La reflexión, un refugio ante el actual exceso de comunicación
CIUDAD DE MEXICO.- Se puede hablar bien una lengua. Pero ¿para decir qué?
Nada más insustancial y torpe que las conversaciones que se oyen en las salas de espera de los aeropuertos. Cuando la gente comienza, en su neurosis, a jugar en las manos con los teléfonos celulares, sabemos para qué prepararnos. Es como el anuncio más moderno -más audible, claro-, pero de igual rango urbano, de que alguien se dispone a mascar chicles con desafuero. Asombra la cantidad de gente que ignora cómo aprovechar el tiempo asistida por una buena lectura o por la vitalidad introspectiva del silencio reflexivo.
Llevaba horas en una de aquellas salas del aeropuerto local. La crisis económica y financiera en la que se desbarranca España había dejado todavía a salvo, por lo que tronaba en el espacio, a tres jóvenes españoles que ponían al alcance de todo el mundo las vulgaridades que estaban dispuestos a decirse con personas del otro lado del planeta. Las llamaban a Europa a raíz de la invención, sin duda genial, de esos teléfonos celulares que han de haber ardido con el uso despiadado que se hacía de ellos. Ardían los oídos, más interesados en otros asuntos, de quienes compartían el mismo cubículo del aeropuerto. Y arderán, al final de todo, los bolsillos de quienes terminen pagando las cuentas de las compañías telefónicas.
Se puede encadenar el artículo al verbo y éste, al predicado, pero ¡cuánta banalidad, cuánta majadería, la de esos jóvenes ejecutivos que andan, con mucha resolución y poca reflexión, por este mundo globalizado y que, por eso mismo, es lo que es! ¿No eran, acaso, especímenes de la casta que, desde los grandes centros financieros y sus mesas de dinero, han hecho temblar al mundo con una cuota bastante mayor aún de tonterías y desenfrenos?
Resistí la tentación de compensar la ligereza de esos parlanchines. Había imaginado alguna ocurrencia que sirviera para determinar que estábamos en las antípodas sobre lo que suponen para cada uno las reglas de la convivencia aun más ocasional. En otras caras atribuladas creí percibir elucubraciones por el estilo, mientras en mis manos daba vueltas a una agenda de apuntes que llevaba en tren de revisión. Me había acompañado durante una semana de exposiciones individuales y debates realizados en México en homenaje de los 80 años de un escritor eminente: Carlos Fuentes.
Tertulia imaginaria
Al recorrer las páginas de esa libreta, aparecieron nombres reconocibles de la política y de la literatura, tanto de Europa como de América. Habían hablado en ámbitos diferentes sobre temas múltiples, desde el arte de gobernar al arte de la novela y de la crítica. ¿Por qué no pedir un breve silencio, pensé, y suscitar una tertulia en la que rodaran ideas como las que siguen? Así, entre todos, podríamos barrer al menos con la polución auditiva, que daña y nada construye:
Ricardo Lagos, ex presidente de Chile: "Toma toda la vida llegar a ser un hombre universal. No se busca, se llega.
"El fundamentalismo de mercado reniega de las instituciones políticas, pero las llama cuando se trata de socializar las pérdidas.
"La libertad no debe sacrificarse en nombre del orden; tampoco al revés."
Carlos Fuentes, autor de La muerte de Artemio Cruz : "No hay educación universitaria válida si no se encamina a resolver los problemas de la sociedad: la exclusión, el narcotráfico, el crimen, la impunidad.
"La crítica es un interrogante de lo recibido."
Nélida Piñón, de la Academia de Letras de Brasil: "La fuerza de la literatura se patentiza cuando sus dramas parecen sobrecogernos más que los del vecino observado por la ventana".
Sergio Ramírez, novelista, ex vicepresidente de Nicaragua: "El arte de novelar supone, del otro lado, alguien que se deja seducir, que se deja engañar.
"El oficio de escritor es el mejor, como dijo García Márquez, aunque haya otros más antiguos."
Juan Goytisolo, escritor, premio nacional de las Letras Españolas: "Lo que sólo se apoya en el presente perece con él; por eso, el acierto de libros como Terra Nostra , de Fuentes, que también se ocupa del pasado.
"La limpieza de sangre, la pureza castiza, derrumbó la lengua. Todos somos imperios; todos tenemos la sangre manchada.
