¿Gastar para crecer?
La posición oficial es que el Gobierno debe gastar más de lo que le ingresa, para “estimular” el crecimiento económico, ya que el sector privado se encuentra “de bajón”. De esa cuenta, el ministro de Finanzas ha informado sus intenciones de incurrir en un déficit fiscal equivalente al dos por ciento del PIB por los próximos años. ¿Tiene sentido?
Pareciera que el manejo de la economía nacional (e internacional) se ha vuelto algo propio del despacho de un brujo. El dogma vigente dice que si la economía no crece, el Gobierno debe gastar más, mucho más, y ese gasto adicional estimulará el crecimiento económico tan anhelado. No importa que se incurra en déficit fiscal. ¡Esa es precisamente la idea! Como por arte de magia, el gasto público abrirá (sin consecuencias negativas para el futuro) el camino a la prosperidad. ¿Fácil, no? ¿Cómo es posible que se nos ocurra aplicar esta receta únicamente cuando estamos en crisis?
El único problema de la receta es que nuestro país nunca ha dejado de aplicarla. Gobierno que entra al poder, gobierno que nos deja más endeudados, como consecuencia de que siempre gasta más de lo que le ingresa. Quiere decir que siempre hemos estado aplicando la famosa receta del brujo. La pregunta es: ¿Entonces, qué tiene de diferente, novedoso o beneficioso lo que nos está diciendo ahora el Gobierno? La respuesta es: nada.
Lamentablemente, la labor del político es como la de un mentiroso crónico. Siempre nos mentirá, con tal de alcanzar el objetivo político de turno. Antes se nos decía que el déficit fiscal debería ser un máximo de un 1% del PIB, para poder mantener un sano balance macroeconómico. Al menos eso es lo que salió de la famosa Comisión de Pacto Fiscal. Ahora, arbitrariamente se duplica esa cifra; el balance macroeconómico se mete debajo de la alfombra y se nos dice que el gasto público nos sacará de la crisis. Es la misma demagogia que se repite desde el Palacio Nacional hasta la Casa Blanca. Lo cual únicamente confirma que la “raza” política es la misma aquí y en todos lados.
La realidad es que el gasto público no puede crear riqueza, porque previamente fue obtenido vía la expropiación de la riqueza que alguien dejó de crear. Y el déficit fiscal es una expropiación que se consumará en el futuro, cuando toque pagar la deuda de vuelta. No hay recetas mágicas en economía. Lo único que hay son discursos políticos que prometen soluciones mágicas a problemas que ellos mismos nos han creado.
Un ciudadano mejor informado es un ciudadano menos susceptible de ser engañado. Esos nuevos espejitos como el déficit fiscal son “pan para hoy y hambre para mañana”. No se deje seducir por un discurso “solidario” que le quiere hacer ver que el Gobierno será la solución. El Gobierno es el problema. La solución viene de la acción ciudadana.
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