A los trece años del derribo de las avionetas

El régimen castrista cometió el crimen premeditadamente, como ha sido oportunamente sustanciado por el presidente de HAR, José Basulto, que obtuvo del Organo Internacional de Aviación Civil (ICAO), adscrito a la ONU, la ratificación de que el derribo fue hecho en el espacio aéreo internacional, así como que las avionetas derribadas estaban totalmente desarmadas y realizando uno de sus vuelos humanitarios. Asimismo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que el Estado cubano era responsable por la violación del derecho a la vida de los cuatro pilotos.

Como autores directos del derribo están debidamente identificados los pilotos hermanos Alberto y Francisco Pérez y Pérez, de la Fuerza Aérea Cubana, mientras el tirano Fidel Castro asumió públicamente la responsabilidad directa del hecho.

El régimen de Castro tiene un largo historial de asesinatos que lo sitúan entre los regímenes político-militares más crueles de todos los tiempos. Sin embargo, la comunidad internacional no se comportó a la altura de las circunstancias ante crimen tan monstruoso, ni el Washington oficial actuó como lo demandaba lo que constituyó de hecho un “casus belli”. Fue un “acto de guerra” por parte del gobierno de Cuba sin la más mínima justificación en tiempos de paz, dijo al respecto Richard Nuccio, exasesor del presidente norteamericano en asunto cubanos.

Por otra parte, en su momento, el exfiscal Guy Lewis consideró posible el encausamiento de Raul Castro sobre la base de las evidencias existentes e insistió a los familiares continuar insistiendo en que el mundo conociera el horrendo crimen cometido por el tirano.

En el voluminoso expediente “El derribo de los aviones de Hermanos al Rescate por los MiGs de Castro. Demandamos verdad y justicia para Armando, Carlos Mario y Pablo. Hechos y evidencias relacionadas con el asesinato de ciudadanos de EE.UU: el 24 de febrero de 1996”, quedó establecido lo siguiente:

Fue un asesinato premeditado.

EE.UU. fue alertado, pero sus mecanismos de defensa que venía obligado a activar al despegar los MiGs cubanos de sus bases para atacar a los aviones de HAR, fueron interrumpidos.

Hubo silencio cómplice en un claro patrón de negligencia criminal por parte de EE.UU. y colaboración con el gobierno de Castro.

El crimen continúa impune y sin resolver, como corresponde a un caso que implica a ciudadanos de este país y un residente legal.

El ocultamiento de la verdad impide que se haga justicia, y se encause por lo criminal a los asesinos y demás responsables del crimen.

Lamentable resulta, por decir lo menos, que a los trece años de cometido el crimen no pueda darse el eufórico albricias por la justicia hecha, sino sólo lamentar que la impunidad siga siendo la única respuesta.