Estupidez sin fronteras: Egipto, Bolivia, el gas y los enemigos
Por Matías Zibell
BBC Mundo
Egipto – En septiembre de 2003, miles de bolivianos marcharon contra el gobierno del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada debido al proyecto oficial de exportar gas natural a México y Estados Unidos. En este 2008, un grupo de egipcios quiere seguir el ejemplo.
Además de la preocupación que une a ambos pueblos por el manejo de las reservas de gas natural, ambas protestas tienen como disparador la presencia de un histórico enemigo en la ecuación: en el caso boliviano Chile (por donde debía pasar el gasoducto), en el caso egipcio Israel.
El primero de mayo de este año Egipto comenzó a exportar 1.700 millones de metros cúbicos por año a las plantas de energía de las ciudades israelíes de Tel Aviv y Ashdod a través de un gasoducto que une El Arish, en el norte del Sinaí, con el puerto israelí de Ashkelon.
El acuerdo entre la compañía East Mediterranean Gas (EMG), que tiene capitales israelíes y egipcios y está basada en El Cairo, y la Corporación Eléctrica Israelí, que maneja el estado de ese país, fue firmado a mediados de 2005.
Desde ese entonces, la oposición egipcia liderada por la Hermandad Musulmana ha denunciado la iniciativa como “ilegal e inconstitucional” y ha considerado inmoral venderle gas a Israel cuando ese país escatima combustible a los palestinos en la Franja de Gaza, pero ahora la protesta se ha extendido a otros grupos.
Políticos, abogados e intelectuales egipcios han lanzado una “campaña popular” en contra de esta venta que incluye la recolección de un millón de firmas, simulacros de juicios contra las autoridades del área energética e incluso una demanda judicial contra el presidente del país, el primer ministro y el ministro de Petróleo.
Ni a Israel, ni a nadie
“No tenemos suficientes reservas de gas para nuestro desarrollo futuro, nuestra protesta entonces es por nuestras reservas, por el precio en que estamos vendiendo el gas y porque Israel es un caso especial: psicológicamente nuestra gente no acepta la idea de venderle gas a Israel”, le dijo a BBC Mundo el líder de la campaña en contra de estas exportaciones, Mohamed Anwar Sadat.
Sadat, quien fue legislador y primo del ex presidente Anwar Sadat (el primer líder árabe en firmar la paz con el gobierno israelí), señaló que según los informes de expertos que él maneja, Egipto tiene reservas por 32 trillones de metros cúbicos mientras que el gobierno sostiene que hay entre 72 y 75 trillones.
“Es una gran diferencia, por eso pensamos que uno no puede firmar contratos para exportar gas a España, Francia, Jordania e Israel si uno no sabe cuántas reservas tiene. Entonces llamamos al diálogo, a la consulta con expertos, para estar seguros que no tendremos problemas energéticos en el futuro en nuestras fábricas y nuestras casas”.
Para el abogado constitucionalista Yehia El-Gamal, otro de los participantes en esta campaña, la falta de gas no es una posibilidad futura sino una realidad presente.
“Hasta hoy, muchos pueblos egipcios y la mayoría de los apartamentos en este país no tienen gas. Casas, fábricas, centrales de energía tienen problemas de abastecimiento. Entonces no se debe exportar algo que nosotros necesitamos”, señaló a BBC Mundo.
Precios
Pero la controversia no radica sólo en la cantidad de reservas de gas natural que tiene el país. Otro misterio que nunca ha sido develado es cuánto está pagando Israel por el gas egipcio.
Este dato no ha sido suministrado por las autoridades egipcias pero informes filtrados a la prensa local hablan de valores fijados en el año 2005, mucho antes de que el precio del barril del petróleo rompiera todos los récords en los mercados internacionales.
“Hemos tenido éxito en la renegociación del precio de nuestro gas con algunos países como España y Francia y ahora estamos negociando con Israel”, ha respondido el primer ministro egipcio, Ahmed Nazif, a la agencia estatal de noticias MENA.
Según los organizadores de la campaña contra la exportación de gas, estas declaraciones del Nazif se produjeron gracias a la presión ejercida por los grupos opositores y son la mejor prueba de que el país árabe estaba mal vendiendo sus reservas.
“Si tenemos reservas suficientes como para exportar, entonces tenemos que vender bien, a precio de mercado. No a los actuales precios mientras acá sufrimos problemas sociales y económicos”, dijo Sadat a BBC Mundo.
La explicación oficial
BBC Mundo trató de entrevistar a funcionarios del gobierno pero sólo obtuvo como respuesta un extenso fax con declaraciones oficiales al respecto.
“El precio de exportación de gas a Israel es mayor que su costo de producción por lo que supone una gran fuente de ingresos para Egipto”, dice en una de ellas Ahmed Latif, director de la Compañía Nacional de Gas.
Latif agrega además que “existe un equilibrio entre el gas que se exporta y el que se consume a nivel local, ya que el gas exportado no supera el 30% de las reservas totales”.
Según el director de esta compañía estatal y otros funcionarios del Ministerio de Petróleo, las reservas egipcias han aumentado considerablemente con los años gracias al descubrimiento de nuevos yacimientos.
El gobierno rechaza además que el acuerdo con Israel haya carecido de transparencia y atribuye la falta de divulgación de datos específicos a la confidencialidad propia de los negocios entre compañías.
Fallido primer intento
Los organizadores de la campaña informaron que hasta el momento han recogido 200.000 firmas en contra de la exportación de gas natural al antiguo enemigo de cuatro guerras.
Si el gobierno no toma medidas, ellos amenazan con protestas y sentadas frente al Ministerio de Petróleo, las oficinas de EMG, el gasoducto ubicado en El Arish y embajadas egipcias en el exterior.
Pero es aquí donde las protestas de Bolivia y Egipto por la venta de gas natural se diferencian.
Mientras en el año 2003 la oposición a Gonzalo Sánchez de Lozada movilizó a gran parte del país y terminó no sólo con la iniciativa oficial sino también con el gobierno, la oposición egipcia no está tan organizada.
Cuando la campaña comenzó en mayo pasado, Sadat, El-Gamal y otros habían organizado en el sindicato de abogados un simulacro de juicio contra el ministro de Petróleo, Sameh Fahmi, el director de la Compañía de Gas Egipcia, Ahmed Latif, y el magnate de EMG Hussein Salem.
Pero el acto debió ser cancelado cuando uno de los empleados de limpieza del sindicato desapareció con la llave del salón donde se iba a realizar “el proceso”.
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