Ecuador: 10 años de paz con el Perú
Por Manuel Chiriboga V.
El Universo
El día domingo celebramos diez años de paz con Perú, un aniversario que debe ser recordado por todos, pues marca un momento de quiebre para nosotros como sociedad y país. Principalmente porque el haber cerrado ese conflicto, casi constitutivo de nosotros como nación, pudimos comenzar a vernos hacia adentro como país y escarbar nuestras raíces de lo que somos y lo que podemos ser.
Hasta entonces nuestra idea misma como nación se definía en negativo, en contra del Perú. Un seminario reciente de Flacso permitió evaluar los resultados de estos diez años.
De hecho, el Acuerdo de Brasilia incluyó varios convenios en torno a materias tan distintas como Comercio y Navegación, Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad, Aceleración o Profundización del Comercio, electrificación, pesca e infraestructura de servicios y productiva. Se buscaba lanzar una nueva etapa de relacionamiento y cooperación entre nuestros países, permitiendo el desarrollo económico y social e involucrando a los principales actores de las zonas fronterizas, sus autoridades y entidades representativas. ¿Logró la paz algo más que cerrar la frontera?
La respuesta a esta pregunta es claramente sí, especialmente si evaluamos lo acontecido en tres ámbitos: comercio, inversiones e integración fronteriza. Obviamente estos son apenas tres aspectos, hay otros más, como el excelente clima de confianza entre nuestros dos gobiernos, como lo atestigua la reunión de presidentes y gabinetes ministeriales en Machala. Hay otros aspectos, relacionados a navegación con muy reducido avance, pero en general la paz tiene a mi juicio réditos de desarrollo indudables.
En el campo comercial el volumen del comercio se septuplicó entre 1997 y 2007 y se diversificó, pasamos de 342 partidas a 1.142 partidas exportadas. Es adicionalmente un comercio claramente favorable a Ecuador, vendemos más de cuatro veces lo que ellos lo hacen. Claro está, petróleo pesa mucho, pero el comercio no petrolero es importante y se ha duplicado en este tiempo. El contenido de este comercio es de alto valor agregado, compuesto por mucho bien manufacturado. El comercio agrícola es más bien pequeño.
En cuanto a inversiones, el flujo ha sido claramente favorable a Perú, donde en los últimos cinco años empresas ecuatorianas han invertido un promedio de 50 millones de dólares anuales, aun cuando hay quien considera que está subestimada. Estas inversiones cubren sectores como el financiero, la construcción, comercio y servicios y manufacturas. No es que las empresas ecuatorianas abandonan Ecuador, sino que crecen con nuevas plantas en el país vecino. De ello vale relevar las inversiones ecuatorianas en torno a la zona fronteriza de Paita.
Finalmente, es importante señalar el efecto que la paz tuvo en la dinamización de las economías de Loja y El Oro. Según la Cámara de Comercio de Perú el comercio informal de pequeña escala puede significar unos 400 millones de dólares anuales. Ello se ha facilitado por la celebración anual de ferias comerciales a los dos lados de la frontera, promovidas por los gremios locales y la creación de redes comerciales dinámicas.
Una observación que merece sin embargo una reflexión es que los flujos de comercio, inversión y aun de dinámicas económicas fronterizas claramente tiene una dirección hacia Perú. El crecimiento de su economía es el que jalona la actividad económica, pero ello no es una consecuencia de la Paz, sino de los ambientes de negocios en cada país. Ello requiere otra reflexión.
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