¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Hace nueve años los mexicanos celebrábamos jubilosamente la primera presidencia ajena al partido que nos oprimió durante siete décadas. Apuntábamos hacia el futuro llenos de esperanza y optimismo pensando la enfermedad revolucionaria había sido contenida. Pero después de estos casi diez años, con tristeza nos damos cuenta que seguimos patinando en el lodo de la burocracia profesional que, como la mordida del león, se rehúsa a soltar su dócil presa.
Hace 20 años Barry Levine publicó un excelente libro titulado, “El Desafió Neoliberal”. Iniciaba esa reflexión del futuro de América Latina con un mensaje del inolvidable Peter Berger, quien fuera uno de los expertos en la problemática de países subdesarrollados. Berger abría el juego para ubicarnos en aquel presente de 1990 afirmando que, el pasado no se puede modificar, pero podemos aprender de los hechos que han provocado tanto sufrimiento en nuestra región y obtener una promesa de prevención en el futuro.
Procedía luego a desarrollar un análisis tipo Harvard, cuando desmenuzan los problemas a base de hechos y él mismo se preguntaba: ¿qué es lo que sabemos, y lo que no sabemos? Es decir, ¿qué es lo comprobable y que es lo que no podemos comprobar?
Lo que sabíamos en 1989:
1) El socialismo nunca funciona. Las economías operando mediante mecanismos políticos, no a base de los dictados del mercado, y aboliendo la propiedad privada de los medios de producción, siempre ha fracasado llevando a las masas a niveles de pobreza y explotación patéticos.
2) Los mercados libres tradicionalmente funcionan. La economía de mercado con la propiedad privada de los medios de producción, construye países ricos y altos niveles de bienestar. Basta observar la historia para entender que los grandes éxitos económicos del mundo han sido capitalistas, primero en Europa, después en Norteamérica y en los dominios europeos, y en el presente en Asia del este y sureste.
3) No existe una tercera vía entre capitalismo y socialismo. Ello ha sido una fantasía sostenida por la izquierda no marxista. Existen hoy día las economías mixtas, y en un sentido, todas portan ese ropaje lo que se traduce en diferentes grados de intervención oficial y, el gran problema, no hay ya capitalismo puramente Laisezz-faire. Quienes argumentan el que los estados escandinavos representan esa tercera vía, se equivocan puesto que están cimentados en economías capitalistas y solo difieren con otros, es sus políticas de beneficencia.
4) El capitalismo es condición necesaria, pero insuficiente para la democracia. Las democracias de larga historia están ligadas a economías capitalistas y nunca han sobrevivido democracias socialistas. Subsisten, eso sí, economías capitalistas en países con regímenes no democráticos. Pero en la medida que esos países enriquecen, las presiones democráticas se expanden. El capitalismo no puede florecer a menos que el estado abra ese espacio social. Eso reduce su poder permitiendo se desarrolle la sociedad civil y así, el capitalismo le abre campo a la democracia.
5) Las políticas de crecimiento benefician más a los pobres que las de redistribución operadas por gobiernos. Es decir, es mejor ser pobre en EU que en Cuba. Los 30 millones de americanos que su censo califica como pobres, el 50% son propietarios de su vivienda con tres habitaciones y dos baños. El 70% tienen automóvil y el 40% poseen dos. El 99% tienen refrigerador y televisión a colores. Casi el 70% tiene horno de microondas, más de la mitad estéreo y una tercera parte lavadora automática.
6) La capacidad empresarial es un factor decisivo en el desarrollo de países. Los empresarios, sobre todo los pequeños, producen el 100% de la riqueza en naciones desarrolladas. Una nación sin esa cultura empresarial, libre competencia y la persecución del beneficio personal, no puede construir una economía sana y próspera.
Berger nos surtía luego una lista de lo que no sabíamos, pero después de estos 20 años, la mayoría de los puntos listados tienen ya respuestas contundentes. Afirmaba el que no se sabía con precisión cuales eran las condiciones suficientes para el enriquecimiento y la democracia. Es posible, continuaba, el que los requisitos para prosperar sean de naturaleza económica, pero luego se declaraba incapacitado para siquiera iniciar la discusión. Exponía las mismas confusiones en cuanto a la democracia.
Pero los últimos 20 años han sucedido infinidad de cosas que han disipado esas incógnitas que Berger se planteaba. Está ya comprobado el que los países que han liberalizado sus economías, los que han puesto los medios de producción en manos de la sociedad civil, en los cuales el estado asume el papel de garante respetando el estado de derecho, han prosperado enormemente. Los que han seguido la ruta contraria y aquellos en los que el estado se vuelve ese fatal ente intervencionista, se hunden en el subdesarrollo.
Aun después de su tropiezo, tal vez el caso más impresionante sea Irlanda. Después de sufrir pobreza durante siglos, en 1990 su PIB partía de 32 billones de dólares para ya arribar a los 110 billones. Su ingreso per cápita viajó de 8.000 dólares a los 35.000, lo cual supera casi cinco veces al de México. ¿Cuál ha sido la fórmula? Algo sencillo, hace 15 años se ubicaba entre los países cuyos gobiernos asfixiaban sus economías, para hoy día escalar hasta el sitio número 5 en cuanto a su índice de libertad económica. Otro ejemplo igualmente impresionante es el de China que iniciaba la década de los 90s con un PIB de 400 billones de dólares, para arribar a más de 2 trillones hoy día.
En 1970 el ingreso per cápita de México, Hong Kong y Singapur era similar, alrededor de 800 dólares. En estos momentos el de Hong Kong se ubica en 45.000 dólares, el de Singapur 40.000 y el de México apenas sobre pasa los 10.000. El ingreso de España apenas alcanzaba 1.000 dólares y en estos momentos se aproxima a los 35.000. ¿El secreto? La democracia liberal operando. En los índices de libertad, Hong Kong es número 1, Singapur número 2, España número 30 y México número 65 por abajo de Mongolia, Bolivia etc.
Mientras esto sucede, América Latina, a excepción de Chile, camina hacia la dirección opuesta cubriéndose con el manto del estatismo sin entender ha sido la causa de nuestros fracasos. Cuando México cabalga sobre la segunda administración que debería haber manejado la urgente transición cuando algunos miopes aseguran lo exitoso de la misma, sin darse cuenta del fracaso ante esa responsabilidad histórica y, al momento de avanzar la ruta de Calderón, es obvio que ese auto llamado México ha estado patinando en el mismo pantano sin avanzar.
Berger se equivocó con los mexicanos al afirmar que, el pasado es sólo referencia, pero nos debe servir para no cometer los mismos errores. Ante el acomodo de las cartas políticas para las elecciones del año 2012, México apunta hacia la dirección que nos llevó por esa ruta de la servidumbre, pobreza, subdesarrollo e injusticias. “No hemos aprendido nada del pasado”.
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