Denme libertad o denme… un rescate
Debido a que el concepto liberal se ha ido deformando y existen muy pocas organizaciones, ya no digamos partidos políticos, que representen esas ideas. Debido a que en EE.UU. los Republicanos se han transportado hacia territorios antes exclusivos de los Demócratas de “control y redistribución de la riqueza”, y los Demócratas al terreno de los partidos socialistas de la Europa reumatoide; el partido Libertario Americano ha empezado a ganar terreno en esta justa política del tercer milenio.
Porque vemos en México el mismo fenómeno, es decir, los partidos cada día confluyendo más en sus ideas y plataformas encontrándose en lo que ya muchos llaman la “Tercera Vía”,—lo que Von Mises bautizó como intervencionismo—y esto anula la verdadera competencia política y la lucha de ideas.
Porque observamos las dos plagas que azotaron a la humanidad durante el siglo XX, fascismo y socialismo, y en sociedad destrozaron la economía mundial pensando los planes centrales del gobierno eran superiores a la propiedad privada y los mercados libres. Porque vemos se han convertido en la inspiración de la nueva economía mundial y, mezcladas en los cerebros de políticos, le dan vida a lo que los economistas liberales bautizan como Fascialismo, receta para el suicido económico mundial, pensamos es vital el constantemente desempolvar y exponer los verdaderos conceptos liberales.
Pero ¿Qué es el Fascialismo? Es la conjugación de esas dos corrientes que destrozaron al mundo el siglo pasado: Socialismo, en donde el gobierno se da a una extensiva redistribución del ingreso a través de activar pretorianos impuestos e instituciones estatales de bienestar social. Fascismo, en donde propiedad privada y los negocios son permitidos siempre y cuando sirvan al interés público, no el privado. El individuo es aceptado sólo si su interés coincide con el del estado. En el Fascialismo las utilidades son privadas e individuales. Pero las pérdidas son públicas y sociales cuando son provocadas por los empresarios estatistas y, luego de los arreglos, las cubre el gobierno por cuenta de los ciudadanos.
Hace unos meses el candidato a la presidencia de los EE.UU. del Partido Libertario, dirigió un mensaje que hemos considerado interesante para nuestra polémica.
En su escrito Ron Paul afirmaba con asertividad:
“Quiero eliminar al gobierno federal de todas las áreas que ha destrozado; salud, educación, bienestar social, ayuda extranjera, la ayuda a corporaciones, subsidios a la agricultura, manejo de pensiones etc. Estos programas no solo causan tremendo daño a la vida ciudadana, son también anticonstitucionales. Quiero formar un gobierno federal tan pequeño en el que los ciudadanos no tengan que pagar impuesto sobre sus ingresos—que es anticonstitucional. Las tarifas de importación y los impuestos al consumo sean suficientes para financiar las funciones constitucionales del gobierno”.
“Quiero liberar a los ciudadanos del yugo del sistema del Seguro Social. Quiero vender activos gubernamentales para financiar cuentas privadas de pensiones para cada nuevo dependiente del Seguro Social—para, de esa forma, todos de inmediato dejar de pagar el abusivo impuesto del 15% para cubrir este servicio. Quiero terminar con la pesadilla de la prohibición cancelando de inmediato la locura llamada “guerra contra las drogas”. La mayoría de invasiones a nuestras libertades civiles se hacen justificadas por esa lucha. Aun cuando alguien no tenga interés en las drogas, esta guerra le da al gobierno el derecho de invadir la privacidad de sus cuentas, sus mensajes de internet, y el poder para investigar y expropiar la propiedad sin los procesos judiciales requeridos”.
“Quiero nombrar jueces a la suprema corte de justicia que puedan leer y entender el sobrio lenguaje de la constitución, y que entiendan esas palabras constitucionales; “El Congreso no deberá legislar”, que significa el que el Congreso no deberá hacer leyes. Quiero ver jueces en la Suprema Corte que anulen programas gubernamentales que no estén autorizados por la constitución. Resumiendo, no quiero bajar la velocidad del crecimiento del gobierno. No quiero detener el crecimiento de ese gobierno. Quiero reducir de forma dramática ese gobierno—a los límites impuestos en la constitución, y de esa forma detener la industria que más crece en los EE.UU., la industria de la burocracia del gobierno”.
“Quiero que los ciudadanos sean libres de vivir su vida como ellos quieran y lo decidan—no como sus líderes políticos piensen deban de vivirla. Ustedes son los que se levantan a las 5.00 AM para trabajar durante 10 y 12 horas diarias. ¿Cómo es posible que los políticos tradicionales se atrevan a decidir cuánto de lo que ustedes han ganado con su trabajo, se les va a permitir retener? Yo quiero que todos ustedes retengan cada dólar que con ese sacrificio han ganado—para que lo ahorren, lo gasten, lo regalen, lo inviertan de la manera que ustedes decidan—y no solo dispongan de las migajas que los políticos deciden tirarles”.
“Quiero que los ciudadanos puedan disponer de su propio dinero y enviar a sus hijos a la escuela que ellos decidan sin tener que mendigar al Estado por un vaucher (pase), o rogar al Departamento de Educación para que esta mejore. Quiero que los ciudadanos puedan usar su dinero e iniciar sus propios negocios, dar donativos a sus iglesias, a organizaciones caritativas, de un modo tal como nunca antes se ha visto en este país. Quiero que los ciudadanos sean libres, quiero sacar al gobierno de nuestras casas, de nuestros negocios, nuestras carteras, sacar al gobierno de nuestras vidas”.
Thomas Jefferson definió hace 200 años un buen gobierno liberal al afirmar: “El mejor gobierno es el que gobierna menos”. El Dr. Manuel Ayau, rector de la única Universidad liberal en América Latina asentada en Guatemala, define la labor de un gobierno liberal como la de; “proteger vida, libertad, propiedad y contratos de sus ciudadanos”, mas de eso es invasión.
Sin embargo, en los EE.UU. la libertad cada día está más amenazada con el crecimiento del gobierno que encabeza un socialista del calibre de Barack Obama. Obama, armado del nuevo Fascialismo, promete lo peor de los mundos económicos. Una vasta expansión del sistema socialista de bienestar, acompañado de una pesada dosis de socialismo Stalinista nacionalizando los bancos, empresas automotrices, el sistema de salud y lo que puede echar mano. Desarrolla también a su alrededor un culto a su personalidad estilo Mussolini que le facilita transitar libremente por ese desastroso comino hacia el suicidio económico nacional.
En los años 70 el mundo económico estuvo a punto de sucumbir debido al Keynesianismo que provoco la Stagflacion. A finales de la primera década del nuevo milenio, el mundo se prepara para un suicidio económico provocado por el nuevo remedio: Fascialismo.
- 31 de octubre, 2006
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