colocar deuda. La realidad es que la Argentina ya colocó a esa tasa y durante este gobierno y, ahora, quizás consiga US$ 1.000 millones o US$ 2.000 millones, pero nunca los US$ 15 mil/20 mil millones que necesita. Por ese importe, no hay nadie –ni siquiera Chávez– dispuesto a prestarle a la Argentina, voluntariamente, en el mercado internacional, no importa la tasa.
El problema es que a un gobierno que miente en los índices que ajustan deuda y no respeta la legalidad ni las instituciones en sentido amplio, nadie le presta. Por lo tanto, este gobierno está “condenado” a tener el superávit fiscal suficiente para pagar intereses y los servicios de capital que vencen en los próximos dos años. O a usar reservas, emisión, crédito interno, fondos de la ANSES y todo lo que haya disponible o expropiable.
Después de años de crecimiento a tasas chinas, superávits gemelos, canje de deuda exitoso y expropiaciones varias, después de destruir el INDEC para “ahorrar deuda”, el progresismo K necesita financiarse con el Banco Central, inflación y reservas. Lo único que faltaba en el acto del otro día en la Casa de Gobierno era que un chico en primera fila gritara “¡Cristina está desnuda!”.
- 23 de enero, 2009
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