El nuevo paradigma de Muhammad Yunus
Es una creencia generalizada que la innovación se genera, básicamente, por los adelantos tecnológicos. Por más que eso sea cierto en una gran cantidad de casos, vale la pena rescatar el ejemplo de Muhammad Yunus, que innovó por haber roto innumerables paradigmas del sector bancario, para crear el Grameen Bank o banco de los pobres.
Un banco presta dinero a quienes ya tienen dinero o activos; el que toma el crédito debe tener un trabajo, un sueldo y, además, presentar las correspondientes garantías. En el Grameen Bank, el que toma el crédito es el que no tiene nada en términos de bienes o dinero. Ni siquiera una garantía. Sólo necesita presentar una idea de negocio.
En un banco convencional, la mayor parte de los créditos se destina a los hombres, que son los que tienen trabajo. En el Grameen Bank, el 97 por ciento es para mujeres; algo que parece increíble en una sociedad como la de Bangladesh, donde al principio las mujeres no querían ni tocar el dinero. Pero Yunus y su Grameen Bank rompieron también ese paradigma.
En un banco convencional, los montos de los préstamos son de miles o decenas o centenas de miles de pesos. En el Grameen Bank, lo frecuente es que sean el equivalente a unos pocos cientos de pesos.
En un banco convencional, el crédito es individual. En el Grameen Bank, aunque los créditos son individuales, no se discuten con el oficial de crédito, sino en grupos de cuatro o cinco clientes del banco, que comentan y aconsejan al que quiere acceder a un préstamo.
En un banco convencional, los negocios se hacen en la sede de la entidad. En el Grameen Bank, se hacen en las casas de la gente, donde va el empleado del banco a recolectar el pago semanal.
En un banco convencional se firman contratos armados por un ejército de abogados, con innumerables párrafos de letra chica . En el Grameen Bank no se firman contratos ni tienen abogados.
Habiendo roto todos los paradigmas de "cómo manejar eficazmente un negocio bancario", el Grameen Bank tiene, paradójicamente, el menor porcentaje de créditos incobrables del mundo: apenas un 2 por ciento, contra porcentajes mucho más altos de un banco convencional.
Pero, como buen innovador, Yunus sigue rompiendo paradigmas. Pregona la creación de "empresas sociales" para canalizar el aspecto altruista del ser humano. En esas empresas, con los mismos principios de gestión que las compañías cuyo objetivo es maximizar beneficios, el objeto del negocio es algo que contribuya a un bien social -firmas que producen yogur con nutrientes, como Grameen Danone, para eliminar la desnutrición infantil, por ejemplo-, y los beneficios son permanentemente reinvertidos.
El Grameen Bank ya ha cumplido 30 años; sus primeros clientes, gracias a los microcréditos que recibieron, dejaron atrás la pobreza extrema y sus hijos han podido asistir a la escuela; algunos, incluso a la Universidad. Cuando Yunus habla con esos jóvenes, vuelve a romper paradigmas con sus consejos: "No busquen trabajo, creen trabajo. Inventen empresas".
Y usted, ¿qué paradigma intenta romper esta semana?
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