Guatemala: Cinco posibles escenarios
Ante el mayor escándalo mediático-político en la historia de Guatemala, vislumbro algunos escenarios que quiero compartirles.
Primero: el norteamericano. Las instituciones hacen su labor; el presidente entiende que la institucionalidad trasciende a las personas, por lo que se aparta temporalmente del cargo para no entorpecer el proceso. La ciudadanía evita los epítetos que no pueden probarse en las acusaciones, se montan vigilias, que presionan a conllevar las reformas necesarias para que las leyes funcionen. Sea cual sea el resultado, la sociedad puede sanar sus heridas. Escenario descartado.
Segundo: el venezolano. El Partido de Gobierno toma el papel del niño chillón; todo aquel que le increpa y contradice es necesariamente miembro de la conspiración de la extrema derecha. Fabrican datos ligados a la vida sentimental del licenciado Rosenberg, con el fin de deslegitimizar su testimonio. Las manifestaciones suben de tono hasta que uno de los dos bandos se cansa, la cobertura de los medios nacionales e internacionales se acaba.
Tercero: el mexicano. La investigación se alarga. El pulso de poder requiere que el Ejecutivo apueste a sus huestes dentro del marco urbano. Crea enfrentamientos entre “ricos y pobres”. Se paraliza la vida de la ciudad. Este escenario es muy similar al del pasado Jueves Negro.
Cuarto: el argentino. La lucha de poder sube de tono, tal y como en la crisis argentina del 2001. La sociedad civil toma un papel de coraje y sin dejarse amedrentar; pese al uso de la violencia, el peso de la ciudadanía, golpeada, herida, sangrante y valiente, tira abajo a un régimen. Escenario descartado. Al primer disparo, todo mundo huye y las pancartas se quedan tiradas sin dueño.
Quinto: el chapín. La investigación no llega a nada, se alarga, se desvía la atención a otros temas; el Gobierno manda mensajes subliminales amenazantes a los que se atrevan a pronunciarse; la sociedad se atemoriza y el efecto mediático cada día es menor. Los políticos cuestionados por corrupción en gobiernos anteriores aportan con cinismo sus demagógicas opiniones, con la confianza de que en nuestro país ningún corrupto termina usando el tacuche de rayas verticales. Finalmente, la causa se abandona como tantas otras.
En el escenario coyuntural cualquier cosa puede ocurrir, una mezcla de los referentes anteriores, o algo inesperado, prueba de esto es la aparición de un documento entregado a la Procuraduría de los Derechos Humanos. Lo que sí puedo asegurar es que habrán cambios positivos. De ahora en adelante, debemos exigir, sin pretextos, que quienes nos gobiernan sean transparentes y probos en la gestión pública.
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