La amenaza real de China
Por Robert Samuelson
Siglo XXI
¿Superará China a Estados Unidos como la mayor economía mundial?
Por sí misma, una China más rica no hace que Estados Unidos sea más pobre
Obsesionados con los ranquin, los norteamericanos están destinados a ver las Olimpidas de Beijíng como la metáfora de una pregunta mucho más amplia y perturbadora. ¿Superará China a Estados Unidos como la mayor economía mundial? Bueno, dejen de preocuparse. Casi con certeza, lo hará.
La economía china representa ahora sólo un cuarto del tamaño de la economía norteamericana, de $14 billones, pero dadas las tasas de crecimiento plausibles en ambos países, la producción de China sobrepasará a la de Estados Unidos en la década de 2020, según proyecta Goldman Sachs. Pero se trata del temor equivocado. Por sí misma, una China más rica no hace que Estados Unidos sea más pobre. En verdad, porque hay tantos más chinos que norteamericanos, el estándar de vida promedio chino podría ir a la zaga del nuestro indefinidamente. Según las proyecciones de Goldman, el ingreso promedio norteamericano representará aun el doble del chino en 2050.
La verdadera amenaza de China yace en otra parte. Consiste en que China desestabilizará la economía mundial. Distorsionará el comercio, promoverá enormes desequilibrios financieros y provocará una intensa competencia por escasas materias primas. No es un asunto nimio.
Estados Unidos definió sus intereses como la promoción de la prosperidad de sus aliados. Los objetivos eran combatir el comunismo e impedir otra Gran Depresión. Los países realizaban concesiones comerciales mutuas. No manipulaban sus monedas para ganar ventajas. Las materias primas estaban disponibles sin precios discriminatorios. Estas normas se respetaban en su mayor parte, aunque algunos países no las observaban.
Las metas políticas de China son diferentes. El alto crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo intentan elevar el estándar de vida y absorber la enorme migración rural a las ciudades en expansión. Al principio, China persiguió sus ambiciones dentro del marco global existente. En verdad, Estados Unidos apoyó la participación de China como miembro de la OMC en 2001. Pero a medida que se va enriqueciendo, China ignora cada vez más las viejas normas. Sustenta una política comercial depredadora al mantener su moneda, el renminbi, a niveles artificialmente bajos. Ello estimula el crecimiento impulsado por las exportaciones. De 2000 a 2007, el excedente de cuenta corriente de China creció, pasando a representar del 1.7% del PIB al 11.1%.
A continuación, China se esfuerza por asegurarse materias primas esenciales: petróleo, gas natural, cobre.
Si otros países sufren, qué importa. Tanto Estados Unidos como China tienen intereses propios. Pero Estados Unidos ha visto una economía global próspera como medio de expandir su poder, mientras China ve la economía global como un medio para promover la estabilidad nacional.
La economía mundial enfrenta otras amenazas: interrupciones de petróleo catastróficas; flujos de dinero que causan trastornos. Pero la división sino-americana presenta un dilema para el próximo Presidente. Si no hacemos nada, el nacionalismo económico de China podría debilitar la economía mundial —pero si tomamos represalias, volviéndonos más nacionalistas, podríamos hacer lo mismo. La globalización significa independencia; las naciones importantes ignoran ese hecho por su cuenta y riesgo.
(c) 2008, The Washington Post Writers Group
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