Colombia: Un alivio para los empresarios
Por Francisco Reyes Villamizar
Portafolo
Ya es hora de facilitarle la vida a los empresarios. Todos nos quejamos de la insoportable carga burocrática que hay que soportar con resignación, pero muy pocos están haciendo algo para superarla. Nuestra herencia colonial comprende un extenso legado patrimonialista que incluye formalismos de toda índole, pruebas escritas para acreditarlo todo, múltiples modalidades de registro y notarios públicos para cualquier cosa. Para crear empresas y compañías, hemos mantenido y actualizado todas estas prácticas medievales mediante autenticaciones, requisitos y formalidades inútiles y toda clase de engorrosos trámites burocráticos, solemnidades y prohibiciones que dificultan la actividad de los empresarios y, constituyen horror para los inversionistas extranjeros.
Que bueno que la senadora Gina Parody haya presentado el proyecto de ley que crea las sociedades por acciones simplificadas para el Archipiélago de San Andrés y Providencia. Si el Congreso lo aprueba, Colombia se pondrá a la vanguardia al adoptar normas modernas, que responden a las necesidades de los empresarios de hoy y no a los caprichos dogmáticos de una legislación comercial anacrónica.
Las estadísticas sobre informalidad en América Latina son asombrosas. Se afirma que más de la mitad de los negocios funcionan en condiciones más o menos informales. Aparte del evidente perjuicio para el fisco y los trabajadores, son los propios empresarios informales quienes más sufren, pues no tienen acceso a las condiciones básicas de obtención de recursos en el mercado financiero o de acceso mínimo a la justicia. El rígido sistema de las sociedades que existe en Colombia también tiene parte de la culpa, al computar los costos y barreras de entrada que un empresario debe asumir para poder actuar formalmente.
Por fortuna, en el proyecto de ley se superan conceptos anticuados -como el que exige más de una persona para crear una sociedad- y debilita algunas de las instituciones que más obstruyen las prácticas empresariales, como la revisoría fiscal obligatoria, la notarización de documentos y la necesidad de presentarse en oficinas públicas y cámaras de comercio. Este solo propósito justificaría la iniciativa. Ahorrarle al ciudadano las eternas colas y la displicencia de funcionarios públicos y privados sería una de las mayores contribuciones del proyecto. Y lograr este avance colosal es hoy cosa de niños. Basta poner al día la plataforma tecnológica de las cámaras de comercio para permitir que los usuarios puedan cumplir los trámites y acceder a los certificados ‘en línea’. Una simple combinación de algoritmos permite que cada certificado electrónico que se obtenga sea único y auténtico (sin necesidad de sellos, notarios y firmas). Como es normal dentro de las tendencias más avanzadas, la sociedad por acciones simplificada del archipiélago podrá constituirse y funcionar con un solo accionista, crearse por documento privado, tener actividades múltiples o indeterminadas, plazo de duración indefinida y prescindir de órganos burocráticos inútiles.
El proyecto de ley es la continuación de los esfuerzos legislativos para introducir en Colombia la sociedad por acciones simplificada, una forma de compañía utilísima por su inmensa flexibilidad. No es solo la sencillez de los trámites de constitución lo que caracteriza a estas nuevas regulaciones. También se hace patente en ellas el obvio interés en facilitar la actividad de los empresarios, al reducir de modo significativo muchos de los obstáculos que aún rigen entre nosotros, mediante normas de admirable sensatez. Es precisamente esta flexibilidad la que hace a la Sociedad por Acciones Simplificada muy propicia para negocios familiares o para otros emprendimientos tanto de pequeñas dimensiones como para las grandes empresas. Se trata de formas multifuncionales que pueden adaptarse a cualquier negocio y que, por tanto, reemplazan a todas las especies de sociedades que existen hoy.
Ojalá que la iniciativa de la Senadora prospere, y que no sea boicoteada o desfigurada con micos legislativos y otros desastres de esa laya. En un país repleto de leyes inútiles que diariamente prueban su ineficacia en todos los ámbitos de la vida nacional, la creación de una herramienta práctica como la sociedad por acciones simplificada del archipiélago sería una rareza legislativa, digna de promoverse.
Francisco Reyes Villamizar es Profesor en la Louisiana State University
- 15 de agosto, 2022
- 12 de julio, 2025
- 15 de diciembre, 2010
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