¡No se va! ¡No se va!: Ventas de jugadores se van al entretiempo por la crisis
Lucas Sasha fue descubierto en un partido de fútbol infantil a los 13 años. Al agente que lo descubrió le gustó su toque de balón, vio que tenía talento y lo invitó a entrenar en el "Terrão", la sede del club Corinthians. Tres años después Lucas debutó en el fútbol profesional y, esta temporada, conquistó un título con su club en el torneo juvenil. Como la inmensa mayoría de sus pares, su meta es ser "uno de los mejores" y jugar en algún gran club internacional, preferentemente Milan de Italia o Manchester United de Inglaterra.
Sasha cree que eso podría ocurrir en dos años. El problema es que sus planes se han topado con una barrera: la crisis económica mundial, que ya está afectando las exportaciones de jugadores. Apretados por la retracción en el crédito adoptada por la mayoría de los patrocinadores e inversionistas, los grandes clubes de balompié extranjeros, en especial los europeos, están comprando menos atletas de la región este año. Y las cifras récord de transacción registradas en años anteriores difícilmente se repetirán en 2009, de acuerdo con ejecutivos, consultores y dirigentes ligados al deporte. Si bien en el corto plazo la reducción tendrá un impacto negativo en el balance de los clubes latinoamericanos, sus marcas podrán ser fortalecidas por la belleza del espectáculo.
Sin embargo, el momento de la verdad será en los próximos meses. Hasta el 31 de agosto permanecerá abierta la ventana de transacciones con los clubes europeos, período en el cual los equipos podrán negociar jugadores con otros clubes y países. Las negociaciones usualmente suben en intensidad a medida que el plazo final se acerca.
"Ésta será la primera ventana fuerte post-crisis. La expectativa es que los grandes cracks -dos o tres jugadores- sean transferidos de cualquier forma. Ahora, los jugadores al 'menudeo', o sea, el restante, todavía no sabemos si serán afectados en precio o en volumen", dice Felipe Lobo Faro, director de negocios de fútbol de Traffic, una de las mayores compañías del sector en Brasil, dueña de un equipo de segunda división y de un centro de formación con cerca de 100 atletas. "La expectativa del mercado no es optimista", afirma João Paulo Lopes, director de fútbol del São Paulo Futebol Clube, campeón brasileño en 2007 y 2008 y uno de los mayores vendedores de jugadores del mundo. En los últimos 15 años, el equipo levantó cerca de US$ 125 millones con la venta de pases de futbolistas.
Junto con los derechos de transmisión, la venta de jugadores es hoy la principal fuente de ingresos de la mayoría de los clubes brasileños, dice Amir Somoggi, especialista en marketing y gestión de clubes de fútbol y auditor asociado de Casual Auditores, que analiza los balances de más de 20 de los principales equipos de fútbol del país. En 2003 se vendieron al exterior 858 atletas, lo que correspondió en promedio al 26% de los ingresos anuales de los grandes clubes brasileños. En cambio, los derechos televisivos correspondieron a 34%. En 2007, esos porcentajes eran, respectivamente, de 34% (1.085 jugadores vendidos) y 22%. La suerte de los clubes, dice el especialista, es que la crisis coincidió con la renovación de los contratos de transmisión de los juegos por televisión. Las cadenas se han comprometido a pagar cerca de US$ 200 millones, frente a unos US$ 143 millones en el contrato anterior, que caducó a fines de la temporada pasada. "Son US$ 57 millones que permitirán a equilibrar las finanzas", dice.
Ayudan, pero no son suficientes. Según cifras del Banco Central, que registra las transacciones, el comercio de jugadores llegó en 2008 a por lo menos US$ 233,2 millones, US$ 11 millones más que el año anterior y casi US$ 100 millones más que en 2006. El "por lo menos" se explica porque no todos los acuerdos son realizados por vías formales. En número de jugadores, según la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), fue otro año de superación de récords, con la venta de 1.176 jugadores a exterior, 91 más que en 2007.
