Realidades (XI)
Por Manuel F. Ayau Cordón
(Pueden verse las partes I, II , III, IV. V, VI , VII , VIII, IX y X de este trabajo)
No puedo olvidar, porque me quedé atónito, cuando en una ocasión, en el año 1950, visité al Lic. Alfonso Bauer Paiz, quien era ministro de Economía y Trabajo del gobierno del Dr. Juan José Arévalo. Recién graduado de ingeniero industrial, me di cuenta de que la indemnización por despido injustificado dañaba al trabajador industrial, pues desestimulaba aumentos de salarios, le restaba poder de negociación de condiciones de trabajo y le quitaba movilidad para aprovechar mejores propuestas de trabajo.
Cuando el Lic. Bauer Paiz me preguntó qué sugería yo, le propuse universalizar la indemnización por el tiempo trabajado en adelante. El ministro Paiz pensó por un momento y me respondió que no, porque terminaría la lucha de clases. Quizá él lo habrá olvidado, pero a mí no se me olvida.
¿Ya se fijó cuántos de los que se han opuesto al proyecto de Pro Reforma están en contra porque Pro Reforma eliminaría todos los privilegios y quieren conservar los propios? (Art. 157 de la propuesta de Pro Reforma). De hecho, consideran al Congreso como un mercado de negociación de privilegios.
Las ideologías, a diferencia de los principios, son consecuencialistas en el sentido de que algo es bueno o malo según sus efectos convienen a sus intereses. En cambio los principios rigen buena conducta, y punto. Y no es casualidad, sino causalidad, que si todos observan principios de buena conducta, las consecuencias serán buenas —aunque no perfectas—, porque en un ambiente de respeto a iguales y recíprocos derechos, la única manera de progresar es colaborando pacíficamente con los demás, para beneficio mutuo. Si se observan los principios de buena conducta, la colaboración de otras personas se obtiene a través de persuasión y no de violencia y coerción. Todos tratarán de servir —enriquecer— a los demás, porque es la única opción para el mejoramiento propio. He ahí el valor práctico de respetar los iguales derechos individuales de todos, y de la superioridad de los principios sobre las ideologías.
Los socialistas siempre se han opuesto a observar principios generales de conducta. Se oponen a los Diez Mandamientos porque el número 7 dice no robar, lo cual, en sintaxis positiva diría: respetad el derecho de propiedad legítimamente adquirido.
“Deuda pública” es un eufemismo. No es del “público”, sino de sus hijos y nietos. ¡Qué fácil ponerle impuestos a los bebés y a los que aún no han nacido! No pueden protestar ni manifestar y ya nacen o crecen con una hipoteca sobre su trabajo. ¡Qué tristeza!
Referente al progreso de los pueblos, en su discurso del 11 de julio el presidente de EE. UU., Barak Obama, advierte a los africanos que “ningún empresario quiere invertir donde el Gobierno descrema 20% a los ingresos de los de arriba”. En Guatemala se descrema 31%.
A diferencia de los derechos civiles, para ejercer derechos políticos, en las constituciones se acostumbran requisitos de edad. En la Constitución de Guatemala para ser presidente se exigen 40 años de edad (Art. 185); para magistrados, 40 años (Art. 185); para magistrado de la Corte Suprema de Justicia, 40 años (Art 216); para Corte de Apelaciones, 40 años (Art. 217); para diputados, 18 años (Art. 162); para ministros de Estado, 30 años (Art. 196). Pro Reforma propone mayores requisitos de edad, atendiendo a que la experiencia provee buen juicio: “Sabe el diablo más por viejo que por diablo”.
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