¿Más allá del espectáculo?
Por Lourdes Heredia
BBC Mundo
Denver – Miles de miembros del Partido Demócrata de Estados Unidos se disponen a iniciar la convención que va a nominar a Barack Obama como aspirante presidencial de esa organización política.
El discurso final de Obama, previsto para el jueves en un estadio deportivo, constituirá uno de los puntos centrales del encuentro, aunque este lunes la esposa del senador, Michelle Obama, será la principal oradora de la convención.
Tanto el encuentro de los demócratas como el de los republicanos -que se inicia la semana próxima- batirán récords en costo y participantes.
Sin embargo, hace meses que sabemos que los nominados serán Barack Obama, del lado demócrata y John McCain, del lado republicano. Entonces, ¿cuál es el propósito de esta especie de olimpiadas políticas para nominar oficialmente al candidato que se disputará la Casa Blanca el cuatro de noviembre próximo?
Su organización es tan complicada que muchos las comparan con el acontecimiento deportivo más importante del país, la final de fútbol americano o “Super Tazón”, sin el juego o el sudor, pero con ese toque de fantasía que acapara la atención de todos los medios de prensa durante varios días.
El objetivo es mostrar a las joyas: Barack Obama y John McCain bajo la mejor luz posible.
“Se trata de una gran ejercicio propagandístico. Es la oportunidad de los partidos para mostrar a su candidato, sin pagar en comerciales de televisión”, señaló a BBC Mundo, Stephen Weissman experto del Instituto sobre la Financiación de las Campañas (CFI, por sus siglas en inglés).
La coreografía además tiene que ser perfecta, el guión se ha ensayado minuto a minuto, con una combinación de la tecnología más avanzada y los mejores efectos de producción con música, luces y globos.
Cuando algo sale mal, los organizadores tiemblan.
Todavía recuerdo la voz desesperada del maestro de ceremonias (sólo se escuchaba en algunos canales de televisión) cuando los globos cayeron demasiado lento a la hora que salió al escenario John Kerry, entonces candidato demócrata.
Plataforma
Algunos, sin embargo, aseguran que las convenciones van más allá de un previsible espectáculo porque son una oportunidad única de reunir en una sola ciudad a todos los delegados y ponerse de acuerdo en lo que será la plataforma del partido.
“Es verdad que se han convertido en un espectáculo y ya no tienen el objetivo con el que nacieron, que era elegir al candidato, pero tienen ahora otro tipo de función”, señaló a BBC Mundo William Shaffer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Purdue.
Shaffer explicó que la razón para el cambio es producto de una reforma electoral de principios de 1900, cuando comenzaron las elecciones primarias, con el fin de hacer el proceso más democrático.
En 1960 se logró el punto de no retorno cuando John F. Kennedy fue elegido gracias al apoyo de los votos populares que consiguió, aunque su rival tenía el apoyo de los líderes del partido (que ahora se les conoce como “super delegados”).
“La gente estaba cansada deque los líderes escogieran al candidato sin que hubiera una participación más democrática. Es por eso que se iniciaron los caucus y las primarias, para que todo los miembros del partido en el país pudieran dar su opinión”, enfatizó.
Frente de unidad
Por supuesto, este ejercicio “democrático” tiene sus riesgos y el mayor temor de los partidos es mostrar un frente de desunión en lugar de aparecer como una fuerza que inspira a todos por igual.
En este sentido, la batalla entre Hillary Clinton y Obama hace temblar a los líderes demócratas.
El espectáculo de una lucha fraticida entre la ex primera dama y el senador de Illinois en plena convención es lo último que quieren los organizadores.
Clinton ha insistido en que su nombre figure en las boletas de la convención, pero esperan que sea sólo un gesto simbólico y no pida ese día una votación pública de delegados, lo que pondría en evidencia que Obama sólo ganó con muy poco margen.
Los republicanos tampoco se han salvado de divisiones en esta convención y aunque no hablan con los medios con la misma virulencia con que lo hacen los seguidores de Clinton, en la cancha republicana hay muchos conservadores que no gustan de John McCain, famoso por no seguir siempre la línea del partido y calificado por muchos como “liberal”.
Un imán para todos
Pero además de alinear el mensaje de demócratas o republicanos, y darlo a conocer, las convenciones también son un imán de todos aquellos que quieren hacerse escuchar por los próximos posibles huéspedes de la Casa Blanca.
El cuatro de noviembre, además, no sólo se elige al presidente, sino también a una parte importante de legisladores federales y estatales, quienes podrán acelerar o enterrar propuestas legislativas.
Por eso todo tipo de grupos llegarán a Denver y luego a St. Paul.
Activistas que luchan por la paz, veteranos, grupos anti-inmigrantes, pro-inmigrantes, defensores del aborto, conservadores, religiosos, anarquistas; la relación es interminable.
Todos ellos están planeando protestas y las medidas de seguridad serán extremas. La policía incluso habilitó una almacén que ha sido bautizado por algunos manifestantes como el “Guantánamo sobre el Platte” (el río que cruza la ciudad).
Pero llegar a la ciudad no será suficiente para poder estar cerca de los delegados y futuros funcionarios o legisladores.
El acceso es limitado y sólo algunos privilegiados logran estar en el centro de la gran burbuja.
Según Stephen Weissman, el experto del Instituto sobre la Financiación de las Campañas, el acceso se logra muchas veces a través de contribuciones.
Dinero y tradición
“La convenciones costarán cada una US$60 millones y gran parte del dinero se ha logrado recaudar con contribuciones. ¿De quiénes? De grandes empresas y grupos de interés. Algunas compañías han donado hasta US$6 millones de dólares”, explicó el experto.
Microsoft, AT&T, United Airlines, Google, General Motors, son algunos de los contribuyentes oficiales, pero no son los únicos que han dado generosas donaciones.
Weissman enfatiza en que estas empresas otorgan este tipo de contribuciones a los partidos políticos, aunque supuestamente está prohibido.
“Utilizan un vacío en la legislación que permite colaborar con las convenciones a través de un ‘comité anfitrión’, que puede aceptar todo el dinero sin que sea contrario a las reglas de la Comisión Electoral Federal, y sin ningún límite. Lo más triste es que este dinero, aunque sea un regalo, siempre tiene un precio”, agregó a la BBC.
La publicación de lo que donan las corporaciones no se exige hasta que hayan pasado 60 días tras cada convención, con lo que es difícil que los candidatos sean cuestionados por recibir dinero de grandes empresas.
En este sentido, la credibilidad de Obama tendría mucho que perder, ya que dijo que no aceptaría dinero de grupos de interés, o grupos de cabildeo para financiar su campaña.
Los partidos, sin embargo, no están dispuestos a debatir sobre estas críticas y menos en la campaña electoral.
Tanto demócratas como republicanos insisten en que las convenciones son una tradición y esperan, eso sí, que les de el impulso que necesitan para el último tramo en la batalla por la Casa Blanca.
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