Berlusconi vinculó a la inmigración con el crimen
ROMA.- "Menos inmigrantes, menos criminalidad." El premier italiano, Silvio Berlusconi, volvió a desatar ayer un escándalo mayúsculo al relacionar en estos términos a la inmigración clandestina con la criminalidad, al presentar un plan extraordinario contra las mafias.
Lo hizo desde Reggio Calabria, ciudad del Sur, donde decidió reunir a su consejo de ministros después del brote xenófobo que estalló hace tres semanas en Rosarno, para demostrar la presencia del Estado. En Rosarno, una zona de cítricos bajo control de la ?Ndrangheta, trabajaban semiesclavizados unos 2000 africanos, que debieron ser evacuados a otras zonas después de rebelarse tras un enésimo episodio de racismo.
"Los resultados de nuestra lucha contra la inmigración clandestina son muy positivos", se jactó en una conferencia de prensa el Cavaliere, que explicó que una "reducción de los extracomunitarios en Italia significa menos fuerzas que van a engrosar las filas de los criminales".
La frase de Berlusconi, al frente de un gobierno aliado con la xenófoba Liga Norte, que tomó medidas muy controvertidas hacia los extranjeros en el marco de un endurecimiento de la política inmigratoria, enseguida causó fuertes reacciones desde la oposición de centroizquierda.
"Sólo ayer Berlusconi recordó el Holocausto y pronunció palabras de condena contra el odio racial y la intolerancia, y hoy hace declaraciones vergonzosamente xenófobas", denunció Fabio Evangelisti, del partido Italia de los Valores. "El premier de una democracia civilizada y moderna no puede decir que más inmigrantes significan más criminalidad, porque se trata de una ecuación racista. Debería pedirles perdón a los inmigrantes que residen en Italia y que con su trabajo contribuyen al bienestar del país", añadió.
El Partido Democrático (PD), el principal de la oposición, se despachó en términos parecidos. "Una frase de este tipo nos pone fuera de cualquier contexto moderno", lamentó Pierluigi Bersani, líder del PD. "No se enfrenta así un fenómeno que nadie buscó, pero que existe […]; un gobierno no puede siempre agitar los miedos, sino que tiene que saber llevar el país a la racionalidad", sentenció.
"Otra que inmigrantes… Digamos, más bien, menos premier, menos crímenes…", fue, en tanto, la respuesta irónica y fulminante de Anna Finocchiaro, jefa de la bancada del PD en el Senado.
Livia Turco, senadora de la misma agrupación, responsable de inmigración, calificó de "vulgar" la ecuación hecha por Berlusconi sobre inmigrantes y criminalidad. "Lo desmienten los hechos: todos los datos demuestran que, sin inmigrantes, se detendrían partes importantes de nuestra economía. No se puede hablar de inmigrantes sólo en términos de criminalidad ?subrayó Turco?. Por otro lado, el gobierno debería preguntarse por qué, durante los diez años que se viene aplicando la ley Bossi-Fini [sobre inmigración, aprobada por un gobierno anterior de Berlusconi], el número de inmigrantes clandestinos aumentó."
En defensa del premier
En medio de la lluvia de críticas, el gobierno intentó defender al premier. "Las medidas adoptadas por el gobierno para contrarrestar la inmigración clandestina han reducido también el número de delitos, y éste es un dato irrefutable ?dijo el senador del Partido del Pueblo de la Libertad Maurizio Gasparri?. Las polémicas sobre el tema están fuera de lugar: la referencia era a los inmigrantes que llegan a Italia para delinquir."
"La afirmación de Berlusconi acerca de que «menos clandestinos» significa «menos criminalidad» es de sentido común", afirmó la diputada oficialista Margherita Boniver. "Esta línea la piensa seguir gran parte de la Unión Europea, comenzando por [Nicolas] Sarkozy. Es necesario combatir los ingresos de los clandestinos que a menudo se mezclan con la criminalidad organizada", justificó.
Un reciente estudio de Cáritas reveló que la criminalidad de los inmigrantes está relacionada con su condición de irregularidad. Entre el 70 y 80% de los extranjeros denunciados son, de hecho, inmigrantes sin papeles. En la mayoría de los casos, el 87,2%, el delito cometido es la violación de la ley Bossi-Fini, que determinó que la única forma de ingresar en Italia sea con un contrato de trabajo. Los inmigrantes regulares, en cambio, no delinquen más que los italianos, según la investigación.
Laura Boldrini, vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), también manifestó su perplejidad ante las declaraciones del Cavaliere. "Entristece ver que la inmigración es tratada por el primer ministro en el contexto de la criminalidad", indicó. "Con la ecuación extracomunitarios=criminales se avala un prejuicio injusto y desviado", añadió.
El escándalo estalló en una Italia en la que se respira cada vez más un clima racista. En Padua, una chica rumana de 12 años intentó suicidarse porque no podía tolerar el acoso xenófobo de sus compañeros italianos del colegio, según publicaron ayer todos los diarios de la península.
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