Bomba atómica, bolivariana

Correo del Caroní

Leonardo Mascheroni, argentino nacionalizado norteamericano, experto en armas nucleares, ha confesado que celebró tratos con el gobierno de Chávez para la fabricación de una bomba atómica, que es como decir negociar, directo, con Mahmoud Ahmadineyad, en cuenta la comandita que une a ambos jefes de Estado.

Nos imaginamos al célebre “espía” Salazar, en Los Álamos, California, en misión “ultrasecreta”, por cuenta y orden de los gobiernos de Irán y Venezuela, intentando sobornar a Mascheroni.

– Yo, “superagente”, tú físico nuclear -le diría, Salazar, en medio del mayor sigilo- “anser-tú-me, pliss”, ¿Poder, tú, producir megatones para matar judíos y rematar venezolanos, mediomuertos ya, por inseguridad, inflación, hambre, desempleo, y regaladera de dólares al extranjero?

– ¡Pero che! ¡Si tenés frente a ti al mejor físico nuclear del mundo y sus alrededores! ¿Cuántas bombas querés, macho? ¿200, 500? Y por cierto, che, ¿Para qué me hablás en ese inglés tarzaneao, si los argentinos dominamos el castellano mejor que Andrés Bello y Nebrija juntos?

Ahmadineyad, es un asesino de siete suelas. Este alto pana de la revolución bolivariana durante la guerra contra Iraq no fue a batirse al frente de batalla, sino desempeñó un cargo más acorde con cierta cofradía de comandantones: instructor de los Basiji Mostazafan. Estos últimos, eran niños de hasta 12 años obligados a defender “la patria” y a los que se les lavaba el cerebro con “la gloria del martirio”. Armados de una llave de plástico en el cuello para “abrir la puerta del paraíso” eran utilizados para limpiar los campos minados. Se había intentado con asnos, ovejas y perros, pero éstos, al oír las explosiones huían. En cambio los muchachitos, embriagados de patriotería criminal y con sed de paraíso se ofrecían jubilosos. Antes de ser conducidos al matadero los enrollaban en alfombras, para evitar que las partes de sus cuerpecitos se dispersaran tras la explosión. Los lectores al revisar quién es el pana mayor del mencionado infanticida se servirán abstenerse de evocar refranes malsanos. Dime con quién andas y…; Dios los cría y ellos se…; los mochos se unen pa’ rascarse con sus tocones.

Ahora, Mascheroni, enfrenta cargo por espionaje. Esa pretendida fábrica iraní de bicicletas del Alto Apure, el puente aéreo con Teherán, los acuerdos para ensamblar autos, esa falsa fraternidad entre dos hombres tan poco creyentes de la fraternidad, resultaron mamparas para acciones menos inocentes. Andar en diligencias para poseer armas de destrucción masiva no lo es. Peor, si caen en manos de cierto dúo.

Por fortuna, no fue necesaria la intervención de la FBI, la CIA, ni de ningún escuadrón SWAT para frustrar esta escalada nuclear. El asunto quedó a cargo de un policía de rolito, de la división de fraudes y estafas ¡of course! de la citada localidad de Los Álamos.

Nos parece verlo y oírlo todo al filo de la medianoche, en un galpón abandonado, de esos que salen en las películas policíacas.

- Aquí tenés los croquis de la bomba atómica ¿Me trajiste, la “lana”, che?

– Sí, te traje los 40 mil dólares que te mandaron…

– ¡Pero, che, si a mí me garantizaron que habían retirado ocho millones de la partida secreta para pagarme!

– ¿Ocho millones? Ayyy ¡Alguno o algunos bolivarianos se armaron con esos reales! Pero aquí están tus 40 mil y ¡agarra que el ciego tiene!

Al final, las presuntas fórmulas ultrasecretas del tal Mascheroni -un Kirchner cualquiera- resultaron esas copias chimbas que se bajan de la Internet. De los 40 mil dólares del soborno al pretendido experto en armas nucleares, 20 mil eran en billetes falsos y la mitad, en un descuido, mientras realizaban el canje de dinero por supuesta tecnología para el genocidio, se los birló el “espía” Salazar.

Los venezolanos podrán convencerse con este episodio, por qué no tienen agua, luz eléctrica, azúcar, vehículos, repuestos, papel toalé y el hampa campea fueros en el país. La bomba atómica que nos está asesinando, no es radioactiva, es una bomba matagente de ineptitud, resentimiento, negligencia, pero sobre todo, de la megacorrupción bolivariana.

https://enopinion.tripod.com