Pánico a las ideas

2001 

“De lo sublime a lo ridículo, no hay más que un paso…”.  Napoleón Bonaparte

Afirmaba José Martí; “nada lastima tanto como los seres serviles”. El servilismo y la envidia son sinónimos de mediocridad, anida en las almas pequeñas. Estigma de los caracteres vulgares, confesión del talento y del mérito ajeno. El envidioso, en su ignorancia, no usa el razonamiento porque carece de ideas; sólo vocifera para descalificar y ofender con frases groseras a los hombres superiores a él. No saben crear, sólo destruir lo que otros construyen con su trabajo.

Mientras tanto, la inefable OEA, se exprime el cerebro buscando el reingreso de la detestable tiranía castrista, espejo fiel de un mundo atrasado y sombrío, para revocar la Resolución de Punta del Este, sancionando a Cuba por las repetidas agresiones a la república de Venezuela. El negligente Insulza pronunció una frase inmortal: “es una gran cosa para la Organización”, pero soslayó los graves acontecimientos que estremecen la Patria de Bolívar, a punto de bancarrota, en plena bonanza petrolera, que exige una investigación a fondo del despilfarro de US$ 900,000 millones; compromisos con Rusia, China, Japón y Brasil por US$ 15,000 millones, usando el oro negro como garantía.

Impericia y torpeza en el ingreso al Mercosur, bajo la apatía complaciente y el Parlamento, funcionarios mediocres, que utiliza el Ejecutivo de forma imperativa y humillante, “cumplan las órdenes o renuncien”. Nunca se había visto tanta cobardía y obsecuencia en los Poderes Públicos, que tienen el deber de ser autónomos e independientes. Empleados encadenados al Ejecutivo, criticándose y autocensurándose, como sucedió en la Cuba castrista en el lastimoso caso del poeta Heberto Padilla. Deprimente, contemplar a una infeliz burócrata, tartamudeando temerosa, intentando justificar el hecho vergonzoso.

A veces el pánico simula bravura y burla, como sucedió en la llegada a Venezuela de un grupo de personalidades de la talla de Krauze, Vargas Llosa, Apuleyo Mendoza y otros, para participar en el Foro “Desafío Latinoamericano”; los retuvieron, acosaron, amenazaron con expulsarlos del país, tristes comisarios policiales y culturales, con los mercenarios cubanos.

Con patética burla hubo el temor a debatir con el intelectual de lenguaje correcto, inteligencia, pluma y moral, “Para debatir conmigo tiene que ser presidente, yo estoy en Grandes Ligas, Ud, está en AA”. Excusa para evadir un debate de ideas desfasadas y fracasadas.

Evidentemente, ¡hay pánico ante las ideas esclarecedoras! Delenda est Cartago.