La violencia pone en jaque el turismo en México
Este año, Teresa Bitler tenía pensado pasar la Semana Santa en la playa de Puerto Peñasco, México, con su marido y sus dos hijas. Pero cambió de idea.
"Nos enteramos de la violencia del narcotráfico en la zona", dice Bitler, que vive cerca de Phoenix, en Arizona. Pensó en el viaje en auto de cuatro horas a través de grandes extensiones del desierto mexicano. Al final, la familia se decidió por ir a Disneylandia.
Hace tan sólo unos meses, la cantidad de estadounidenses que viajaban a México estaba viendo un boom. A pesar de la crisis económica en Estados Unidos, México reportó un incremento de 14% de visitantes en enero, respecto al año anterior, en parte por la fortaleza del dólar frente al peso mexicano y la ola de turistas estadounidenses que preferían quedarse cerca de casa. El año pasado, 80 millones de estadounidenses visitaron México, según la Secretaria de Turismo de ese país. Estas cifras hicieron del turismo una industria de US$13.200 millones en 2008, la tercera mayor fuente de ingresos para el país.
'Narco contra narco'
En febrero, las noticias sobre el incremento de la violencia entre facciones enfrentadas de los carteles mexicanos del narcotráfico se volvieron pan de cada día. Las decapitaciones, secuestros y torturas dominaban los titulares. A fines de febrero, el Departamento de Estado estadounidense emitió una advertencia a los turistas con destino a México, citando "el incremento de la violencia cerca de la frontera de EE.UU", y alertando que "decenas" de turistas estadounidenses han sido secuestrados en el país en los últimos años. George J. Tenet, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), urgió a su hijo universitario a que cancelara un viaje a Acapulco debido a las noticias que había leído; un correo electrónico exagerado sobre la conversación entre padre e hijo circuló rápidamente por muchos campus universitarios.
A pesar de la alerta, "no estamos aconsejando a la gente que no vaya a México", dice Heide Bronke Fulton, vocera del Departamento de Estado, quien añadió que las principales áreas de preocupación son las ciudades y los pueblos cerca de la frontera. Las alertas al viajero emitidas por el Departamento de Estado, que pueden avisar sobre el comienzo de la temporada de ciclones o incluso sobre amenazas terroristas, son mucho menos serias que las advertencias formales para países como Irak y Sudán, que de entrada desaconsejan viajar al país.
Los expertos de seguridad dicen que los turistas pueden viajar con tranquilidad a México, siempre que permanezcan en las zonas de los resorts y eviten viajar por carretera y acercarse a zonas fronterizas con EE.UU. Mike Ackerman, presidente de Ackerman Group, una firma de investigación y seguridad de EE.UU., dice que la mayoría del crimen relacionado con el narcotráfico en México es de "narco contra narco", o de violencia contra la policía. Los secuestros, otro problema en alza en México, casi siempre tienen como blanco a mexicanos acaudalados, no estadounidenses ni otros extranjeros.
Para contrarrestar los crecientes temores de viajar a México, la industria del turismo del país ha recurrido a una ofensiva de relaciones públicas. Los hoteles ofrecen descuentos. Los resorts han incrementado su seguridad. Están tratando de transmitir el mensaje de que México es un país grande y diverso y que no todas las regiones se han visto afectadas por el auge de la violencia ligada al narcotráfico. Las zonas turísticas y de resorts suelen estar a cientos de kilómetros de los volátiles campos de batalla donde se libra la guerra del narcotráfico. No ir a Puerto Vallarta debido a lo que pasa en Ciudad Juárez sería como no viajar a Nebraska debido a algo que está pasando en Nueva York, señalan los funcionarios de turismo.
Aun así, resorts a casi 2.100 kilómetros del epicentro de la violencia de México dicen que notaron una ola inmediata de cancelaciones después de que se emitieran las alertas a los viajeros. En otros hoteles, simplemente dejaron de hacerse nuevas reservas. Los agentes de viajes recuerdan que empezaron a recibir llamadas telefónicas de clientes preocupados preguntando si podían cancelar sus vacaciones.
Jim Swickard, propietario de la Hacienda de los Santos, en Álamos, un zona turística en la región de Sonora, en el oeste del país, dice que después de que el gobierno emitiera la advertencia a los viajeros, las reservas en el resort de lujo cayeron casi 50%. Dice que si el negocio sigue igual de flojo tendrá que reducir su personal de 55 a 25 empleados de aquí a unos meses.
Swickard, cuyo hotel está a 643 kilómetros de lugares como Tijuana y Nogales, dice que ninguno de los turistas de su resort ha sido víctima de un acto de violencia o de un secuestro, ni durante su estancia en el resort ni en su viaje desde EE.UU. "No tenemos una guerra de narcotráfico en Álamos", asegura.
El mes pasado, la Secretaría de Turismo de México lanzó un nuevo sitio Web, México-Update.com, que incluye testimonios de viajeros que han visitado México recientemente y un mapa que especifica cuáles son las zonas que el gobierno de EE.UU. ha identificado en sus alertas. Las áreas con puntos rojos incluyen Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales y Chihuahua, todas ciudades cercanas a la frontera con EE.UU.
Karisma Hotels, que tiene siete propiedades en México, ha visto un declive en su negocio del 20% desde que se emitieron las alertas. Ahora la compañía está ofreciendo mejorar las acomodaciones de los huéspedes que se queden al menos cuatro noches en algunos de sus resorts, como Azul Beach Hotel y El Dorado Royale, en la Riviera Maya, además de promociones para vuelos gratuitos o con descuentos. Pueblo Bonito Luxury Hotels & Resorts, que tiene cuatro hoteles en Los Cabos, está ofreciendo una cuarta noche gratis por cada tres noches reservadas, y la séptima noche gratis por cada seis.
