Honduras: Microfinanzas contra la pobreza
El Heraldo, Tegucigalpa
El presidente Porfirio Lobo Sosa en reiteradas ocasiones ha manifestado que nuestra pobreza es insultante, y en efecto la podemos; sin embargo, es insuficiente lo que hacemos para liberar a este pueblo de esta indigna opresión.
En 2007, más de 100 millones de las familias más pobres del planeta recibieron un micropréstamo, especialmente mujeres, para autoempleo, negocios y otros servicios financieros, beneficiando las vidas de aproximadamente 500 millones de miembros de estas familias.
Este logro revolucionario fue la realización de una meta establecida por más de 137 países en la primera Cumbre del Microcrédito en Washington, DC, en 1997. Estos 500 millones de personas beneficiadas por el microcrédito equivalen al total de la población de América Latina.
El trabajo que queda por hacerse es de alcance monumental. Unos tres mil millones de habitantes del planeta viven con menos de US$2 al día y casi mil millones viven con menos de US$1 al día. Pero aquellos que han experimentado la expansión de sus posibilidades a partir del momento en que un cliente muy pobre recibe un micropréstamo, pueden comenzar a comprender lo que esta oportunidad significa para millones de mujeres y hombres alrededor del planeta.
Las microfinanzas son una de las muchas herramientas necesarias para poner fin a la pobreza, ahora más que nunca las instituciones financieras necesitan entender que ellos deben acoger la reducción de la pobreza no solo por razones éticas o morales, sino porque es un buen negocio para ellos.
Atravesando las mentes financieras ortodoxas, es bueno tomar el ejemplo de la India, donde los pobres demuestran que sí saben manejar el microcrédito y otorgan préstamos a pordioseros, a prostitutas, a ladrones y otras personas que normalmente estarían excluidas del financiamiento y las microfinanzas y que existen en el llamado submundo. Estas personas o sus hijos con instrucción escolar o profesional son invitadas a participar como miembros de la unidad financiera y sin dudas ellos mismos se convierten en factor aglutinador para que más pobres se conviertan en clientes y socios de estas unidades microfinancieras. Adoptaron también un innovador programa de seguros de salud desarrollado en asociación con hospitales y clínicas. Los clientes pagan un total de treinta centavos de dólar (US$ 0.30) a la semana para cubrir todos los costos de hospitalización de un adulto y cuatro niños, cubriendo servicios de maternidad, cualquier tipo de tratamiento quirúrgico o medicamentoso sin excluir a personas con VIH-sida. Es importante resaltar que esta institución microfinanciera decidió no aceptar fondos donados debido a la preocupación de que los donantes enviarían a un buen número de consultores, quienes indicarían lo que se debe hacer o que tal persona debe calificar.
La habilidad que un micropréstamo tiene de producir efectos benéficos en la vida de un ser humano pobre es impresionante e inspiradora. Sin embargo, es todavía más dramático el número de personas que necesitan acceso a un micropréstamo. Para satisfacer esa necesidad, la inversión comercial en las microfinanzas debe considerarse como una parte integral del problema. Así mismo, entre más se beneficien los pobres, más se beneficiará la raza humana.
Los micro­créditos inspiran la dignidad humana y la autosuficiencia y generan estabilidad, realización del potencial humano, libertad de elegir y mayor paz. Los inversionistas comerciales han comenzado a ver a los pobres como una oportunidad de un mercado expandible y como una clientela valiosa. Que los pobres sean cortejados por los mercados de inversión comercial como clientes confiables y valiosos es una revolución de increíbles proporciones. Al construir esta conquista estamos apoyando la mayor oportunidad que tenemos de eliminar la pobreza de este planeta y, como resultado, ofrecer uno de los regalos más perdurables a todos aquellos que viven inmersos dentro de ella.
El Banco Mundial debe comenzar a trazar un camino diferente si es que va a cumplir su meta declarada de trabajar por un planeta libre de pobreza.
Nuestra nación Honduras es rica en recursos naturales y en recursos humanos, pero infelizmente la pobreza tiene el control del 70% de su población; por lo tanto, se convierte en campo fértil para las microfinanzas. Es urgente diseñar estrategias y ejecutarlas coordinadamente con el sector financiero público y privado, nacional e internacional, para liberar estas personas, brindándoles oportunidades y tengan la opción de mejorar su calidad de vida.
Llamamos la atención del presidente Lobo Sosa y de la Primera Dama para que enfoquen sus esfuerzos y logren que la pobreza sea menos insultante y recordarles que: "No existe nada que destruya más el espíritu humano que la pobreza".
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