Propiedad privada y libre empresa
La economía de mercado, capitalismo o libre empresa es el mejor de los sistemas económicos. Promueve la creatividad, la inventiva humana. Produce nuevas industrias, tecnologías, productos y servicios, al mismo tiempo que mejora los ya existentes. Este sistema crea más riqueza y más oportunidades que cualquier otro.
La libre empresa es un intrincado sistema de interacciones económicas, sociales y culturales, todas motivadas por los de- seos y necesidades de cada individuo y la comunidad. Aunque no exista una simetría perfecta entre la libre empresa y la sociedad civil de un país, una no puede subsistir sin la otra.
El factor principal de la libre empresa es la propiedad privada. La propiedad privada es el resultado material de la labor humana. Es el valor material creado por los esfuerzos intelectuales y/o físicos de cada persona.
La propiedad privada, y la libre empresa, son el único sistema capaz de producir en forma sostenida abundancia de comida, viviendas, energía, medicinas, pero también crean una variedad enorme de bienes de consumo que aumentan el confort, el valor y la calidad de vida de cada persona.
Es natural en el ser humano el tomar riesgos, innovar, lograr, competir y adquirir no sólo para sobrevivir, sino también para su superación. El ser humano sabe mejor cómo producir y gastar lo que produce con su trabajo, así como proveer mejor a su familia que cualquier gobierno o burocracia pueda saber o hacer.
La libertad, la democracia está en conflicto irreconciliable con el socialismo. La democracia busca la igualdad dentro de la libertad. El socialismo busca la igualdad mediante la restricción y la servidumbre. Debe siempre existir igualdad de oportunidades, pero no se puede garantizar igualdad de resultados. El resultado depende de cada persona, de su esfuerzo, intelecto, deseos, fuerza de voluntad, interés y ambiciones legítimas.
El socialismo es fútil como principio económico. Ningún gobernante que desvalorice la iniciativa y la creatividad de cada mujer y de cada hombre está calificado para gobernar, para dirigir. Sin embargo, la libertad no puede desarrollarse, no puede sobrevivir en cualquier ambiente. La libertad necesita de personas de valores, de corazón, de virtudes, de lealtades, de amor.
En un sistema libre una persona nacida de una familia rica o aquel que haya adquirido riquezas puede perderlas, dependiendo como escoja comportarse. Pero al mismo tiempo, aquel nacido de una familia pobre, o que haya perdido su riqueza una vez adquirida, puede obtener nuevas riquezas dependiendo de cómo decida actuar.
La propiedad es el fruto del trabajo, es algo deseable, positivo. Debemos eliminar la envidia. Si algunos adquieren riquezas, sólo significa que otros también pueden obtenerlas y debe servir de estímulo individual y empresarial. La creencia de que la buena fortuna de otros es eventualmente la buena fortuna de uno mismo no viene ni fácil ni invariablemente al corazón humano. Es, sin embargo, una regla dorada en el campo de la economía. Es la llave para alcanzar la paz y la prosperidad.
No sólo la riqueza no trae la pobreza general de un país, sino que una causa importante de que un país no prospere económicamente es que exista en el pueblo de ese país el concepto de que la riqueza trae la pobreza. A este concepto erróneo se le añade el odio al rico, el deseo de expropiar, de nacionalizar, el concepto de que la propiedad es producto del robo. El concepto de la redistribución de la riqueza y no el de aumentar la riqueza para que todos puedan prosperar.
La única manera para una persona o país pobre de salir de la pobreza es el trabajo arduo, la creatividad, la innovación, el riesgo, la fe en el futuro. En el ámbito nacional, para obtener una movilidad ascendente el individuo debe trabajar más arduamente que la clase por encima de su status. En el ámbito internacional, un país tiene que trabajar más, educar más a sus ciudadanos, promover el desarrollo de una economía privada, y garantizar un estado de derecho y libertad si quiere sobresalir.
No olvidemos que la libertad, la libre empresa, la propiedad privada siempre corren peligro de extinción. Es más, pueden perderse en una generación. No son hereditarias, genéticas. Deben protegerse, hay que luchar por ellas y así pasarlas de generación en generación. No olvidemos lo que pasó en Cuba en 1959.
- 3 de julio, 2025
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