El espía de Dios
El País, Montevideo
A los 87 años, Graham Greene dijo adiós a todos. Fue la despedida de un clásico. A su pluma debemos una vasta obra literaria donde destacan títulos como "El poder y la gloria", "El revés de la trama", "Nuestro hombre en La Habana", "El tercer hombre", "Los comediantes", y entre otros, "El factor humano". Nutrió a los lectores y al mundo del cine. Escribió, asimismo, dos autobiografías: "Una especie de vida" y "Vías de escape". La primera habla de los días de la infancia y la juventud; la segunda, sobre sus viajes a los diversos países que conoció (también estuvo en Paraguay y la Argentina, invitado por Victoria Ocampo), así como de su trabajo como periodista, como espía en la Segunda Guerra, y, especialmente, revela de qué manera transfiguraba en literatura el mundo que lo rodeaba.
Graham Greene fue una personalidad ajena a la llamada "vida literaria". Cuando no estaba viajando, estaba escribiendo en su casa de Anacapri (todas las noches en el restaurante de "Gemma"), o en su pequeño piso de Antibes.
Para quienes quieran saber algo más de la vida de este soberbio escritor a quien no le gustaba hablar de sí mismo, acaba de regresar un libro atractivo: "Mi vida con Graham Greene" (Circe/Océano). La crítica literaria y periodista Marie Francoise Allain, autora asimismo de "El otro y su doble", una extensa entrevista al propio Graham Greene, efectuada en 1981, recoge en este libro las conversaciones con quien fuera su compañera sentimental durante treinta años, Yvonne Cloetta.
Gracias a los recuerdos y documentos de Cloetta, el lector logra penetrar en el mundo de un escritor que fue muy celoso de su intimidad. De esta manera nos aproximamos a un hombre polifacético: cosmopolita, interesado en los derechos humanos (donó sus derechos de autor de la URSS a los niños afectados por la tragedia de Chernobyl), atormentado por la melancolía, comprometido con causas políticas y, sin que lo asumiera nunca, dueño de un éxito extraordinario. Su fama era la de un clásico vivo. Y pese a ello, Ivonne Cloetta afirma en estas páginas que nunca tuvo la sensación de convivir con un hombre famoso, o excepcional, puesto que se movía naturalmente, ajeno a todo, en Antibes, en Capri, o donde estuviere, dedicado a lo suyo.
Graham Greene se definía como: "un narrador de cuentos". ¿Qué quería decir con ello? Estas son sus palabras: "Un narrador de cuentos empieza por crear personajes y después procede a hacerlos hablar y contar una historia interesante". Y en cuanto a su labor literaria, decía: "Escribir es un proceso muy doloroso, pero me siento infinitamente más nervioso y deprimido cuando no escribo". Entre sus autores admirados se encontraban Stevenson, Conrad, Henry James y Evelyn Waugh.
El creador de ese vasto universo literario llamado "Greenlandia", fue un hombre extraño, delicado, alegre, nostálgico, secreto, sociable, brillante, trabajador e inmortal. Acaso, el espía de Dios en la Tierra.
- 23 de julio, 2015
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