Estudio psiquiátrico de Hugo Chávez
Habas se cuecen en todo el mundo, pero en la América mestiza a veces es necesario usar un caldero más grande. Las actitudes de algunos integrantes de su actual dirigencia, visto desde afuera de sus respectivas repúblicas, suelen rayar en lo jocoso y sorprendente. Más, por otra parte son los habitantes de esas tierras cuyos ancestros lucharon muy duramente para librarse del yugo opresor español, quienes sufren las consecuencias de los actos que provocan estos peligrosos mitómanos populistas que creen – o quieren hacen creer – que han llegado a sus respectivas patrias para salvar a sus ciudadanos vaya a saberse de quién.
La sabiduría de nuestras abuelas les hacía decir que “El ser humano es como los pescados, viaja en cardumen”, de manera que Chávez no puede trasladarse rumbo hacia su “inmortalidad” sin la compañía de sus iguales: Castro, Correa, Ortega, Zelaya, Morales, Lugo y los Kirchner, a los que financia, adoctrina y se adoctrina con el propósito de implantar su famoso “Socialismo bolivariano del siglo XXI”, el que provoca la ira diplomática de los Estados Unidos que resulta ser el principal socio comercial de Venezuela del que importó 49.819 millones de dólares y exportó 12.123 millones de dólares en 2008.
El estudio mental de Chávez que presentamos hoy, por su contundencia sorprende a quienes transitan los pasillos de la política pero no frecuentan las mieles de la psiquiatría. El hombre y la mujer común que no son considerados “intelectuales” por esa casta inflada de soberbia de quienes dicen serlo, al leer éste y otros estudios que han sido colocados al final del artículo, podrán decir un sucinto “Ya lo sabía”, porque hay verdades que no necesitan de décadas de estudio para ser comprendidas.
Es de lamentar que en este territorio sureño de la gran patria bolivariana, adónde ha sido conducida Argentina por necesidad de billetes, de ideología y de rapiña, adolezca de un estudio similar acerca de los Presidentes habidos, presentes y por haber. A través de las siguientes notas que hoy presentamos, es posible notar una Venezuela en donde la oposición a Chávez se lleva a cabo en todos los sectores y no se presta al perverso juego de los Borocotós que aquí abundan.
Aunque en Argentina el derecho de propiedad es una ficción, rogamos a quienes retransmitan éste y otros estudios sobre el tema, tengan la bondad de otorgar el suficiente crédito a esta publicación y muy especialmente a la organización venezolana SOBERANÍA (https://www.soberania.org) a la que agradecemos el permiso concedido para la publicación de sus artículos y la excelente recopilación de otras notas aparecidas primordialmente en tierra venezolana.
Por último, recordamos que cualquier parecido con la realidad local, como siempre, es mera coincidencia.
JUAN SALINAS BOHIL
Como psiquiatra especializado en trastornos de personalidad y autor de varios libros sobre las personalidades "borderline" y las narcisistas, me encuentro ampliamente calificado para hacer un perfil psicológico del presidente Hugo Chávez.
En base a su conducta y manifestaciones públicas y notorias, es posible ubicarlo en el nivel más bajo de las personalidades primitivas, llamadas así por un funcionamiento muy primario y una estructuración muy desorganizada. Más específicamente, sus características encajan dentro del trastorno Narcisista de personalidad, cuyos rasgos más importantes son:
1. Grandiosidad:
Un ego anormalmente hipertrofiado, un concepto absolutamente inflado de sí mismo y fuertes tendencias egocéntricas. (Por ejemplo: se creen los más bellos, inteligentes, predestinados, mesiánicos, seductores).
2. Exhibicionismo:
Necesidad de atención y admiración constantes. Tendencia al lucimiento en base a la apariencia física, la vestimenta, dotes intelectuales o peculiaridades de la personalidad.
3. Omnipotencia:
Se plantean metas y proyectos mucho mas allá de sus capacidades reales y de las posibilidades que brinda el ambiente. (Por ejemplo creerse líder de una supuesta revolución latinoamericana, y hasta mundial).
4. Fragilidad de la autoestima:
La inflación egocéntrica determina una necesidad de suministros narcisistas prácticamente insaciable. Se establece una "hambre de estimulo" y una "adicción" a los homenajes y gratificaciones. Mientras fluyan abundantes gratificaciones, hay una exaltación de la autoestima. Tan pronto ocurre una frustración, a veces por detalles nimios, la personalidad se hunde. Estas debacles han sido llamadas pseudo-depresiones, por cuanto no involucran añoranza o pérdida de amor como en las verdaderas depresiones. Y apenas duran horas o pocos días, restableciéndose la autoestima tan pronto ocurre una nueva excitación.
5. Incapacidad de amar:
Como toda la carga afectiva está concentrada en el propio ego, no hay disponibilidad afectiva para las demás personas. A pesar de las exuberancias emotivas y seductoras que suelen desplegar los narcisistas para cautivar a las personas, no son capaces de amar genuinamente, sino que las utilizan para el logro de sus propósitos o necesidades. Los narcisistas carecen de escrúpulos y podría decirse que "caminan sobre cadáveres".
6. Juicio de realidad:
Al no ser capaces de ver más allá de su propio ego, ellos tienden a falsear y a negar aspectos obvios de la realidad que no concuerdan o favorecen sus propósitos. Por eso los narcisistas suelen fracasar en sus proyectos, porque sólo ven lo que les conviene y proyectan la culpa sobre los demás cuando algo no sale bien.
7. Rabia narcisista:
Las frustraciones, la crítica en su entorno y los aspectos desplacientes de la realidad, pueden provocar reacciones llamadas de "rabia narcisista", por lo desproporcionadas y violentas. Dichas rabias pueden obnubilar la conciencia y a veces crear reacciones francamente psicóticas transitorias con características paranoicas.
8. La envidia:
Es el afecto predominante inconscientemente. Fuera del ego grandioso, no puede haber nada valioso. Son personajes altamente destructivos. Se destruye todo lo bueno y valioso que exista, para que no haya nada que envidiar. Como conclusión podemos agregar lo siguiente: cuando el narcisista es una persona común, los daños no van más allá de si mismo o de su entorno. Pero cuando se trata de un jefe de estado de un importante país petrolero, que posee altas capacidades de seducción y manipulación de las masas, que logra rodearse de colaboradores perniciosos y destructivos, que consigue conquistar adeptos intelectuales que propagan su mensaje y hasta otros jefes de estado o grupos políticos y económicos que se aprovechan de su pseudoideología con fines lucrativos, entonces las repercusiones pueden llegar a ser catastróficas a nivel nacional, y hasta amenazar la paz y el equilibrio mundial".
Eloy Silvio Pomenta es profesor agregado de la Cátedra de Psiquiatría de la Escuela Vargas de Medicina (Universidad Central de Venezuela) y profesor de Psicoanálisis y Psicoterapia en los cursos de post-grado de Psiquiatría. Fue Presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría (1969).
- 23 de julio, 2015
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