Guatemala: Gravar las llamadas telefónicas
Desde hace años, el gobierno tiene ganas de gravar las llamadas de teléfonos móviles como una fuente “fácil” de generar ingresos fiscales. Ahora que esa brillante idea ha surgido de nuevo, es oportuno denunciarla junto con otros abusos arbitrarios, discriminatorios e inconstitucionales de nuestras autoridades.
Todos los gobiernos del mundo siempre creen que andan cortos de ingresos; no importa su tamaño. Es una situación endémica, y nuestro fisco no es la excepción. Ahora que la actividad económica está deprimida, y la recaudación de impuestos también, resurge la idea de poner un impuesto específico a las llamadas de teléfonos móviles. Irónicamente, el éxito de esa industria los ha puesto en la mira para ser castigada. La graciosa ocurrencia tiene salivando a los funcionarios públicos, por la supuesta astronómica cantidad de impuestos que se recaudaría. Como siempre, la pereza mental y la falta de equidad se hacen presentes para buscar una salida fácil, rápida pero injusta y equivocada.
Los impuestos específicos son discriminatorios, abusivos e inconstitucionales. Lo que pasa es que al Gobierno se le hace más fácil gravar ciertas actividades en donde hay un número relativamente bajo de proveedores y un número alto de consumidores. De esa manera se crean ciudadanos de segunda categoría, cuyos productos sufren de esa ilegal e injusta discriminación. Así es como se les ocurrió gravar, por ejemplo, diversos tipos de bebidas con varios impuestos específicos, el cemento, los combustibles o el turismo; y ahora, las llamadas telefónicas.
En el caso específico del “impuesto al turismo”, la Corte de Constitucionalidad determinó que la tasa del 10 por ciento que se cobraba sobre los boletos aéreos violaba el principio que prohíbe la doble tributación y fue declarado inconstitucional. Eso mismo debería de ocurrir con todos esos otros “impuestos específicos”; todos pagan IVA y no tienen por qué pagar otro impuesto adicional.
Si el fisco desea aumentar su recaudación subiendo los impuestos, debe hacerlo transparentemente. Que se aumente la tasa del IVA, por ejemplo, y que todos lo sepamos y sintamos en nuestros bolsillos ese incremento, tratando a todos los productos y servicios por igual. Claro está, eso es políticamente imposible, por “impopular”. Por ello es más fácil tratar de esconder el aumento en una llamada telefónica donde el Gobierno, en todo caso, le puede echar la culpa a las empresas proveedoras por el aumento en el costo de la llamada.
Los diputados deben rechazar esa vieja y pésima idea. Los ciudadanos debemos expresar nuestra oposición a las intenciones gubernamentales de continuar creando impuestos discriminatorios, abusivos e inconstitucionales. Qué preocupante desconsuelo si esas son las ideas para iniciar la “recuperación económica”.
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