Ecuador: El Estado de Derecho, ¿existe en nuestro país?
La expresión nace en el siglo XIX con el pensamiento liberal en busca de limitar el poder absoluto de los gobernantes. Se pasa del legibus solutus (monarca exento del cumplimiento de las leyes) a un Estado limitado por el Derecho. El Estado de Derecho era, pues, el medio para conseguir la garantía de la libertad y seguridad de los ciudadanos.
Nuestra Constitución de 1998 decía, en su primer artículo, que el Ecuador era un Estado democrático de derecho. Curiosamente, el actual documento político de la Asamblea Constituyente, que algunos llaman Constitución, no lo menciona. Las constituciones, como dice el Dr. Jesús Rodríguez Zepeda (México) en su libro Estado de Derecho y democracia, no originan el Estado de Derecho, sino que son su expresión y plasmación codificada. En la nuestra no está plasmado.
Tres son los pilares del Estado de Derecho. El primero se refiere a la división de funciones entre los organismos políticos. Deben existir mecanismos de control entre los diferentes órganos del Estado para evitar que todo el poder se centre en una sola persona o en una alianza de personas. Es lo que se conoce en inglés como Check and Balances. El control que ejercen entre las diferentes instituciones evita los abusos.
¿Existen en nuestro país? Difícil de creer cuando el titular de la Corte Constitucional (léase Tribunal Constitucional del siglo XXI) es gran amigo de quienes se encuentran en la función ejecutiva. La Corte Constitucional es la única institución que puede autorizar un juicio contra el Presidente y la dirige alguien que se considera su amigo. Vamos por buen camino.
El segundo se refiere a la ley. Esto es de suma importancia en un Estado de Derecho, los poderes públicos tienen que actuar sometidos a la ley. Esta debe ser general, abstracta y emanar de un proceso de discusión y deliberación de una asamblea de representantes. ¿Dónde está nuestra asamblea de representantes? Tal vez mi memoria me está fallando, pero creo que escogimos a los asambleístas para que redacten una Constitución, no para que legislen. No hemos escogido diputados.
Pero, aunque no los hayamos elegido, ahí están, disfrutando de sus buenos sueldos y sus privilegios, sentados en la Asamblea Nacional (léase Congreso Nacional del siglo XXI) “representándonos” sin legitimidad para ello. Ninguno reclama por no haber sido elegido. ¡Cómo disfrutan estar en el poder!
Las leyes en nuestro país parecen adornos. Algunas más bonitas que otras, pero solo sirven para decorar, no se respetan. Hace tiempo que no se respetan. Donde termina la ley empieza la tiranía, decía con mucha razón John Locke.
El tercero es bastante claro, hay que respetar los derechos y las libertades de los individuos. ¿Se respetan nuestros derechos escogiendo un Congreso con el dedo?, ¿se respetan nuestras libertades apresando a dos personas en Salinas por “ofender” al Presidente de la República?
El Estado de Derecho es necesario en una democracia. Lastimosamente, en nuestro Ecuador no existe lo primero y cada vez menos lo segundo.
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