La isla corporativa
La metáfora de la isla como corporación no fue inventada por Ann Louise Bardach, pero sí fue actualizada por ella a propósito de una entrevista sobre su reciente libro Without Fidel. A Death Foretold in Miami, Havana and Washington. Existen otros intentos de aprehender el tipo de régimen imperante en Cuba por analogía; también se le ha tratado como finca, granja, cárcel, teatro, zoológico… No obstante, comparada con todas estas, la imagen de una isla corporativa es muy pertinente si se despliega el tema con cuidado.
Aunque no era necesario, Bardach puntualizó que se trataba de una corporación de tipo militar; quizás para acentuar el carácter autoritario. Sin embargo no señaló que es también una corporación en crisis, (casi) como Enron Corporation en el momento en que sus ejecutivos comprenden que se ha alcanzado un punto en que no todo el mundo puede salvarse.
Como corporación (decía que no tiene que ser necesariamente militar), en Cuba rige un sistema de obediencia a cambio de ciertos compromisos de amparo contraídos por el estado. Lo que Ramiro Valdés llamó en Santiago de Cuba «estado papá'' no es más que el grupo de beneficios que una corporación ofrece a cambio de los lazos de servicio y lealtad que tiende sobre su plantilla. Son vínculos de conveniencia que fluyen en dos direcciones.
Si la corporación entra en crisis, como es el caso de Cuba, la pirámide empezará a despachar por la base, formada por los miembros más prescindibles. Por eso Cuba elimina las responsabilidades contraídas con la libreta de racionamiento antes que las cestas de Navidad de los dirigentes; o los comedores obreros antes que las cantinas del Consejo de Estado. Es muy ilustrativo que Ramiro Valdés haya hablado de los recortes precisamente desde un restaurante especializado en mariscos (y otro de helados) de la llamada «ciudad héroe''.
En los momentos de crisis los filtros disciplinarios de la corporación se refinan; y los chequeos de fidelidad se extreman. Eso explica los despidos sin beneficios de los «ejecutivos'' Carlos Lage, Pérez Roque, Carlos Valenciaga, etc.; y la promoción con mitad de «sueldo'' de gente como Misael Enamorado, Miguel Díaz Canel u Olga Lidia Tapia Iglesias.
La corporación castrista en época de crisis está a la caza de nuevos inversores. Estos, que no creen mucho en la capacidad del grupo para multiplicar ganancias, deben correr un riesgo obligados por la competencia. Aunque ciertamente no ofrece mucha garantía un panorama que muestra a los ejecutivos cambiándose de compañía y desviando activos a cuentas privadas.
l punto donde cede la metáfora rejuvenecida por Bardach es que la junta ejecutiva de la corporación castrista, en la misma medida en que suspende compromisos, aspira a intensificar el control y la pertenencia a la estructura piramidal. Para ello se vale de una policía interna tan cara como los ahorros que logra con la contracción organizativa. Para seguir con el juego: es como si quisiera que la gente siga haciendo fila (cola) ante las bodegas y los comedores cerrados. Con la misma hambre y con la misma obediencia de siempre. Por esta vez, y a esta altura del juego, sospecho que eso ya no será posible.
- 31 de octubre, 2006
- 23 de enero, 2009
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