Bolivia: Las microfinanzas en un entorno de crisis
Por Raúl Rivero Adriázola
Los Tiempos, Cochabamba
Al haber perdido nuestro país la oportunidad de consolidar su desarrollo económico a través de la aplicación de políticas sabias y liberales, que aprovechen la oportunidad (la mejor de nuestra historia) del auge vivido los cuatro últimos años, con altos precios de las materias primas y llegada de grandes flujos de liquidez en exportaciones y remesas, nuevamente nos encontramos ante las puertas de una seria crisis económica interna, que obviamente se cebará en quienes menos tienen y menos habilidades poseen.
Una vez que no se dieron las condiciones para generar inversiones productivas, que creen empleo sostenible e incrementen la riqueza nacional y habiendo demostrado el Estado total incapacidad para ser el motor del crecimiento económico, los agentes económicos que se mantengan en el mercado, deberán buscar mecanismos imaginativos para sobrevivir, donde la búsqueda de eficiencias y ahorros y el achicarse serán las constantes de preocupación para propietarios y ejecutivos.
En esas condiciones y como en toda crisis vivida en el pasado, será el sector informal de la economía quien tenga que absorber a los emprendedores desempleados y a quienes entren por primera vez al mercado de trabajo, confirmando nuevamente el aserto de que la microempresa sigue siendo el principal refugio para la inserción de la población económicamente activa en el mercado de trabajo en períodos de crisis, más aún hoy en que la economía llamada formal se contrae por factores de mercado y, lamentablemente, por las erradas políticas gubernamentales.
Los microempresarios del sector informal de la economía cuentan con ventajas intrínsecas para salir airosos en épocas de contracción económica, pues son flexibles en el empleo de mano de obra (priorizando el empleo familiar) y bienes de capital, pueden aumentar o reducir su oferta rápidamente y, al no valorar adecuadamente su fuerza de trabajo y la de su familia, ofertar bienes y servicios a precios accesibles para una demanda agregada que se contrae.
Estas ventajas intrínsecas se han traducido en un muy saludable y creciente mercado microfinanciero, que ha permitido a las Instituciones Microfinancieras (IMF) reguladas y no reguladas, alcanzar al 31 de diciembre de 2008 una cartera cercana a los $us. 1.490 millones, colocada en más de 840.000 clientes. Asimismo, las IMF reguladas han visto crecer sus depósitos hasta los $us. 1.093 millones. Sin embargo, hoy el horizonte se complica para la industria microfinanciera, pues en un entorno macroeconómico adverso, como el que se viene para Bolivia, las IMF seguramente deberán tomar medidas que permitan garantizar su solvencia y fortalecer su eficiencia, para lo que deben tomar en cuenta los siguientes riesgos:
Riesgos de repago. Al contraerse la demanda agregada, los microempresarios tenderán a reducir su oferta y sus precios, afectando así sus márgenes de rentabilidad. Si las condiciones de sus mercados tienden a mayor deterioro, pueden poner en riesgo la capacidad de honrar sus obligaciones financieras, por lo que la mora y la cartera reprogramada se incrementarán.
Riesgos cambiarios. A pesar de la presión estatal por una bolivianización de la economía, hoy más de la mitad de las colocaciones de las IMF son en dólares. Conforme las reservas internacionales netas y las privadas se contraigan y la confianza de los agentes económicos se deteriore, haciendo que el dólar se convierta en activo refugio y presione al alza de la divisa, esta cartera correrá mayor riesgo de no pago.
Riesgos de Regulación. La Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras, ha decidido aplicar normas de prudencia, que buscan blindar a las entidades financieras de la crisis que se avecina; empero, para el caso de las IMF reguladas la norma para incremento de las previsiones específicas, sumada a la decisión del Banco Central de triplicar el encaje legal para depósitos en moneda extranjera, no solamente afectan a su rentabilidad (haciendo más arduo el conseguir recursos de capital) sino que encarecen el crédito, perjudicando a los clientes.
Riesgos Macro. Con la aprobación de una CPE que desmotiva la inversión y un Estado que no garantiza la seguridad jurídica, el desarrollo de la industria microfinanciera sufrirá un serio menoscabo. Prueba de ello es el hecho de que Bolivia ha perdido en 2008 el primer lugar en el ranking de IMF Microscopio, elaborado por el BID y la revista inglesa The Economist, justamente por el deterioro en los indicadores de calidad del marco regulatorio y clima de inversión.
Ciertamente no es claro el horizonte para las microempresas y sus financiadores. Empero, sus capacidades y habilidades, tanto de la industria como de los clientes, hacen posible esperar que sabrán capear el temporal que se avecina, manteniendo a Bolivia como uno de los paradigmas mundiales de las microfinanzas.
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