La inútil guerra contra las drogas
Hace tres años, el Presidente mexicano, Felipe Calderón, declaraba una guerra de gran escala contra la droga. Recibió un amplio respaldo, interno y externo, por lo que se consideraba una decisión valiente, postergada y necesaria. Se predecía que en poco tiempo habría resultados tangibles.
El gobierno de George W. Bush se apuró a prometer un respaldo norteamericano -la Iniciativa de Mérida, firmada en febrero de 2007- y las encuestas demostraban que Calderón se había ganado la confianza del pueblo mexicano. Pero hoy las cosas se ven muy diferentes.
En un debate reciente señalé que la culpa era sólo de Calderón. La guerra contra la droga en México fue una guerra por elección. Fue una guerra que Calderón no debería haber declarado, que no se puede ganar y que le está causando un daño enorme a México.
Hoy en día, un creciente número de mexicanos comparte esta opinión. Mientras la guerra avanza lentamente, los resultados positivos brillan por su ausencia, mientras que la violencia en el país está en aumento. Este año solamente se registraron más de 6.500 víctimas, superando el total del año pasado, que fue el doble que en 2007.
Calderón declaró esta guerra porque sentía la necesidad de legitimarse ante el pueblo mexicano, en vista de las dudas en torno a su victoria en la elección presidencial de 2006 -dudas que sus seguidores, como yo, nunca compartimos-.
En los últimos tres años, más de 15.000 mexicanos murieron en la guerra contra la droga. ONG y la ONU han documentado una proliferación de abusos. De las más de 220.000 personas arrestadas bajo cargos vinculados a la droga desde que Calderón asumió, 75% ha quedado en libertad. Sólo un 5% de las restantes 60.000 ha sido juzgado y sentenciado.
Mientras tanto, la superficie utilizada para la producción de opio y marihuana ha aumentado. Las restricciones al transbordo de cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos prácticamente no hicieron mella a los precios callejeros, que se dispararon en 2008, pero se estabilizaron en 2009 en niveles muy por debajo de sus récords históricos en los años 90.
De acuerdo con el Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos de EEUU, los decomisos de opio, heroína y marihuana han caído desde que comenzó la guerra contra la droga, y la producción de ésta en México va en aumento. En 2008, según el Departamento de Estado, la potencial producción de heroína llegó a 18 toneladas métricas, de 13 toneladas métricas en 2006, mientras que la producción de goma de opio pasó de 110 toneladas métricas a 149 toneladas métricas.
La producción de cannabis creció en 300 toneladas métricas en este período, alcanzando las 15.800 toneladas métricas. Desde que Calderón inició su guerra contra la droga, hay más drogas mexicanas en el mercado, no menos.
No hay salida fácil de este lodazal. La Fuerza Policial Nacional que los últimos presidentes han intentado crear sigue muy lejos de poder reemplazar al Ejército en la lucha contra la droga. La asistencia norteamericana llega en cuentagotas: según algunos registros, sólo el 2% de la ayuda proyectada de US$ 1.300 millones ha sido desembolsada.
Quizá la solución menos mala sea proceder por omisión: dejar que la guerra contra la droga desaparezca gradualmente de las pantallas de televisión y de los diarios, y que otras guerras ocupen su lugar: la guerra contra la pobreza, contra los delitos menores y por el crecimiento económico. Esto puede no ser ideal, pero es mejor que prolongar una lucha que no se puede ganar.
- 15 de agosto, 2022
- 22 de febrero, 2017
- 15 de diciembre, 2010
- 12 de marzo, 2014
Artículo de blog relacionados
La reciente publicación del documento “Una tierra para todos” por parte de la...
13 de octubre, 2006BBC Mundo "El espacio radioeléctrico ha sido uno de los pocos sitios donde...
11 de julio, 2009Instituto Juan de Mariana El relato oficial es un cúmulo de responsabilidades ocultas. Díaz...
10 de diciembre, 2012El Nuevo Herald Fidel Castro se está deconstruyendo él mismo. Una figura legendaria...
5 de enero, 2009