«El gran destructor»
Por Carolina Jaimes Branger
Correo del Caroní
En los últimos días, en particular en los medios de comunicación de los países desarrollados y en los medios desarrollados de los países subdesarrollados -ésos en los que las noticias importantes se toman en cuenta para las primeras planas, en vez de estar llenas de cuentos de supuestos magnicidios, hipotéticos golpes de estado e imaginarias conspiraciones- hemos leído sobre el Gran Colisionador de Hadrones, conocido también por sus siglas en inglés, LHC, que intenta, entre otras cosas, recrear de manera experimental las condiciones del universo en las milésimas de segundo que sucedieron justo después del Big Bang. También busca demostrar la existencia del llamado bosón de Higgs, una partícula inestable calificada de «divina» que permitiría explicar el origen de la materia. Palabras mayores de la física de las partículas.
Hubo temor en ciertos ámbitos de la comunidad científica de que cuando se reprodujera la explosión ocurriera la explosión que significara la destrucción total de la humanidad: el fin del mundo, en otras palabras. Pero los científicos, entre los cuales está el venezolano Luis Núñez, Director del Centro Nacional de Cálculo Científico de la ULA, estaban seguros de que esa eventualidad no ocurriría… y de hecho, no ocurrió.
Y es que la destrucción total no necesariamente tiene que ver con una explosión causada por la ciencia. Tampoco con terremotos, maremotos, incendios o avalanchas. Hay recetas para destruir que son quizás más lentas, pero más seguras de tener éxito. Por ejemplo, una revolución. Peor si la revolución es comunista. La revolución cubana dio al traste con uno de los gobiernos más corruptos que haya tenido la isla caribeña, el de Batista, pero a la vez detuvo el desarrollo que traía Cuba a pesar de sus gobiernos. Todos conocemos las restricciones, las vicisitudes y los sufrimientos que ha padecido el pueblo cubano.
Podemos hablar también de la revolución china, que produjo 65 millones de muertos y era supuestamente «una revolución cultural». Y de los 20 millones de muertos de la revolución soviética. O de los 2 millones de Corea del Norte. O de la revolución de Pol Pot en Camboya, que diezmó a la tercera parte de la población… Y la destrucción material que acompañó a estas revoluciones… ¡ni hablar!
Aquí en Venezuela, sin los millones de muertos, gracias a Dios y por ahora, presenciamos cómo una revolución «socialista» está literalmente destrozando el país. No es que lo de antes fuera perfecto, ¡no, lejos de la perfección!… pero hay cosas peores que otras, y los últimos diez años han sido peores que cualesquiera de los otros años de la historia venezolana del siglo XX. Tal vez la comparación es válida con la crisis que vivió el país en el siglo XIX, en la época de la preguerra Federal y en la desolación que la siguió. Hemos retrocedido ciento cincuenta años.
Aquí el gobierno y los gobierneros insultan al «imperio» (los Estados Unidos). Buscan un agente externo a quien culpar de su ineficiencia, de su ineptitud, de su corrupción. Los califican de expansionistas, entrometidos, violadores de soberanías, asesinos y otros cuantos epítetos descalificadores. Sin embargo, es válido preguntarse, al menos yo me pregunto, cómo hubieran manejado los Estados Unidos los miles de millones de dólares que han entrado en esta década en Venezuela por concepto de la venta de petróleo. De seguro que no existiría la miseria rampante que vemos a nuestro alrededor. De seguro habría obras importantes que beneficiarían a centenares de miles de personas. Los sectores de educación y la salud vivirían sus mejores momentos. Digan lo que digan, los pobres del «imperio» serían clase media en nuestro país. Y la seguridad, ni hablar… en Venezuela han muerto más personas a manos del hampa en los últimos años, que soldados y civiles de ambos bandos en el Medio Oriente…
Porque lo que causa destrucción no son los «grandes colisionadores» sino «los grandes destructores».
PD: Un mensaje en singular: Ambassador Duddy, my apollogies.Not all Venezuelans are like our President…
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