El socialismo de Chávez, pide cacao al capitalismo de Japón
Quién lo iba a creer. Es tal la desesperación del gobierno chavista venezolano, que ha tenido que acudir por ayuda financiera y tecnológica, a uno de los representantes mas típicos del capitalismo, aliado importante de EE.UU., miembro del grupo de los 8, y amigo de Israel. El “pez muere por la boca”, es una de las expresiones populares que se me ocurre se adapta más a esta tragicomedia venezolana que vivimos.
Es bueno señalar, que el Japón fue uno de los países que visitó Hugo Chávez en 1999, cuando recién se iniciaba como gobernante de Venezuela. Es posible que esa visita fuese más por interés personal, por curiosidad, o disfrute turístico, que por un objetivo comercial o político. Que se sepa, en esa oportunidad, Venezuela no mostró interés serio en asociarse con Japón, y no firmo ningún acuerdo comercial ni tecnológico relevante con esa nación.
Es bueno recordar también, que en esa época, Hugo Chávez todavía seguía siendo un gobernante demócrata – y aún cuando empezaba a despotricar del capitalismo – su charlatanería anti imperialista, era si se quiere mesurada, PDVSA estaba en buenas manos y administrada por personal profesional y competente. En esa oportunidad, no era tan fiel amigo e incondicional de Fidel Castro y de Cuba y admirador de su revolución bonita. Es más, en Venezuela, ni se hablaba del socialismo del siglo XXI. Y por supuesto, Hugo Chávez ni se atrevía a señalar que convertiría a Venezuela en un país socialista.
Cuando Hugo Chávez fue al Japón en 1999, la situación social y económica de Venezuela era critica y preocupante, el precio de venta del petróleo era relativamente bajo, no existía tanto desorden y corrupción en la administración publica, la persecución contra políticos, gente del petróleo, trabajadores, sindicatos, médicos, educadores y empresarios no se había desatado plenamente, se respetaba la constitución, las organizaciones del estado funcionaban medianamente; no obstante Venezuela no llegaba a los niveles de descomposición actual, donde estamos como a la espera de un enorme tsunami socio económico que dependiendo de su intensidad con que nos azote, pudiera arrasar con la nación.
Esta vez, Hugo Chávez llega a Japón convertido ideológicamente en todo un socialista (comunista), anti imperialista, enemigo del capitalismo, defensor de narco terroristas, amigo de regímenes dictatoriales, y en un solidario y solitario defensor de genocidas buscados por la justicia internacional. Por otra parte, llega a Japón, con una PDVSA que da pena ajena por lo deteriorada que ésta se encuentra, tanto administrativa como operacionalmente y endeudada hasta un nivel que desconocemos, por falta de información confiable del gobierno, pero que intuimos es altísimo.
En las condiciones actuales en que nos encontramos, gracias a la revolución bonita, indudablemente, Venezuela está en gran desventaja para negociar con Japón, acuerdos comerciales, industriales o tecnológicos importantes de largo plazo, requeridos para resolver los problemas más apremiantes y avanzar hacia el desarrollo económico en el futuro. Ojala que no tengamos que bajarnos los pantalones hasta las rodillas ante los japoneses, quienes tienen una bien ganada fama internacional de ser excelentes negociadores.
Es una lastima que estos convenios no pudieron presentarse y concretarse hace 10 años. Que lastima que Hugo Chávez ignoró y subestimo al Japón por tanto tiempo para venir a darse cuenta ahora, cuando tiene el agua al cuello, de que éste país pudiera ser un socio y un aliado extraordinario y conveniente, para Venezuela. Que lástima que ahora desee negociar con Japón en desventaja, cuando estas negociaciones han podido darse en un escenario más ventajoso para Venezuela, sin comprometer nuestra producción futura a precios del petróleo por debajo del mercado real, entre otras desventajas a la vista. Que lastima por tener a un tan mal negociador como presidente de Venezuela.
No obstante lo extemporáneo de este acercamiento al Japón, producto de una iniciativa y voluntad política forzosa del gobierno, aún cuando no ha sido espontanea, debido a que se tomó por presión social y necesidad económica de Venezuela; pudiera ser considerada como un buen indicio, para la recuperación de espacios económicos perdidos. Aun cuando es una aspiración difícil de concretar, al menos tenemos la esperanza que con alianzas o acuerdos con las naciones y gobiernos indicados, es posible lograrlo, para el bien de la nación y de su población.
- 23 de julio, 2015
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