Rolf Berndt: «El Estado no debe salvar a las compañías»
"No es conveniente que el Estado apoye a las empresas que tambalean por la crisis", dice el economista liberal alemán Rolf Berndt, director de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, creada en 1958 y una de las instituciones políticas más importantes de su país.
La crisis económica global, producto de una fenomenal burbuja y del descontrol de los mercados, puso en tela de juicio las recetas liberales. Pero Berndt propone ajustarse, lo más posible, a las fórmulas de la libertad, rechaza la ola de estatizaciones que también corre por algunos países de América latina, defiende la globalización y reclama un capitalismo responsable. Su antídoto frente a la crisis es "más mercado", más liberalismo.
Berndt, de 63 años, es miembro del Partido Libre Demócrata (FDP, por sus siglas en alemán), ocupó altos cargos económicos y fue asesor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en París.
"Después del atentado de 2001, la Reserva Federal norteamericana, en lugar de ceñirse a sus objetivos específicos, monetarios, buscó crear una nueva y creciente confianza en los Estados Unidos. Dejó crecer una burbuja, no la controló y la burbuja explotó", afirma Berndt, en una entrevista con LA NACION realizada durante su reciente paso por Buenos Aires.
-El debate en el G-20, en el Fondo Monetario y en los gobiernos de los países centrales gira en torno a si se debe generalizar la adopción de grandes programas de estímulo o, por el contrario, adoptar programas más puntuales.
-El mundo debe adoptar programas de ayuda, pero no se debe llegar a desalentar la economía de mercado. No es conveniente apoyar a las empresas que tambalean. Sólo se debe ayudar a aquellas empresas y países que se autoayudan. Muchos políticos alemanes prometen que inyectarán dinero y crearán fuentes de trabajo en Alemania. No es coherente.
-Pero la crisis del mercado daña la globalización, y también al mercado mismo.
-El disparador de la crisis fue, como le dije, la política monetaria expansiva de la Reserva Federal después de 2001. La tendencia hacia inversiones altamente riesgosas fue disparada después hasta el frenesí por una política del mercado inmobiliario, una política bienintencionada, pero peligrosa, que fue lanzada a conciencia y destinada a otorgar créditos para la vivienda a personas que no tenían solidez. Fue una política completamente alejada de lo que hubiera sido un mecanismo de mercado.
-Es decir: desde su perspectiva, la crisis tuvo un componente político decisivo.
-No cabe duda. La crisis no se encuentra tan relacionada con un fracaso de los mercados, sino con un fracaso de la política que hizo reaccionar a mercados sensibles.
-De todas formas, el Estado debe dar una respuesta política a lo que ocurre, por ejemplo, en el mercado laboral.
-Inyectar dinero sólo puede ser admitido como una respuesta transitoria y sólo sirve si los inversores aceptan sacar dinero de su propio bolsillo y, además, están dispuestos a ofrecer sus patentes como garantía. Ayudas sin garantía traen bancarrotas.
-¿Cuáles son las medidas concretas que debería adoptar un gobierno para superar la crisis?
-Básicamente, se debe disponer una reducción impositiva; simplificar el sistema impositivo con tres tasas del 15, 25 y 35 por ciento y promover y dar facilidades para la inversión. En parte, es un modelo parecido al que aplicó Reagan, con un sistema tributario aplanado, que fue exitoso en los países del Báltico, Austria y Australia. Con seguridad se van a perder puestos de trabajo durante un tiempo. Pero mantener infructuosamente con vida empresas que tambalean hace que la sociedad, a la larga, termine pagando un costo mayor.
-Frente a las crisis, los pueblos responden a un instinto, quizás atávico, pero instinto al fin, de cerrarse sobre sí mismos, lo que rápidamente degenera en xenofobia y discriminación…
-La Fundación Friedrich Naumann realizó un estudio sobre libertad y economía en 141 países y el resultado fue categórico: en los países en los que hay más libertad también hay más crecimiento económico, más bienestar y la gente vive más. La política debe mantener a flote la globalización y los intercambios comerciales y, especialmente, promover la tolerancia intercultural.
-¿No estamos en una etapa de desaceleración de la globalización?
-No. La globalización es irreversible y va a continuar: mire la Unión Europea: nadie imaginaba que iba a estar integrada por 25 países. La globalización no para por una crisis.
-Varios gobiernos de América latina, desde hace años, están estatizando empresas.
-Estoy en contra de toda estatización. Mucho de lo que ocurre en América latina, en mi opinión, es un retroceso. La reacción frente a la crisis no se debe anquilosar en una regulación o, incluso, en un exceso de regulaciones. Es mucho más importante atacar las raíces del problema, cosa que, de acuerdo con la experiencia, le resulta complicada a la política.
-¿La crisis de mercado se corrige con más mercado?
-Así es. La moraleja es: la economía de mercado continúa siendo el mejor sistema económico que conocemos. Pero en la era de la globalización debemos prestar aún más atención a que la política no ocasione grandes distorsiones del mercado.
El personaje
ROLF BERNDT
Economista liberal
- Edad : 63 años. Nació en Niederschelden, Sieg (Alemania).
- Hombre de consulta : fue asesor personal de varios ministros de Economía alemanes.
- Desde 1995 : es director ejecutivo de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad.
- Deportista : practica natación y ciclismo. Su ídolo es el automovilista argentino Juan Manuel Fangio.
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