En Argentina, y en otros países de la región con tradición futbolística, los números absolutos no son tan elocuentes. Aun así, proporcionalmente, son relevantes. Según el agente FIFA Mariano Vera Mieres, no hay cifras oficiales confiables de ventas de jugadores. Pero su opinión es que son enviados al exterior anualmente entre 50 y 100 atletas. A su vez, Uruguay, país que tiene, en proporción a su población, la mayor cantidad de jugadores militando en clubes extranjeros -por ejemplo, en su selección nacional, 19 de los 23 jugadores defienden equipos extranjeros-, vende por año entre seis y 15 jugadores al exterior, afirma Gonzalo Luis Madrid, agente FIFA local.
Este año, sin embargo, no se ha anunciado ninguna transacción que haya acaparado los titulares. "La crisis realmente pegó de lleno a nuestros principales mercados consumidores", dice Daniel Pacheco Affini, agente FIFA de WM Marketing Esportivo. "Jugadores como Hernanes (del São Paulo, elegido el mejor jugador del Campeonato Brasileño en 2008), en otra época ya habrían partido. Pero creo que este año no van a emigrar. Europa tendrá que esperar".
Este año, las transacciones más importantes en Brasil han sido las de Alex, que dejó el Internacional a cambio del Spartak, de Rusia, y la de Guilherme, de Cruzeiro, que partió al Dynamo de Kiev, también ruso. En ambos casos se pagaron 5 millones de euros. En segundo lugar, en la lista compilada por AméricaEconomía, aparece Edinho, del Internacional, vendido al Lecce, de Italia, por 2,3 millones de euros. En comparación, en 2008 ninguna de las mayores transacciones fue inferior a los 5 millones de euros. Y la mayor, de Alex Silva, del São Paulo, quien viajó rumbo al Hamburgo, en Alemania, alcanzó 13 millones de euros. "¿Desde agosto (de 2008) para acá, qué grandes operaciones ha habido? Una u otra, solamente. Los precios cayeron cerca del 50%. Quien valía 10 millones difícilmente será vendido por 5", dice Reinaldo Pitta, agente FIFA brasileño de Gortin Promoções.
A pesar de que el mayor número de transacciones ocurre tradicionalmente a mitad de año, como ejemplifica el empresario, la caída en los precios es uno de los efectos colaterales de la menor demanda. "No creo que veamos un menor número de ventas, pero sí una reducción de los valores promedio por jugador", dice Luiz Henrique Ferreira Pompeo, agente FIFA brasileño, para quien la caída en el valor medio de las transacciones ya llega al 20%. España, por ejemplo, fue impactada, según el agente FIFA chileno Mauricio Valenzuela del Río, y "hoy no se paga lo mismo que en otros años, salvo si se está negociando con equipos como Barcelona o Real Madrid", afirma.
Sin embargo, otros agentes están viendo oportunidades en nuevos mercados. Si bien la mayoría de los grandes equipos europeos ha puesto el pie en el freno, hay clubes menores en países como Ucrania, Rusia, Alemania e incluso en Inglaterra con patrocinadores e inversionistas que no han sido golpeados terriblemente por la crisis. "Veremos una baja en las ventas de jugadores, pero se están incorporando algunos nuevos mercados como la Península Arábiga y Asia", dice Guillermo Luis Tofoni, agente FIFA de la argentina World Eleven. El problema es que "trabajan con precios menores, de hasta US$ 3 millones", dice Lopes, dirigente del São Paulo.
A la luz de los problemas económicos, muchos clubes extranjeros han cambiado su foco, concentrando sus búsquedas en jugadores con contratos vencidos para no pagar una indemnización a los clubes de origen, u optando por la adquisición de los derechos económicos en sociedad con otros equipos. "El perfil (de los jugadores) que ha sido más solicitado actualmente es el bueno, bonito, barato y comunitario", dice el agente FIFA brasileño Álvaro Reis Serdeira.
