Cuando el silencio es complicidad
Folha de Sao Paulo – Infolatam
San Pablo. – No fue exactamente el mejor día el escogido por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva para su cuarta y última visita, como presidente, a Cuba.
Primero porque, en la antevíspera, murió Orlando Zapata, disidente del régimen, defensor de los derechos humanos, obrero como lo fue Lula, después de 85 días en huelga de hambre.
Segundo porque los disidentes intentaron organizar manifestaciones para el entierro, pero están siendo duramente reprimidos, conforme a la denuncia de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, presidida por Elizardo Sánchez, uno de los opositores más respetados internacionalmente.
"Tenemos confirmadas al menos 25 detenciones y otras tantas prisiones domiciliarias, acompañadas de la amenaza de que quien salga de casa irá a la cárcel”, dijo Sánchez.
Para los disidentes, la muerte de Zapata fue "un crimen premeditado" por la dictadura cubana. La reacción de las autoridades de tratar de bloquear la protesta hasta en un entierro que se dará a 830 kilómetros de la Habana, la capital y por eso la gran cámara de resonancia en Cuba, sólo parece dar razón a los opositores.
Parece menos emocional el desahogo de Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación, según quién Lula es cómplice de las violaciones a los derechos humanos en la isla caribeña, en entrevista publicada hoy por el diario "O Globo".
"Respetamos y amamos al pueblo brasileño, pero el gobierno Lula no dio ninguna palabra de solidaridad a los derechos humanos en Cuba. Ha sido un verdadero cómplice de la violación de los derechos humanos”, dijo Payá, otro disidente cuya voz alcanza repercusión internacional.
De hecho, silenciar las violaciones a los derechos humanos, aun más cuando son persistentes, no deja de ser complicidad.
Se puede entender que no haya de parte de Lula una crítica pública- como no la hubo, en el resto de los gobiernos anteriores posteriores a la redemocratización de Brasil. La revolución cubana hace parte de la memoria sentimental de la izquierda latinoamericana. Un gobierno que tiene raíces en la izquierda, aunque completamente abandonadas, presta homenaje póstumo a esa memoria, por medio de su silencio. Se explica, pues, pero no se justifica el silencio en las conversaciones privadas.
No se puede aceptar que un gobierno democrático parezca dar aval a una dictadura por ser de izquierda. No hay dictaduras de derecha o de izquierda. Hay dictaduras. Punto. No hay derechos humanos de derecha y de izquierda. Si Zapata hubiese sido un brasileño de los años 70, tal vez se adhiriese a la lucha por los derechos humanos y, hoy, estaría siendo homenajeado por miembros del gobierno Lula. Muere en Cuba, y el gobierno Lula hace silencio.
- 23 de julio, 2015
- 16 de julio, 2025
- 23 de junio, 2013
- 15 de julio, 2025
Artículo de blog relacionados
El fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales...
28 de noviembre, 2012Corriere Della Sera – La Nación NUEVA YORK.- En una sola semana, la...
29 de julio, 2009Libertad Digital Una de las producciones cinematográficas más celebradas de Woody Allen es...
30 de junio, 2006Por Humberto Caspa CSU Long Beach “Qué debemos hacer nosotros [que no tenemos...
9 de abril, 2008