Venezuela XXI y la revolución de la estupidez (I)
Dada mi edad y mis circunstancias personales, lo que sigue posiblemente sea la última vez que me dirija a quienes fueron mis compatriotas antes de que el Dictraidor Hugo Chávez acabara con la patria que me vio nacer y por la que yo trabajé la mejor parte de mi vida.
No cabe duda: dentro de poco tiempo Venezuela perderá lo que definió su identidad nacional hasta llegar Chávez al poder. Antes de 1998, la nacionalidad venezolana incluía características como la voluntad de regirse democráticamente, como el respeto a instituciones básicas del país (el gobierno, las fuerzas armadas, la educación, la religión, la familia), una moral cívica fundamentada en el bien común, y otras virtudes personales y comunitarias demasiado numerosas para describirlas aquí. En menos de una década, “Yo El Supremo” Chávez extirpó dichas características sustituyéndolas con los vicios opuestos a cada una de ellas. Así, por ejemplo, en lugar de respetar las instituciones nacionales, tenemos que aceptar como gobierno los caprichos del dictraidor 2 . Chávez ha identificado los tres poderes fundamentales de una democracia (legislativo, ejecutivo y judicial) consigo mismo y, finalmente, ha corrompido totalmente los mecanismos sociales y gubernamentales del país.
Que se le haya permitido a un hombre sólo, mal ciudadano y soldado mediocre, convertirse en el Hugo Chávez que conocemos a partir de 1999, revela el lado opuesto a las virtudes que habían definido a nuestra Nación hasta ese entonces. Además de nuestros numerosos vicios, Chávez nos ha revelado que esa enfermedad mental que aflige al mundo hoy día, la ESTUPIDEZ 3 , ha conquistado el territorio nacional afectando a casi todos sus residentes, venezolanos y extranjeros. Los síntomas de la ESTUPIDEZ son innumerables: al perder el uso de la razón, toda actividad humana se desvirtúa a tal punto que deja de ser humana para convertirse meramente en animal. Cada capítulo de este opúsculo ofrecerá ejemplos de los efectos de la ESTUPIDEZ en Venezuela, enfermedad que se introdujo en el país durante el tercer viaje de Colón. La estupidez del Navegante (“Llegaremos a la India y a China…”) se fundió con la de Isabel la Católica (“… y haremos de sus indígenas fieles Católicos”) y pronto se vieron los primeros resultados de la fusión de la enfermedad. Por lo menos a partir de 1492 los españoles y los indígenas fueron incapaces de razonar lógicamente, y comenzó un largo proceso según el cual se les ha hecho imposible reconocer la realidad (i.e., utilizar el intelecto correctamente). Colón dejó de ser Genovés para convertirse en español; a los nativos se les llamó “indios” en lugar de caribes, caracas, cumanagotos, etc.), y a su genocidio se le denominó “colonización.” A partir de entonces hasta hoy, la ESTUPIDEZ, congénita o temporal, ha aumentado y se ha refinado hasta el punto que el cerebro de quien haya vivido en el Nuevo Mundo (ni “nuevo” ni “mundo”), sufre en mayor o menor grado de la enfermedad 4.
Le Penseur de Auguste Rodin
Hay varias curas comprobadas efectivas para eliminar la ESTUPIDEZ o al menos disminuir significativamente sus síntomas: todas involucran 1) el ejercicio físico diario del cerebro y 2) la actividad espiritual perenne y constante de la energía creadora de la Evolución Cósmica. El cerebro se ejercita y se fortalece pensando, entendiendo los datos que los otros órganos le suministran analíticamente para sintetizarlos inmediata y simultáneamente. Cabe señalar que mientras más sanos y directos sean los datos suministrados por los sentidos (percibidos de la Realidad del Presente y no del pasado o del futuro), mejor se desarrollará la capacidad del órgano pensante. La meditación, los diálogos (internos y externos), la oración y toda actividad epistemológica ayudan a eliminar la ESTUPIDEZ.
