Cruzando Charlotte Avenue
Por Fernando Reboredo
La Nación
OAK RIDGE, Tennessee. En 1997, Nashville era aún una ciudad dividida. La secretaria del departamento de Física de la universidad de Vanderbilt, una rubia de ojos azules llamada Donna, con sutileza y diplomacia sureñas me recomendó que no cruzara al norte de la avenida Charlotte, porque era peligroso para los hispanos. Charlotte divide al Sur los barrios blancos, de clase media y alta, de los barrios pobres, al Norte.
Nashville es la capital de Tennessee, el más norteño de los estados confederados que, en 1861, se alzaron contra el presidente Abraham Lincoln en una guerra civil que costó más de un millón de vidas, sumando civiles y militares.
Los barrios al norte de Charlotte son barrios mayoritariamente negros. Aunque, si estuviese escribiendo en inglés, no usaría esa palabra. Todos los argentinos le decimos a alguien cariñosamente “negro”. En cambio, en las veredas de la calle Charlotte, “negro” tiene tonos de esclavitud y discriminación. Con esa palabra se prohibía entrar a los negocios, se separaba a los niños en las escuelas y se obligaba a levantarse a las señoras en los ómnibus para dejar el lugar a un ” white “. Es la palabra que usaba el Ku Klux Klan. Por lo tanto hoy “negro”, en inglés, ha dejado de ser un color.
Vivíamos en un departamento al Sur, en White Bridge Rd. Cuando mi mujer comenzó a trabajar buscamos una guardería para nuestro hijo de un año. Había una muy próxima, pero teníamos que esperar dos semanas. Había otra más lejos, apenas cruzando Charlotte Ave. El primer día, mi mujer dejó a mi hijo muy preocupada. “Las maestras no lo abrazaron”, me dijo con lágrimas en los ojos. “Son norteamericanas”, dije no muy convencido. En toda la guardería el único “blanco” era Pablo.
Dos semanas más tarde cambiamos a Pablo a la guardería de White Bridge. Allí, en cambio, Pablo era el único “hispano”, todos los demás eran ” whites “. Como Pablo salía con arañazos de la guardería de White Bridge, decidimos volver a Charlotte.
El 1865, la guerra civil terminó con la esclavitud. Pero la aristocracia blanca, si bien perdió la guerra, no perdió poder político.
La primera reunión del KKK fue en 1866, en Pulaski, Tennessee. Un año más tarde, una organización de clanes locales fue establecida en Nashville. Terminada la guerra, los confederados cerraron filas en el partido demócrata -opuesto al partido republicano de Lincoln- y fueron fuertes por cien años.
Durante la Segunda Guerra Mundial se construyó una ciudad secreta, al este de Tennessee. Antes de dedicarse a actividades pacíficas, en Oak Ridge se obtuvieron las primeras muestras de plutonio para el proyecto Manhattan. Los habitantes y obreros del laboratorio secreto, llegados de todo el país, tenían otra opinión con respecto a los problemas raciales locales. En 1956, la vecina ciudad de Clinton fue la primera en cumplir la orden de la Corte Suprema de integrar a estudiantes blancos y negros en las aulas. En 1958, la escuela de Clinton fue dinamitada por activistas de pueblos vecinos. Los estudiantes de Clinton fueron recibidos en Oak Ridge.
En 1964, los demócratas del Norte “traicionaron” a sus pares sureños otorgando a los negros los derechos civiles; entre otros tantos, el voto, que reclamaban. En 1968, el republicano Nixon recibió a los demócratas del Sur “desencantados” en el partido de Lincoln. Mientras el Sur se transformaba en bastión republicano, los nuevos votantes se volcaron al Partido Demócrata.
Un 4 de abril de 1968, en las riberas del Mississippi, en la ciudad de Memphis, al oeste de Tennessee, fue asesinado el reverendo Martin Luther King, líder del movimiento a los derechos civiles.
Para el cumpleaños de King, las maestras de Charlotte me entregaron un papel blanco con su perfil en negro. Abajo se leían palabras tomadas de su discurso mas famoso: ” Yo tengo un sueño llegará el día .. . en que mis niños serán juzgados no por el color de su piel sino por el contenido de su carácter”. A partir de ese día, en la guardería de Charlotte fueron todas sonrisas.
Estados Unidos es un país muy diverso. California o Colorado, donde también hemos vivido, son completamente distintos entre sí social y culturalmente. La elección de Barack Obama como candidato a presidente es un acontecimiento social enorme. Obama es hijo de madre blanca. Su padre trajo de Kenya su color sin el dolor de la esclavitud: lo que no es un detalle menor. Obama es considerado ” black ” por la totalidad de la prensa.
La sociedad, en Estados Unidos, está dividida en muchos más sentidos que el racial. Los partidos se dividen en torno de viejas confrontaciones con respecto al aborto, la pena de muerte, la educación pública o privada, el matrimonio homosexual, la tenencia de armas de fuego y los impuestos para programas sociales.
Como las elecciones son los martes y el voto no es obligatorio, votan, en general, los que tienen posiciones políticas extremas. En la medida en que las noticias de la guerra no sean desastrosas, la elección nacional será decidida por esas viejas confrontaciones y, fundamentalmente, por el estado de la economía.
Los problemas económicos frecuentemente favorecen al partido de oposición. Además, el colapso del sistema de créditos de alto riesgo es visto por muchos como responsabilidad del Partido Republicano, al que se le acusa de haber dejado sin controles el mercado.
En los almuerzos, la cafetería del Laboratorio Nacional de Oak Ridge reúne a científicos de todo el mundo. En sus mesas se juntan todos los colores posibles y las charlas de política son muy interesantes: uno aprende que, a veces, es mucho más fácil ver la calle en el país ajeno que el muro con alambrado en el propio. Los estudiantes, de las universidades locales que nos visitan para su trabajo de verano, se sientan, en cambio, separados por colores.
Quizá Barack Obama, que viene cruzando desde el otro lado de Charlotte, sea juzgado en el resto del país por el contenido de su carácter. Pero aquí, en Tennessee, el sueño de Martin Luther King aún parece lejano.
El autor es investigador científico. Trabaja en laboratorios de Estados Unidos desde 1997
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