"Hay artes mayores: la pintura, la literatura, que sobreviven al autor; hay artes menores: el toreo, la danza, que mueren con el actor."
Tomás Eloy Martínez, periodista y escritor argentino: "En las ficciones somos lo que hemos vivido y lo que no nos atrevimos a ser".
"Las novelas se escriben para reparar la existencia de lo que nunca existió."
Pedro Angel Palau, escritor mexicano: "Nadie ha podido estudiar bien la novela? Las novelas de Cesare Pavese y de Juan Rulfo tratan de lo que no dicen".
Martín Hopenhayn, filósofo, nacido en Estados Unidos y residente en Chile: "La filosofía nace del asombro o del entusiasmo".
Enrique Florescano, historiador mexicano: "El historiador es el especialista de la tribu que dice a sus miembros quiénes son.
"La historia es el estudio de las conductas de acuerdo al tiempo y al lugar; lo demás es política."
Guy Scarpetta, crítico literario francés, autor de Variaciones sobre el erotismo : "La tarea del crítico frente a la proliferación de las letras es diferenciar lo que es arte de lo que es producción en serie".
Gerardo Laveage, escritor y abogado mexicano: "Uno de los químicos que en 1937 obtuvieron el Premio Nobel por trabajos sobre la estructura del ácido ascórbico [la vitamina C] observó que descubrir es ver lo que todos han visto, pero sobre lo que nadie ha pensado.
"Nadie se puede bañar dos veces en un mismo río, hizo notar Heráclito. Pero ¿hay alguien que pueda visitar dos veces la misma ciudad?
"Sin la crítica, sin la provocación, ninguna sociedad se preguntaría adónde quiere ir."
Jorge Hernández, ensayista y poeta mexicano, en la línea de Octavio Paz: "El crítico debe plantearse hasta dónde va a hacer uso del recurso vil de la mala leche.
"Llegué a escuchar de un crítico que una reseña le había salido tan lapidaria, que casi no le dio ganas de leer el libro."
José María Pérez Gay, crítico mexicano: "El poeta se canta a sí mismo, decía Walt Whitman. El crítico, por su parte, se siente cantado a sí mismo en la gran obra".
Sergio Muñoz Bata, editorialista de Los Angeles Times y corresponsal de varios diarios latinoamericanos: "Esta ha sido la primera campaña electoral en la historia de los Estados Unidos en que Internet fue, antes que los diarios, la primera fuente de información para la ciudadanía? Pero el modelo económico de los medios electrónicos no alcanza a despegar.
"No lo digo yo, lo dijo el presidente de Google: si desaparecieran los diarios, la red de redes sería una cloaca repleta de información banal."
Alan Riding, ex corresponsal de The New York Times en México y París: "¿Estamos pasando del arte de informar a la técnica de informar, como pasamos del arte figurativo al arte abstracto y de la música melódica a la música atonal?
"¿Para seducir al lector, es necesario bajar el nivel del diario?
"La vieja prensa era como la Iglesia Católica: ordenaba las relaciones con el poder político. Los sacerdotes, los obispos de la nueva iglesia, todos, se sienten con derecho de hablar? Ahora el lector es rey, no el reportero? El mundo está lleno de información, pero ¿quién la presentará de una manera organizada?"
Beatriz Paredes, presidenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México: "Tenía razón Fuentes: la política es el arte de tragar sapos. Gobernar es atemperar voluntades, intentar equilibrios, no enseñorearse en las contradicciones, administrar con pulcritud los recursos públicos".
Tendencia incipiente
En la libreta de reportero había más, pero se iba el avión. La juventud ibérica había seguido como si nada consumiendo minutos de línea telefónica y, para colmo, un argentino se había sumado al incordio. Perseveraba, él también a los gritos, en poner en conocimiento público, a punta de la misma pistola electrónica de aquellos otros, lo que se proponía hacer este verano en Miami.
No se proponía nada del otro mundo, pero tal vez terminó por convencernos de que lo peor no ha llegado aún. Sobre esto podrían anticipar impresiones quienes han viajado ya en líneas aéreas que han comenzado a experimentar con la habilitación del uso de celulares a bordo.
No creo que las almohadas les hayan servido para dormir.
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