Los Retornados
Pero, hay también un efecto contrario: muchos cracks están regresando a sus países de origen. Y los ejemplos más significativos son los de Ronaldo, Adriano y Fred. "Son tres jugadores que estuvieron en la última Copa Mundial. Eso no es muy normal", dice Pitta, de Gortin Promoções. "Fred, por ejemplo, consiguió volver a casa con un salario de US$ 140.000 al mes y un contrato a cinco años. Es algo muy cercano a lo que ganaría fuera", afirma. Si hubiese dinero fácil disponible, sin embargo, el agente FIFA cree que los clubes europeos no dejarían partir a esos jugadores. "Se quiera o no, el Inter de Milán va a economizar cerca de 5 millones de euros con la salida de Adriano".
Y no son sólo grandes jugadores en una fase adelantada de sus carreras quienes están volviendo. Según Luiz Gustavo Vieira de Castro, director de registro y transferencias de la CBF, entre el 15 de enero y el 8 de abril -los datos más recientes disponibles-, por primera vez en 10 años, el número de jugadores enviados al exterior (383) fue menor al de los que volvieron (395). "Entre quedar desempleado aquí o afuera, es mejor quedar desempleado aquí. Principalmente si usted juega en divisiones inferiores, las más afectadas por la crisis", dice.
Oportunidades
Sin embargo, también se abre una oportunidad para que se reformulen las estructuras de recaudación. "En el mediano plazo, la crisis podrá ser benéfica para el fútbol brasileño. Con un volumen menor de venta de jugadores, el producto fútbol tenderá a ser valorizado", opina Avandro Sanchez, abogado especialista en contratos de fútbol y socio de la oficina Machado, Meyer, Sendacz y Opice. "Se deja de vender la materia prima, para vender el espectáculo".
Más ídolos en el campo subirán el valor de la camiseta de sus equipos, que podrán buscar mejores ganancias en la comercialización de derechos televisivos, incluso en otros países. "Es un mercado en el cual Brasil apenas engancha", afirma el abogado, citando incluso posibles ganancias en canales como internet y comercio electrónico. Somoggi, de Casual Auditores, concuerda.
Según él, la taquilla media de los clubes no representa hoy más del 8% de las ganancias anuales, cuando debería representar cerca del 25%, y la exploración de la marca, otro 30%. "El gran problema es que ellos aún no entienden que la taquilla, el estadio y la marca tienen que ser la principal fuente de renta", dice el especialista.
Somoggi incluso cree que ésta sería una excelente oportunidad para que los equipos inviertan en el desarrollo de jóvenes promesas, al contrario de traspasarlos en plena formación a los clubes extranjeros. "Porque la estrategia no genera sólo mayores rendimientos con la venta de un jugador ya formado, sino que también proporciona mayor visibilidad para el equipo, hasta la venta", afirma.
Lo más probable, sin embargo, es que crezca la sociedad entre empresarios inversionistas dueños de los derechos económicos de los jugadores y los grandes clubes, vitrinas naturales de los cracks con potencial de venta fuera. "Con los inversionistas actuando cada vez más fuertemente en el mercado, los equipos no necesitan desembolsar grandes valores en adquisiciones. Y pueden pagar mejores salarios para asegurar a los jugadores. De otra forma, no tendrían las condiciones para hacerlo", dice Faro, de Traffic, que mantiene bajo contrato de para clubes de las series A y B y del Campeonato Brasileño cerca de 70 jugadores. En caso de venta, los clubes vitrina acostumbran quedarse con parte de la ganancia.
Lo cierto es que, como dice Sanchez, de Machado Meyer, el fútbol nunca va a dejar de ser una inversión de riesgo. E "inversionistas que perdieron dinero en instrumentos más seguros, recientemente, no estarán dispuestos a colocar dinero en algo aún más arriesgado, como el fútbol". Si así fuera, hasta que los europeos y otros extranjeros regresen, por lo menos será posible volver a gritar "¡Olé!".
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