Ecuador, camino del desastre
Douglas Farah, a través del International Assessment Strategy Center (IASC) publica un exhaustivo documento de 77 páginas que documenta varios temas sensibles dentro de la situación política actual del Ecuador. El tema al que le dedica mayor atención señala la penetración del narcotráfico, los vínculos de altos funcionarios del Gobierno con las FARC, las debilidades del sistema judicial, el pobre control de las fronteras y el panorama que favorece el lavado de dinero fácil para grupos criminales internacionales.
Simultáneamente a la publicación del diario El Nuevo Herald, la Deutsche Welle (DW), radio y televisión oficiales de Alemania para el exterior, ha informado que en la próxima reunión de Abu Dhabi sobre lavado de dinero y financiamiento de terroristas, se incluirá al Ecuador entre los países de alto riesgo.
Una gran parte de los hechos mencionados en el Informe ya era conocida. La “Comisión de la Verdad”, que investigó el ataque colombiano de Angostura, advirtió sobre el preocupante grado de penetración del narcotráfico. Arturo Torres es uno de los periodistas que mejor han documentado sobre las relaciones del Gobierno Correa-FARC, y tanto el uno como el otro no descubren nada nuevo. La importancia de éstos sí radica en su imparcialidad e independencia, y en los lectores interesados, los cuales se encuentran en las instituciones y gobiernos internacionales.
Estos informes ayudan a completar un rompecabezas con piezas que evidencian no solamente la colaboración directa y protección —al menos por omisión—, a la permanencia de campos guerrilleros en territorio ecuatoriano, además de favorecer el tráfico, procesamiento y puntos clave para la “exportación” de la droga.
Este asunto no está solo. Va acompañado de un sinnúmero de problemas, tales como algunos escándalos de corrupción, despilfarro fiscal, amenazas y amedrentamiento a la prensa y a periodistas críticos, la falta de fiscalización, las violaciones a los Derechos Humanos, los ataques y la discriminación a Guayaquil y a su alcalde, Jaime Nebot, por representar un modelo exitoso de autonomía. En fin, una lista interminable que obedece al modelo bolivariano del siglo XXI para controlar todos los poderes, y que van desde la generación de ideas a formas de educación, desde jerarquías policiales y militares a los consejos provinciales, municipales y juntas parroquiales con sus autoridades y los medios de comunicación y, como si eso sólo no bastara, controlar también a las instituciones y funcionarios del control. Control total a lo Chávez.
Para conseguir esto fue necesario usar la fuerza y la manipulación directa despojando el antiguo Tribunal Supremo Electoral de su autoridad que, luego de algunos trasplantes, dio nacimiento a una nueva Constitución que sirvió de base para crear esta nueva forma de gobierno con barniz democrático. Lo más peligroso es que de acuerdo a juristas especializados en derecho constitucional, dicho proceso desde su comienzo es ilegal, crea un caos jurídico y un país sin leyes donde inclusive los fallos de la Corte constitucional carecen de validez.
Las encuestas varían con respecto a la popularidad de Correa. En el mejor (o peor) de los casos se mantiene en un 50%, con una “base dura” de alrededor de 35%, lo que brinda espacio suficiente para no cambiar su estilo de gobernar. A pesar de esto, el escenario de crisis aumentó, así como su desgaste lo que debería hacerlo pensar y rectificar. De hecho, la crisis de energía eléctrica lo hizo cambiar de tono viéndose obligado a comprar kilovatios de Colombia, y las fuerzas armadas han capturado aquí y allá campamentos guerrilleros en la frontera norte (maniobras necesarias para continuar recibiendo preferencias arancelarias del Atpdea), pero no veo un cambio sincero ni serio en su política, tanto nacional como internacional.
Los problemas con los estudiantes, los indígenas, los medios de comunicación, los empresarios con temor a invertir, las denuncias de su propio hermano, el escándalo del fiscal general de la nación —entre otros— se suman a la vergüenza que origina el documento de un investigador serio e independiente como es Douglas Farah.
Personalmente no creo que Rafael Correa rectifique o cambie de curso. Él seguirá insultando, controlando y concentrando el poder en su persona. La economía sufrirá bajo este modelo económico fracasado. El narcotráfico seguirá enraizándose cada vez más y, en unos años estaremos sufriendo quizás lo que México vive ahora si este proyecto absurdo de gobierno no cambia.
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