Unos más afectados que otros
El narcotráfico ha golpeado más duro a algunos destinos turísticos. Cancún, una ciudad que también a visto un auge inmobiliario, está en medio de una importante ruta de la droga a EE.UU. En su lucha por el control, los carteles se han infiltrado en la policía local y han asesinado a varios agentes de seguridad, incluyendo un general retirado del ejército. Como consecuencia, el ejército mexicano se ha hecho cargo de la mayoría de operaciones policiales en la zona. Sin embargo, los distritos turísticos de Cancún están alejados de las zonas donde tiene lugar la violencia ligada al narcotráfico, y los incidentes con turistas son muy poco comunes.
Muchos resorts y lugares turísticos han invertido en mayor seguridad. Por primera vez, los visitantes a la región de Cancún durante la temporada vacacional que las universidades estadounidenses celebran entre finales de marzo y principios de abril vieron controles militares en la carretera entre el aeropuerto y los resorts.
Este año, Los Cabos ha estrenado una "policía turística", que se viste de manera más informal que la policía regular y cuya función es ayudar a visitantes con direcciones o traducciones. Durante algunas horas del día, también están acompañados por perros policía adiestrados para detectar drogas, dice Miroslava Bautista, directora de turismo de la zona.
Algunos resorts dicen que incrementar visiblemente la seguridad puede poner más nerviosos a los turistas. Cuando "ven más seguridad y policía, sienten miedo", dice Alan Duggan, subdirector de ventas de Starwood Hotels, en Latinoamérica, "especialmente si no son medidas necesarias". Resorts como el St. Regis, en Punta Mita, y el Westin Puerto Vallarta vieron cómo sus reservas cayeron 15% tras la alerta oficial, calcula, mientras hoteles más urbanos, orientados a los viajeros de negocios, en zonas como Ciudad de México, no vieron reducciones, a pesar de los reportes del aumento de la delincuencia en los alrededores.
Aunque el gobierno de EE.UU. dice que su registro de datos no es completo, la causa principal de muerte en México para los turistas estadounidenses son, por un amplio margen, los accidentes de tráfico, según cifras del Departamento de Estado y la embajada de EE.UU. En 2008, 56 de los 81 millones de ciudadanos estadounidenses que visitaron o vivieron en México fueron asesinados, comparado con 32 el año previo. El Departamento de Estado dice que la mayoría de esas personas eran ciudadanos de EE.UU. viviendo en el extranjero, no turistas. Alrededor de 6.000 personas murieron en México el año pasado víctimas del narcotráfico.
Viajeros de negocios
Además de turistas, el aumento de la violencia también ha ahuyentado a los viajeros de negocios. Steve
Rudner, un abogado que representa a resorts, dice que desde fines de febrero ha aceptado varios casos contra grupos empresariales que han cancelado sus reuniones en México y están buscando formas para no tener que pagar, citando temores de seguridad.
Adam Armbruster, un consultor de publicidad de Sarasota, Florida, acordó en enero dar el discurso principal en una conferencia en Ciudad de México planeada para abril. Pero las noticias sobre el incremento de la violencia y los secuestros lo pusieron nervioso pese a que ya había visitado la ciudad en el pasado. Tras considerar contratar a un guardaespaldas privado, decidió que "no valía la pena", y canceló el discurso, renunciando a un generoso honorario. "Tengo mujer e hijos en casa".
Aunque estadísticamente las probabilidades de que un turista se convierta en una víctima del crimen son muy bajas en México, quienes han estado allí aseguran que lidiar con las autoridades locales puede ser frustrante. K. Jill Rigby, una escritora de viajes de Toronto que estaba pasando cuatro meses en San Miguel de Allende, un pueblo colonial conocido como una meca para expatriados y artistas, fue atracada en febrero en un ataque que la dejó caminando con muletas por dos semanas. Recuerda que reportar el crimen fue una tarea onerosa, y que aunque había varios testigos, sus atacantes todavía no han sido arrestados por la policía. Funcionarios de la ciudad no estuvieron disponibles para comentar sobre el caso.
Rigby no cree que su atraco estuviera relacionado con el narcotráfico. En cambio, cita otro problema en el país: la creciente brecha entre los habitantes ricos y pobres en las zonas turísticas. Cada vez más mexicanos jóvenes que se han quedado sin trabajo en EE.UU. están volviendo a casa porque no pueden encontrar una forma de sobrevivir durante la crisis económica.
Tijuana, una ciudad fronteriza que solía ser popular entre los estadounidenses que acostumbraban a hacer excursiones de un día para comprar souvenirs y beber en los bares, es una de las zonas en el ojo del huracán del narcotráfico. Varios cientos de personas fueron asesinadas el año pasado en la violencia relacionada con el narcotráfico, algunas acribilladas a balas en la calle a plena luz del día. Los visitantes se han reducido 90% desde 2005, y más del 20% de los negocios del distrito turístico han cerrado, según Jahdiel Vargas, director de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Tijuana.
Ahora la ciudad está tratando de volver a atraer a los turistas. En enero, Tijuana abrió el "carril rápido" para que los viajeros que vienen a hospedarse en sus hoteles o a comer en los restaurantes de lujo, se libren de las largas colas que se forman en la frontera. En marzo, la ciudad estrenó una nueva campaña turística, "120 cosas que hacer en Tijuana", que coincide con el 120 aniversario de la ciudad.
"Hubo mucha violencia durante un par de meses", admite Vargas. "Pero el 90% estaba sólo centrado en la mafia y los carteles del narcotráfico".
—José de Córdoba contribuyó a este artículo
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