«Todo lleva a la autocensura en Venezuela»
CARACAS.- Cual respuesta a Aló Presidente , el programa de televisión del presidente Hugo Chávez, el periodista Leopoldo Castillo conduce Aló Ciudadano en el canal privado Globovisión. Comenzó un año después, en realidad, en 2000, con un tono crítico que ha procurado mantener. Era dominical; pasó a ser diario. Dura tres horas. Lo retransmiten varias emisoras de radio.
Algunas dejaron de hacerlo: forman parte del pelotón de las 34 clausuras de este año, en coincidencia con las amenazas contra otras 250; los ataques contra la sede de Globovisión, emprendidos por grupos afines al oficialismo, y la presentación en la Asamblea Nacional del proyecto de ley especial contra delitos mediáticos, aparentemente desechado.
Vino a ocupar su lugar, en parte, la nueva ley de educación: prohíbe "la publicación y divulgación de impresos u otras formas de comunicación social que produzcan terror en los niños, inciten al odio y atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano".
En un ambiente tan hostil, sobre todo después del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV) en 2007, el ejercicio del periodismo dista de ser fácil.
"Uno está sujeto a una ley, llamada resorte o mordaza, que, si bien no tiene reglamento, depende del funcionario público -dice Castillo a LA NACION-. El funcionario público se ajusta a derecho cuando evalúa al periodismo independiente y tiene manga muy ancha cuando evalúa a otro tipo de periodismo."
"Globovisión no tiene acceso a las fuentes oficiales ni puede cubrir conferencias de prensa. El presidente no habla con los periodistas nacionales, sino con los extranjeros. Debemos estar pendientes de las pantallas del canal del Estado", añade.
La embestida de Chávez contra los medios de comunicación, tildados en varias oportunidades de "subversivos" y "desestabilizadores", llevó a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el Bloque de Prensa Venezolano (BPV) a organizar para hoy una jornada cuyo título refleja la situación: Foro de Emergencia sobre Libertad de Expresión.
Lo patrocinan 17 organizaciones internacionales y nacionales del periodismo hemisférico. Estarán el ex presidente peruano Alejandro Toledo y el ex mandatario boliviano Carlos Mesa. En nombre de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) disertará Carlos Besanson, director del Diario del Viajero .
"Al filo de la navaja"
En el foro no se hablará sólo sobre Venezuela, sino, también, sobre otros países cuyos gobiernos insisten en hostigar a la prensa o, en beneficio propio, confundirla con la oposición política.
"Vivimos al filo de la navaja. Somos blanco de campañas de desprestigio en los canales del Estado -dice Castillo-. Si querellara, no ganaría un juicio ni en el tribunal de Dios. Esto incita a algunos a tirarte una piedra o una botella."
"Si a eso le sumas que los periodistas somos contribuyentes especiales y pagamos más impuestos que los demás, y que existe un acoso judicial por las declaraciones de tus invitados en tu programa, todo lleva a la autocensura", señala.
Y añade: "Debo discrepar del invitado para no resultar perjudicado por sus dichos. A mí ya me han citado tres veces por ese motivo".
"La cuestión es seguir trabajando como hasta ahora, a todo riesgo, seguros de que se trata de una confrontación de principios", dijo David Natera, presidente del BPV y director del diario Correo del Caroní, del estado de Bolívar.
"Tenemos el poder moral y la fuerza ética frente a un régimen basado en la violencia, el sectarismo y la inspiración totalitaria -agrega-. En Venezuela no hay un Estado de Derecho. Es un país en el que el presidente controla todos los poderes del Estado. En él, la subordinación del Poder Judicial llega a niveles lamentables."
Natera se rehúsa a asumir el rol de opositor, delgada línea roja en países en los cuales las instituciones no responden a las inquietudes de la gente y los periodistas terminan siendo casi gestores de sus reclamos.
"Hay cosas que nosotros reconocemos en la gestión de Chávez, pero no declinamos en nuestra posición de defensa de la libertad de prensa -dice-. Si hay libertad de prensa en Venezuela, se debe a los medios de comunicación independientes que resisten a los ataques y el sabotaje económico."
Consecuencias no deseadas
En algunos casos, como sucede en la Argentina y en otros países, la presión oficial deja su estela en la ausencia de pauta publicitaria estatal para algunos medios de comunicación.
Frente a las presiones, el riesgo es económico y, también, ético: la autocensura conduce a la complacencia frente a circunstancias en las cuales los periodistas no van con sus preguntas más allá de la versión oficial de los hechos.
Es, en ocasiones, una forma de conservar el trabajo. El mayor damnificado termina siendo el pueblo al cual los gobiernos se precian de representar.
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