Reglas claras
Personas opuestas a la propuesta de enmienda parcial ProReforma protestan que la pobreza y la violencia que azotan al país en nada se relacionan con la normativa constitucional.
Montañas de investigación de la nueva economía institucional, incluyendo el trabajo de Elionor Ostrom, la premio Nobel en economía, subrayan la relación entre la paz, el desarrollo y las instituciones o reglas del juego en una sociedad. Las buenas reglas procuran buenos resultados. Las malas reglas procuran malos resultados. Las reglas constitucionales no son las únicas que importan, pero sí son relevantes. Eso demuestran varios índices producidos por organismos internacionales como el Banco Mundial y centros independientes como el Heritage Foundation y el Wall Street Journal.
Entonces: ¿Qué arreglos institucionales funcionan mejor? Arreglos que estimulan la cooperación y la coordinación, la innovación y los intercambios voluntarios. Aquellos que generan y distribuyen ágilmente la información necesaria hacia los tomadores de decisión y mantienen bajos los costos de transacción. Aquellos que reducen la incertidumbre y la conflictividad. (Boudreaux y Dragos Aligica)
Los académicos asignan un papel clave a los derechos de propiedad claramente definidos. Son más prósperos los países donde los derechos de propiedad son seguros y el Gobierno usa el poder de expropiación esporádicamente. Según el Índice de Libertad Económica de 2009, la región más empobrecida del mundo sigue siendo el África del Sub-Sahara, pese a recibir tanta ayuda internacional. Una razón es la precariedad de los derechos de propiedad: cuentan con un punteo de 32.4 sobre 100. Justamente es su estabilidad en este rubro el que distingue a Mauricio y Botsuana, los países mejor posicionados de la región, de sus vecinos.
La calificación global de Guatemala en el mismo índice bajó de 59.8 a 59.4 este año. En materia de propiedad recibimos un deprimente 30, debido a que la resolución judicial de disputas es tardada (puede llevar décadas), impredecible y corrupta. No se castiga certeramente la invasión de tierras ni se protegen los derechos intelectuales de la propiedad. Chile, en comparación, tiene un punteo de 90.
La violencia también se vincula con la debilidad del sistema judicial y la corrupción. Otro índice, el de Calidad Institucional (2009), nos ubica en la casilla 27 de 36 países en el continente americano, con un vergonzoso 0.12 en “Estado de Derecho”.
La reforma institucional debe concebirse como un complejo proceso, sin receta única, acota Elinor Ostrom, quien distingue entre los tres niveles en los que se forjan reglas del juego: operacional, decisión colectiva y constitucional. Dicho proceso aprovecha tanto el conocimiento local como el externo.
¡Caminemos en la dirección correcta! Con los actuales punteos, la demagogia y el populismo, vamos en retroceso. Si no mejoramos nuestras reglas, empezando por la Constitución que enmarca el Estado de Derecho, no podremos escapar de ese clima empobrecedor de incertidumbre, desconfianza y conflictividad.
- 23 de enero, 2009
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