La actividad espiritual perenne y constante (durante toda nuestra presencia en el tiempo y el espacio), manifiesta la Energía Cósmica a través del “yo” individual (el alma) y único existente en cada uno de nosotros. Ese “yo” no es más que un reflejo del Original; una imagen de ese Yo cuya Energía se vierte permanentemente en su Acción Creativa (el Cosmos). Las actividades espirituales (la inteligencia y la voluntad) permanecen en el espacio-tiempo gracias a la presencia omnipresente, omnímoda y omnipotente de la Energía del [Yo] Creador en su Creación:
“… si no hubiera sido mi mente iluminada por un fulgor que satisfizo su deseo.
A la alta fantasía le faltaron aquí las fuerzas; pero ya giraban mi deseo y mi voluntad como rueda que igualmente es movida por el Amor que mueve el sol y las demás estrellas.”5
Para Dante, eliminar la ESTUPIDEZ (“l’alta fantasia qui mancò possa”) implica abrazar voluntariamente el fulgor del Amor que mantiene en movimiento a la Creación. Para Chávez y sus compinches, la ESTUPIDEZ se cura echándole la culpa a Uribe, a los oligarcas (de cualquier país), a “la oposición”, pero sobretodo a los diablos yanquis. Como todos los ESTÚPIDOS de la historia, en Chávez y sus camaradas el cerebro ya no les funciona y son incapaces de distinguir entre “irresponsabilidad propia” y la del “chivo expiatorio.” Por supuesto, la enfermedad no sólo continúa su curso sino que cada vez se difunde entre un mayor número de personas.
Las actividades mencionadas arriba, ejercitar el cerebro y permitir la iluminación de nuestra vida cotidiana, disminuirán la ESTUPIDEZ de nuestros alrededores paulatinamente hasta lograr eliminarla completamente. Gautama Sidarta debajo del árbol, Jesús y Mahoma en el desierto, Francisco de Asís en un bosque toscano, John Smith en Nueva York: todos “iluminados” por un fulgor divino que irónica y contradictoriamente les impidió ser ESTÚPIDOS (i.e., perder el uso de la razón). “Irónica y contradictoriamente” porque hay quienes identifican la “iluminación” o inspiración divina con una especie de locura o éxtasis.
Cada vez que deduzcamos lógicamente alguna verdad de la realidad que nos rodea perennemente, nuestro yo único y solitario se sentirá iluminado y experimentará una profunda alegría al identificarse con su Origen, el Yo Creador. Para lograr ese estado anímico es esencial el silencio, en el que confrontamos al Eterno Presente del que procede todo el tiempo-espacio. Los ESTÚPIDOS no pueden soportar el silencio pues al perder la razón dejan de entender la realidad del Eterno Presente que nos rodea. El silencio es la ausencia del tiempo-espacio cuya existencia comenzó, nos lo dicen los científicos, con una explosión ocurrida hace millones de años y cuyo ruido todavía podemos escucharlo.
1 Estupidez. (De estúpido y -ez). 1. f. Torpeza notable en comprender las cosas.> 2. f. Dicho o hecho propio de un estúpido. Real Academia Española © Todos los derechos reservados
2 “Dictraidor”, palabra compuesta de dictador y traidor: cuando en una sola persona se conjugan los significados de ambas, se trata de un dictraidor. Los dictraidores son comunes en América Latina.
3 Estupidez: (De estúpido y -ez). 1. f. Torpeza notable en comprender las cosas. 2. f. Dicho o hecho propio de un estúpido. Real Academia Española.
4 Ver Francisco Herrera Luque, La Huella Perenne, Caracas, 1969.
5 “…se non che la mia mente fu percossa/da un fulgore in che la sua voglia venne./ A l’alta fantasia qui mancò possa;/ ma già volgeva il miodisio e ‘l velle, / si come rota ch’ igualmente è mossa,/ l’Amor che move il sole e l’altre stelle.” Dante, La Divina Comedia, El Paraiso, Canto 33, 140-145.
Gonzalo Palacios Galindo (Maracay, 1938). Estudió Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, Recibió la Maestría y el Doctorado en Filosofía en la Universidad Gregoriana (Roma) y en la Universidad Católica de América (Washington, DC, USA). Mantuvo una intensa actividad académica en varias universidades de Venezuela y de Estados Unidos. También ejerció cargos diplomáticos en la Embajada de Venezuela en Washington. Actualmente enseña Filosofía en Prince George’s Community College.
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